Al siguiente día, Kyllian se había despertado temprano, siquiera pudo pegar un ojo en toda la noche, le costó conciliar el sueño, de hecho las pesadillas no le permitieron descansar. Odiaba desvelarse, ya que no lograba concentrarse y se sentía fatigado, sin embargo no le queda de otra que levantarse de la cama para ir al gimnasio a hacer ejercicio. Pero antes revisa su reflejo en el espejo colgado de la pared, el moretón en su mejilla se ha tornado en un enorme hematoma de un tono azul violáceo que pronto pasará a ser amarillo verdoso. Vierte un poco de agua fría en su rostro y cepilla sus dientes para luego encaminarse a la segunda planta.Sin embargo, el timbre suena y confundido de no estar esperando a nadie a esa hora, se dirige a la puerta. Al abrir encuentra a Willow que al verlo sin camisa solo vistiendo unos shorts deportivos, se cubre los ojos soltando las bolsas que traen en manos.—D-disculpe señor, no tenía idea que saldría así —dice titubeante.Kyllian reprime la risa qu
El auto de Kyllian se estaciona frente al edificio donde vive la joven, aunque le había dicho que podía tomar un taxi, su jefe insistió en traerla. Así que a la chica no le quedó más remedio que aceptar, incluso si debía fingir que no le afectaba estar en aquel lujoso auto impregnado de aquel perfume masculino.—Mañana iniciaremos con los diseños de temporada, le diré a Bruno que pase a recogerte —la joven asiente y se despide de su jefe.Al entrar al edificio donde vive se percata de un muchacho de gafas oscuras, este se acerca a la chica con precaución para no asustarla. Aún así Willow se sobresalta al sentir un agarre en su brazo.—Lo siento, no fue mi intención asustarte —dice el muchacho mirándola fijamente.La joven se pone a la defensiva y observa por encima de su hombro buscando alguien que esté cerca, pero las calles están vacías, sin un alma.—¿En qué puedo ayudarle? —se ofrece cortésmente, no quiere ser mala educada, aunque el muchacho desconocido sea extraño para ella por
—¿Qué sucede mamá?—Querido te he extrañado, ¿Vienes hoy a cenar? La señora Campbell ha quedado para vernos junto a su hija, ¿recuerdas a la rubia bella que jugaba contigo de niños? —comienza a parlotear de la mujer en la que se ha convertido ahora y lo hermosa que está—. Cariño, te estaré esperando...—Madre, debo trabajar, no puedo comprometerme a una cena el día de hoy —la interrumpe Kyllian con hastío.—Vale, lo entiendo, solo quería pasar más tiempo contigo, pero ya veo que tú no —dice dramáticamente haciendo que Kyllian ruede los ojos.—De acuerdo, estaré allí después del trabajo. Pero solo será para la cena, tengo muchas cosas que hacer —la señora Susanne aplaude contenta.—Perfecto, preparé tu comida favorita, querido. Besos —cuelga y Kyllian resopla.—¿Quién era? —pregunta Zander cortando los vegetales de su comida.—Mi madre —emite colocando el móvil en la mesa para comenzar a comer—. Quiere que vaya a una cena esta noche con las Campbell.Zander hace una mueca.—Uh, te des
—No, más bien gracias —emite forzando una sonrisa.Al aparcar el auto en la cochera, entran al cálido hogar de Kyllian, las vista de la ciudad se aprecian desde el enorme ventanal al fondo del living.—Si deseas una ducha, adelante. Puedo prestarte ropa —le ofrece señalando la planta alta.—Gracias —sube las escaleras dirigiéndose al baño.Cierra la puerta con pestillo y se despoja del vestido ajustado, quitándose los zapatos de tacón que estaban lastimando sus pies. Entra a la bañera sumergiéndose entre la espuma blanca, el jabón desprende una fragancia que impregna el baño. Se relaja tomándose un poco más de tiempo, sin embargo unos toques en la puerta la sacan de su ensimismamiento.—Pondré la ropa por aquí —ve la sombra de Kyllian tras la corrediza de cristal.—Vale, muchas gracias —expresa sin apartar la vista de la sombra hasta que esta desaparece, y suelta un suspiro.Envuelve su cuerpo en una de las toallas colgadas en la pared, abre la corrediza asegurándose de que no haya na
