Capítulo93
—¡Julieta! —gritó Leandro con enfado.

Probablemente porque había pasado por esa situación muchas veces antes, Julieta no reaccionó con ira. Se limitó a mirar a las dos personas con ligereza.

—Ni lo pienses. No cuidaré de ella.

—¿Ya no quieres la vieja mansión de la familia Rosales?

Julieta resopló.

—Con esta amante perversa cerca, aunque me ponga de rodillas para lamerle los dedos de los pies, no me dejará recuperar la mansión —sonrió hacia Dalila—. ¿Verdad, Dalila?

Apoyada en los brazos de Leandro, Dalila estaba muy débil, así que su voz era muy suave cuando dijo:

—Leandro, no te enojes, es normal que no le caiga bien a Julieta. A los ojos de los de afuera, estoy intentando apoderarme de lo que no es mío.

—Dalila, ¿cuándo te volviste culta? ¿Incluso conoces la palabra “apoderarse”?

—¡Julieta, no seas desvergonzada! —Después de gritarle a Julieta, Leandro añadió suavemente a Dalila—. Esta es tu casa, no hay razón para que la gente cree chismes al azar.

Al oír esto, Julieta sintió como
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