GLYNDON—Siento llegar tarde —dice Luke mientras se acerca y me da un beso en los labios. El tacto se siente demasiado diferente al de Hunter, y me obligo a no pensar en nada, mucho menos en él, aunque esta vez me aparto de Luke lo más rápido que puedo, en especial cuando nos encontramos a un par de metros de los padres de Hunter. —No puedes hacer eso —espeto con firmeza. —¿Besar a mi novia? —inquiere con indignación. —Sí, no puedes cuando estamos fingiendo que sostengo una especie de relación con Hunter —levanto la mano mostrándole el anillo que rodea uno de los dedos de mi mano—. ¿Recuerdas? Soy su prometida. En cuanto las palabras brotan de mi garganta, veo la chispa de odio en sus ojos, de rabia contenida, me aparto y meto mi maleta en la cajuela para luego cerrarla, Hunter habla con Davina y desde donde nos encontramos, noto que más que una simple charla, parece más bien una discusión discreta y solo visible para el ojo crítico, como el de su padre. —Aún me parece que es un
GLYNDONHunter se queda callado cuando Davina pide que hablen, lo observo con detenimiento, es como si estuviera en medio de una lucha interna de la que no quiere aceptar cuál es el lado que va ganando. —Glyndon —me dice. —Me voy… —No —él espeta con firmeza. Frunzo el ceño. —Me parece que si, esto solo les compete a los dos, yo iré abajo… —Luke está abajo, seguro que te hará bien pasar tiempo con tu novio —Davina enreda su brazo en el de Hunter, algo que hace que él realice una mueca de desagrado que me es graciosa hasta cierto punto. Él parece darse cuenta y me guiña un ojo. —Amor, hablemos, puede que mejor follemos, mira esa cama —Davina abre los ojos como platos al tiempo que se dirige a la cama en la que iba a dormir Hunter conmigo—. Es tan cómoda. Deja caer su cuerpo, ahora no quiero acostarme ahí, tendrá su esencia y temo que cuando me abrace o haga algo, la recuerde a ella, por lo que reprimo mis ganas de sacarle los sesos y comportarme a la altura de una Wood, de la h
HUNTERCuando despierto, Glyndon no está a mi lado, el miedo me invade, la idea de que se fuera por lo que pasó anoche, hace que me levante de la cama de un solo salto, esto es lo que más me temía, intenté detener mis impulsos sexuales, si bien es cierto que esto jamás me había pasado con Davina, con Glyndon sí, y lo peor es que se siente bien, aunque me desconcierta, entro al cuarto de baño con la esperanza de encontrarla ahí, pero no está, no hay rastro de ella, reviso sus cosas, se ha hecho un cambio de ropa, rápido me visto y bajo, seguro debe estar en la recepción. Los minutos pasan y ruego porque alguno de mis padres esté con ella, no quiero verla cerca ni de Davina y mucho menos de Luke, pero cuando las puertas del elevador se abren de par en par, mis peores pesadillas se hacen realidad al notar que Luke está aplastando sus labios sobre unos que son solo míos. Ella le grita entre besos que la deje en paz, pero no lo hace, mi visión se vuelve roja, por lo que me lanzo encima d
GLYNDONLa mirada de Hunter no me agrada, me aterra, una parte de mí le tiene demasiado miedo, pero otra… solo siente el imperioso deseo de que me bese, haber aceptado mis pensamientos y sentimientos sobre él, ha sido un enorme paso, uno que nunca creí estar dispuesta a dar, mucho menos por alguien como él. El aire se me atasca en la garganta, cada una de las fibras de mi piel se eriza, trago duro al tratar de poner toda la distancia posible entre los dos. —¿Acaso no te enseñaron a no escuchar conversaciones que no te corresponden? —inquiero con cautela. —Me corresponden cuando se trata de ti, Glyndon —espeta con firmeza. —Hunter… —Contesta a la maldita pregunta, ¿pensabas entregarle tu virginidad a Luke? Tensa la mandíbula con tanta fuerza, que incluso la simple acción me parece demasiado dolorosa. —Solo es un himen —respondo con el mismo tono frío con el que suelo tratar a mis pacientes. —¿Solo un himen? —bufa—. Es tu puto himen, tu primera vez. —No es tan importante, solo i
