—Jeje, Julieta, no intentes ensuciarme a mí. De todas formas, Leandro no se lo creerá. Siéntete libre de decirle lo que quieras.Después de decir eso, Dalila bajó las escaleras.En su mente estaba calculando cómo podría lidiar con Julieta y acelerar el proceso de su divorcio.En estos dos años previos, Leandro rara vez volvía a la Península, pero como ahora ella vivía acá, Dalila pensó que sería más fácil conquistarle. Sin embargo, la actitud de Leandro hacia Julieta había mejorado un poco.¡Este realmente era un caso de dar el tiro por la culata!Mientras Dalila no estuviera casada con Leandro, no podía sentirse tranquila. Mientras iba a la cocina, tuvo una idea. Mostró una sonrisa irónica....Julieta no había comido en dos días, y su cuerpo estaba muy débil. Aquella conversación con Dalila ya había agotado toda su energía y la había obligado a acostarse de nuevo en la cama.Era muy gracioso que Leandro realmente creyera que Dalila le daría comida. No importaba lo que dijera Dalila
—¿Qué pasó? —preguntó Leandro al otro lado del teléfono.Dalila miró a Julieta y llorando dijo: —Julieta se enfadó y derramó el caldo en mí. Temo que pueda suicidarse... Leandro frunció el ceño y dijo con un tono frío: — Ok, ya voy.Colgando el teléfono, Dalila río provocativamente, — Julieta, ¿adivina quién de nosotras dos tendrá lo que se merece muy pronto?Dalila decidió que no permitiría en absoluto que Leandro y Julieta reavivaran sus viejos sentimientos, No importa si fuese el secreto de hace trece años, o el secreto de hace dos años, ¡ella tenía que llevárselos a la tumba!Julieta observó todo el acto de Dalila con marcada incredulidad. Luego soltó una carcajada. Aunque era un truco viejo, Julieta sabía que Leandro caería en la trampa. Dalila estaba desconcertada por su risa y la amenazó: — Julieta, ríete todo lo que quieras, ¿sabes que estás en un gran problema? Cuando Leandro llegue, definitivamente te hará sufrir. —Bueno, ¿y qué? Dalila, después de todos los dramas q
Leandro caminó rápidamente hacia la cabecera de la cama y arrastró a aquella mujer pálida y frágil de la cama.—Julieta ¿sigues fingiendo estar dormida? ¿Para qué fingir ser débil cuando tienes fuerza para pegarle a alguien?Julieta abrió lentamente los ojos. Miró a ese hombre familiar, pero también desconocido, parado frente a ella. Sentía mareos.—¿Qué, no tienes nada que explicar?—¿Qué tengo que decir? ¿Me creerías?Las preguntas hicieron que Leandro se quedara de piedra. Inexplicablemente sintió un poco de congoja. Aunque anoche Leandro estaba borracho, recordaba que esa mujer le había hecho la misma pregunta. Pero él había visto todos los acontecimientos con sus propios ojos. ¿Cómo podía ignorar los hechos? ¡No estaba ciego!Con un gesto brusco, Leandro echó a Julieta al piso.Julieta no tenía fuerzas ya. Con ganas de vomitar y dolor en sus pulmones, se cayó como si fuese una muñeca de porcelana rota, rota en pedazo.Cuando aterrizó en el suelo, para que su cabeza no golpeara dir
Dalila subió y se paró frente a la puerta de vidrio para mirar a Julieta, quien estaba en el piso de abajo. Desde lo alto la maldijo en voz alta: —Julieta, ¿viste que a Leandro no le importa la supuesta verdad de la que estás hablando?Una vez dicho esto, intentó abrir la puerta de vidrio, pero se percató de que Leandro la había cerrado y se había llevado la llave.El rostro de Dalila se puso rígido y pateó la puerta tan fuerte como pudo. —¡Maldita mierda!Apoyada débilmente en el parapeto, los ojos de Julieta se abrieron ligeramente. —Dalila, si ya has ganado, ¿por qué estás tan enfadada?—Je, tenía un plan. ¡Un plan completo! Pero al final, el único resultado fue dejarte afuera bajo el sol. ¡Me enfada solo pensarlo!¿Cómo no iba a enfadarse? Lo había planeado todo, hasta el hecho de encontrarse con ese hombre de hace dos años. ¿Y qué pasó? Al final lo que hizo Leandro fue simplemente encerrar a Julieta y golpearla un par de veces. No mencionó el divorcio ni planear matarla.¡Simpl
