Los niños corren de un lado a otro mientras sueltan gritos ensordecedores, pero se les ve tan felices jugando entre ellos, apartados de la realidad que los rodea. Viven es su propio mundo inventado por ellos, son inocentes ante la abundante maldad de este mundo. Kyllian busca con la mirada a la pequeña niña de vestido rosa que saborea el chocolate humeante que sostiene con ambas manos. La observa detenidamente, desea encontrar algo que le diga que no es la hija de Kenneth, pero la verdad el gran parecido a su hermano es idéntico, siquiera podría alegar que tiene un poco de Olivia, porque no es así.La voz de Willow lo saca de sus pensamientos. Ladea la cabeza conectando su mirada con la de la chica.—Te iba a contar todo, no era mi intención ocultarte que cuidaba de ella —entrelaza sus manos encima de la mesa, se toma su tiempo para hablar de nuevo—. Me conseguí a Christian en varias ocasiones, y Kelley estaba con él, así que llamó mi atención. Sin embargo solo me pareció casualidad e
Dos días después del encuentro con Kyllian en la cafetería, Willow se había decidido luego de debatir si ir o no a la empresa. Intento llamarle pero caía la contestadora, siquiera le respondía los mensajes de texto y eso la estaba sintiendo culpable por inmiscuirse en un asunto que no le incumbe. Sin embargo el comportamiento que tiene Kyllian es exagerado, no entiende por qué se niega a aceptar a su sobrina, y aunque trate de averiguarlo teme que eso aleje aún más la relación entre ellos. No sabe que pasó en su pasado, y quizá es un tema delicado para él, por ello aún no le ha contado que sucedió aquel día.Va hacia la cocina dónde una entretenida Kelley mira una película infantil. La joven se acerca a la niña asegurándose de que se haya comido todo el desayuno que el ha servido, y efectivamente así fue.—Linda debemos irnos —dice apagando la televisión.—Ohhh no —se queja la pequeña.—Oye, en aquel sitio podrás jugar con amiguitos —emite animándole.—Pero no conozco a nadie, seguro
—Nunca me gustó competir, pero apoyé a mi hermano porque era uno de sus pasatiempos favoritos, fuera de tantas reglas que cumplir y hacerse cargo de la empresa. Sin embargo, Kenneth conoció a Olivia, la hermana de Chris —al pronunciar su nombre traga con fuerza—. Eran la pareja perfecta que los demás creían, ella aún no acababa la universidad por lo que muchas veces no podían verse por estar ocupada estudiando. Aún así Ken hizo todo para pasar tiempo juntos, pero papá le imponía cada vez más reglas que cumplir y él no quería hacer algo que no le llenara. Se sentía vacío, incomprendido por tanto esfuerzo dedicado en mantenerse ocupado en algo que solo le gustaba a mi padre, más no era su sueño. Sin embargo, eso se convirtió en frustración para Kenneth, no quería decepcionarlos aunque al final fue lo que ocurrió.Agacha la cabeza mirando sus zapatos negros, recuerda la expresión en la cara de su padre.—¿Entonces tú también estás haciendo algo que no amas? —indaga la chica mirándolo.—C
La brisa sopla con fuerza, transmitiendo una calma y serenidad al ambiente. Willow camina detrás de Kyllian quién la guía por el bosque que ha empezado a oscurecer, ambos no se dieron cuenta de la hora y decidieron regresar antes que anocheciera. No les toma mucho tiempo llegar al taller, la pequeña al verlos corre a dónde la joven y le muestra un auto de juguete que le ha dado Ethan.—¡Oh, que lindo! —dice agachándose para poder quedar a la altura de la niña—. ¿Te gusta los autos?—Sí, incluso mucho más que las muñecas —confiesa jugando con una de sus trenzas—. Tío Chris dice que soy muy pecu...—Peculiar —termina Kyllian al ver que se le dificulta pronunciar algunas palabras.—Sí, eso —lo mira mostrando los dientes faltantes al sonreír—. ¿También eres peculiar?—Sí, a veces —responde Kyllian.—¿En qué cosas lo eres? —indaga la niña curiosa.—En muchas cosas, por lo menos a la hora de comenzar mi día, suelo nadar antes de desayunar. También uso colores más claros en la ropa que usaré