Al despertarse, la joven barre su mirada en la habitación donde se encuentra, se incorpora y entra al baño a cepillar su dientes. Su reflejo en el espejo es un completo desastre, sobre todo su cabello enmarañado que comienza a peinar con los dedos. De repente se oyen unos golpes en la puerta, antes de abrir se asegura de estar presentable a pesar de haberse recién levantado. Gira el pomo y observa a Kyllian con ropa deportiva, sus ojos recorren el cuerpo de su jefe sin disimulo alguno.—Buenos días, Willow —habla luego de unos segundos.—B-buenos días, señor —imita la joven sin hacer contacto visual con él.—Le he pedido a Bruno que te lleve a tu casa, así podrás cambiarte para ir a la empresa —la chica asiente—. Vale, nos vemos allá entonces.Añade retirándose de la habitación de huéspedes. Willow por otro lado se despoja de la ropa que le prestó Kyllian, y se enfunda nuevamente en el vestido que traía puesto ayer. Dobla el pantalón de mezclilla y la camisa dejándola encima del colch
—Gracias —le dice a la mujer una vez sentados en la mesa.La joven barre su vista por el elegante restaurante, jamás había estado en uno igual. Por la estructura de las lámparas que cuelgan del techo, se nota que es uno de eso sitios visitados por gente adinerada. Nada más al leer el menú le termina de confirmar que así es. Hay un montón de comida extraña y desconocida para la joven que en toda su vida ha probado lo mismo. Y a decir verdad su paladar no es para nada parecido al de este lugar, donde sirven unas porciones tan pequeñas que deben quedar hambrientos.—¿No sirven hamburguesas? —inquiere al camarero que se ha acercado a atenderlos.—No señorita —responde el muchacho.Kyllian al darse cuenta que su asistente no tiene ni idea que pedir, ordena por ambos.—Dos platos de costillas de cerdo en salsa barbacoa, ensalada y un vino blanco, por favor —el camarero anota en la libreta, y se retira.A los pocos minutos, llega Adrien, el socio de Kyllian, viene junto a una mujer de piel m
—La experiencia resulta más placentera cuando no permites que el miedo te domine —emite viéndola de reojo—. Quizá la próxima vez que subas a un avión no sentirás nada, el miedo se esfuma apenas comienzas a hacer algo con frecuencia.Horas más tarde, el avión aterrizó en la pista, los pasajeros se disponen a bajar cargando sus equipajes. Willow que se encuentra dormida en el asiento, se despierta al sentir que zarandean su cuerpo, abre los ojos y nota a Kyllian de pie mientras la observa.—¿Eh? —se estira y bosteza aún con sueño.—Ya llegamos —anuncia sacando sus valijas del compartimiento superior—. Dormiste más de dos horas, tus ronquidos fueron escudados hasta por los copilotos en la cabina.Bromea haciendo que la chica se sonroje apenada, se levanta y saca su maleta.—¿Y los demás? —pregunta a no divisar al resto.—Fueron al hotel, según Zander tenía mucho trabajo por hacer y no podía perder más tiempo —bajan las escaleras y Kyllian se coloca las gafas oscuras para que el sol no le
Willow se acerca a la barra para pedir otra piña colada, el bartender lo prepara y se lo entrega a los pocos minutos. Megan se acerca a la joven, el vestido rojo que lleva puesto se ciñe a sus curvas, resaltando su cabellera rojiza que contrasta con lo pálida de su piel. Por otro lado, Willow optó por un vestido azul celeste con vuelos en la parte superior y un poco más suelto abajo en el dobladillo. Se ha maquillado sencillo de manera que se vea natural e hizo unas leves ondas en su cabello cobrizo. La verdad es no nada mal, y su jefe lo nota al percatarse de lo diferente que luce su asistente. Camina a la zona de arriba del club, y espera que Zander termine de hablar con un conocido de ambos que se acerca a saludar a Kyllian.—Tiempo sin verte —dice sentándose en la silla.—Lo mismo digo, ¿Cuando regresaste? — pregunta Kyllian al moreno llamado Spencer.—La semana pasada, vine por negocios pero debo irme el sábado —informa agarrando una copa de margarita que le ofrece el camarero.—