GLYNDONEn cuanto noto que Hunter está a nada de salir junto con la ayuda de cinco de los policías encargados del lugar, mientras que el resto de sus compañeros se encargan de ayudar a la gente de ese lugar, siento que el aire me falta cuando lo veo alejarse sin nada, por alguna extraña razón las piernas se me congelan y me quedo estática, aunque me obligo a moverme, lo alcanzo y tiro de su brazo, no quiero que las cosas se terminen así después de haber tenido el mejor día de mi vida. —Hunter —digo. Él se detiene y la garganta se me encoge al notar cómo su mirada parece demasiado fría y perdida. Me mira por encima del hombro y comienzo a creer que tocarlo ha sido mala idea, ¿qué me pasa? ¿Por qué pienso de este modo? —¿Qué? —espeta con firmeza. —Voy con ustedes —logro articular. Y aunque mi voz no suene tan convincente como otras veces, ya es un buen comienzo el que estoy haciendo. —No, regresa. Intenta darse la vuelta y le detengo. —No sé qué es lo que te pasa, entiendo que e
HUNTEREsto parece ser una maldita pesadilla de la que no puedo despertar, es como vivir una y otra vez el mismo horror del pasado, quiero, por una parte, intentar salir corriendo de esto, tomar a Glyndon de la mano y dejar todo atrás, comenzar de cero, pero es que otra parte de mí, dice que es incorrecto, que no puedo solo abandonar a la persona que ha estado a mi lado en los momentos más difíciles de mi vida, es decir, esto es lo que hay, solo quiero que Davina se encuentre bien. La cabeza me da vueltas, cada uno de mis músculos se contrae, y mientras estoy en la sala de espera, no ayuda mucho el hecho de que Glyndon esté mirándome fijamente delante de mí, el alcohol en mi sistema no termina por desaparecer, ella mantiene su distancia, he sido injusto con ella, localizo sus manos y siento una punzada en el pecho al ni verle el anillo que ella me regresó. —Lo siento —digo en cuanto estamos solos. Ya que Luke se ha ido por un café para ella. —¿Por qué? —me pregunta en un tono tan
HUNTEREn cuanto mi padre escucha las palabras, la rabia lo consume, nunca ha soportado que le lleven la contraria, ahora, mucho menos en esta situación, se supone que todo el matrimonio con Glyndon fue planeado por ellos, para que sus lazos se fortalecieran, al principio estuve de acuerdo, luego, no, quise intentar las cosas con Glyndon y no puede, al final, siempre me di cuenta de que Davina es la única mujer con la que podría estar yo. —Debes estar bromeando —bufa, tratando de mantener la calma, sabe que nos encontramos en un hospital, y hacer un drama innecesario, solo atraería la atención y nos dejaría una mala imagen, algo que seguro no quiere. —No, no es una broma, es algo que será real —espeto con firmeza. —No puedes dejar a Glyndon por alguien como esa —dice de manera despectiva—. ¿Acaso no ves lo que está haciendo? Solo intenta retenerte. —Ella no es así —frunzo el ceño—. La decisión está tomada y no pienso cambiar de opinión. Mi padre se queda callado un par de segundo
GLYNDONRespiro profundo, o al menos eso es lo que he estado intentando desde que me escabullí en la oficina de mi papá, para evitar a toda costa a Hunter, sé, de buena fuente, que me ha estado buscando y la verdad es que no entiendo por qué se empeña en hacerlo, ya no tenemos nada de que hablar, mucho menos temas que tratar, antes era solo por el hecho de la farsa del matrimonio que habían formado nuestros padres, ahora que ha decidido casarse con Davina, no veo razón suficiente como para seguir con esta charada, él pierde el tiempo y me lo hace perder a mí. Los minutos pasan, mi mamá está en una operación dentro del quirófano, mientras que papá solo estaba tratando un asunto legal con sus abogados en la sala de juntas del hospital, estoy a nada de salirme, cuando para mi sorpresa, entran ambos, lo que me deja en un momento incómodo. —Bebé —me abraza mi madre con fuerza—. Siento que casi no nos vemos. —Ambas hemos estado ocupadas. —Pero esa no es excusa para que nos veamos, quier