La lluvia no cesó hasta el día siguiente que salió el sol radiante en el oeste, luego de la tormenta que hubo la noche anterior. Kyllian se despierta al sentir los primeros rayos de luz colarse por las persianas, bosteza mientras se levanta con pereza de la cama, barre su vista en la habitación rosa recordando dónde está. De pronto escucha unos pasos en el pasillo y a los segundos aparece Willow vistiendo una pijama de estampado infantil que la hace lucir como toda una cría. Pero a su jefe no parece importarle verle en esas fachas, pues aún si se colocara un saco le sería igual de preciosa.—Buenos días —cruza la habitación trayendo una bandeja con el desayuno—. Espero te guste, Kelley lo preparó con mucho cariño para ti como agradecimiento de cuidar de ella ayer.La mencionada entra más atrás con un delantal que a simple vista se nota no es de su talla, además está sucio al igual que su carita. Esa escena le causa gracia y al mismo tiempo ternura a Kyllian, pero reprime la sonrisa y
Aparca el auto frente al enorme portón negro, abre la portezuela y baja de el dejando las luces enciendas. Aquel sitio parece abandonado, no has más que un montón de basura ensuciando los alrededores del edificio. Kyllian se adentra a su interior mientras alumbra con la linterna de su móvil, no entiende por qué razón Zachary quiere quedarse con el auto de su hermano, puesto que siquiera tiene derecho a reclamar por algo que no le pertenece. Al cruzar a la izquierda, se encuentra con un hombre de aspecto malo que al verlo le abre la puerta dándole acceso a las escaleras que conducen al estacionamiento.Apenas llega allí y divisa aquella figura masculina que conoce perfectamente de quién es, puede reconocerlo a distancia.—¿Tanto me extrañabas que querías llamar mi atención robando las llaves del auto? —habla con sorna.Zachary se voltea mostrando una sonrisa socarrona en su rostro. Se ha cortado el cabello que antes llevaba más largo en la parte de arriba, además que se ha dejado la ba
El invierno, la estación que la mayoría esperaba con ansias, sobre todo los niños que disfrutaban jugar en la nieve. Las cafeterías se veían abarrotadas de clientes, la mayoría deseando un chocolate caliente para mantener la temperatura corporal debido al clima frío. Willow decidió colocarse el abrigo más grueso que tenía en el armario, además del jersey corto debajo, y el pantalón. Camina por la acera esquivando a varias personas que van y vienen en el trajín de la mañana, al llegar a la cafetería que ha acordado encontrarse con Anneliese, ingresa al local y una camarera la recibe.—Buenos días, he reservado una mesa a mi nombre —explica en la recepción.—¿Cual es su nombre?—Willow Harford —la camarera busca en el ordenador confirmando la reservación.—La llevaré a su mesa —se dirige a la parte del balcón donde la vista al mar es increíble—. ¿Va a ordenar algo?—No, por ahora no —la camarera asiente.—Que disfrute de la velada —le sonríe amable.—Muchas gracias —emite la joven toman
La brisa fría golpea suavemente su rostro, ondeando su cabello cobrizo, cierra los ojos sintiendo el viento fresco. Por un momento logra olvidarse de todo, solo se dedica a disfrutar de ese instante que le transmite serenidad, una completa calma y paz. Luego de haber llorado como nunca antes lo había hecho, Willow decide volver a casa.—¿Segura que no quieres que te lleve? —le pregunta Oliver por cuarta vez.—Sí, tranquilo. Caminaré un rato, el aire fresco me hará bien —alega colocándose el abrigo.—Querrás decir el aire de la Antártida que hace allá fuera, ¿sabe en cuántos grados está la temperatura?—No, pero tampoco me voy a convertir en un cubito de hielo —contesta colocándose el calzado.—Vale, no insistiré más. Si te congelas será tu culpa —la joven rueda los ojos ante la exageración de su amigo.—Eso no pasará, estaré bien —baja las escaleras que conducen a la sala—. Me despides de tu madre, otro día paso con la pequeña traviesa para que la conozcan.—Vale, no dudes en llamarme