Capítulo94
Saboreó una bocanada de sangre en la boca e inmediatamente corrió al baño para escupirla. Miró hacia abajo y se dio cuenta que la sangre era negra.

Dejó correr el agua y se lavó. Luego levantó la mano y se limpió la sangre de la comisura de los labios.

Había llovido mucho ese día y estaba enojada a causa de aquellas dos personas, pero sabía que nada de eso era la causa de ese vómito, sino su tristeza.

Julieta tomó un analgésico. Luego puso el frasco de medicina en su bolso y lo cargó en su espalda. No podía quedarse más tiempo en este lugar.

Sin embargo, justo cuando llegaba a la puerta, se topó con Leandro. El hombre, alto y delgado, tenía una presencia intimidante. La miró fríamente.

—¿Adónde vas?

—No es asunto tuyo.

Leandro la jaló de la muñeca.

—Eres mi mujer. ¿Cómo no va a ser asunto mío?

Julieta levantó la mirada. Sus ojos desesperados tenían un rastro de intrepidez.

—¿Ahora recuerdas que soy tu mujer? Dime, ¿también piensas que soy tu mujer cuando me estrangulas?

—¡No intentes p
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