El balcón no tenía las ventanas selladas, así que si llovía se empaparía por completo.Y Leandro… Supuso que no volvería esta noche. Después de todo iba a quedarse con una mujer bella.Su corazón se hundió al pensarlo, pero apretó los dientes con fuerza e intentó soportarlo.La puerta de cristal también estaba cerrada. No había ningún lugar al que pudiera retirarse, así que asomó la cabeza, miró al césped y tragó saliva. La última vez bajó desde aquí, así que esta vez… debería poder hacer lo mismo.Julieta respiró hondo y volteó con cuidado el barandal, pero como tenía las piernas lastimadas resbaló y estuvo a punto de caerse. Apretó los dientes, se arrancó todos los azulejos de porcelana de la mano y trató una vez más de darse la vuelta y bajar las escaleras poco a poco.Sin embargo, justo cuando estaba a punto de llegar al suelo, su mano resbaló debido a la sangre que tenía en ella, cayó sobre el césped y el azulejo de porcelana de su pierna se le clavó aún más.No tenía tiempo para
¿Embarazada?—Doctor, ¿qué ha dicho? ¿Que estoy embarazada? —Julieta miró sorprendida al médico.El médico suspiró.—Sí, pero señorita Rosales, pero usted tiene cáncer de pulmón. No es apta para embarazarse.»Ya le he dicho antes que necesita recuperarse, pero no está dispuesta a hacer quimioterapia y a menudo la mandan al hospital con muchas heridas. Señorita, no podría salvarla, aunque fuera un dios —al final de su discurso, el médico frunció los labios y sugirió—. Señorita Rosales, aborte al bebé. Le permitiría tener unos días más de vida.En ese momento, el embarazo era lo único que Julieta tenía en la cabeza.Hace dos años, tras sufrir un aborto espontáneo, su médico le dijo que sería difícil que volviera a quedar embarazada. En los últimos dos años, realmente no volvió a embarazarse.Pero ahora…Miró hacia abajo y se frotó el vientre en círculos. Había conseguido a este bebé después de tanto esfuerzo. ¿Cómo podría abortarlo?El distanciamiento entre ella y Leandro provenía del ab
Temiendo que Julieta se hubiera caído o lastimado, Leandro la buscó bajo la lluvia, pero no había ni rastro de ella.No fue hasta que recibió una llamada de Ismael que se dio cuenta de que Julieta se había escapado.Ella realmente se escapó de nuevo.—Leandro, diga lo que diga no me crees, me estás cansando. ¿Vamos a seguir así?La voz de Julieta hizo que Leandro volviera en sí. Sus ojos estaban sombríos, como si quisiera matar a alguien.—¿Quieres divorciarte de mí e irte con otro hombre? ¡De ninguna manera!Cuando Leandro terminó de hablar, sacó su celular, tironeó del pelo de Julieta y acercó su cara al teléfono. —Mirá, es tu hermano, ¿quieres que se muera?Julieta sintió como si le fuera a arrancar el cuero cabelludo mientras la agarraba. Sus ojos estaban rojos mientras miraba a Samuel en la pantalla y todo su cuerpo se puso flácido.Leandro tenía razón, ella no tenía a donde huir.Su hermano estaba en manos de Leandro. Además, ella llevaba a su hijo en el vientre. ¿A dónde podía
Leandro se quedó helado. La neumonía podía convertirse en cáncer de pulmón y su estómago realmente estaba vacío, así que era verdad que no había comido nada.¿Dalila le había mentido?Pero Dalila era muy amable. Le había salvado en su peor momento. ¿Cómo iba a mentirle una chica así?En lugar de salir del hospital, Leandro deambuló por los pasillos. Su mente nunca había estado tan confundida. Si era verdad lo que Julieta decía, entonces, ¿estaría realmente embarazada?En ese momento, una enfermera agarró a otra y pasó corriendo a su lado. —Rápido, la señorita Ortega está sangrando otra vez. Ve al banco de sangre a ver si queda sangre RH negativo. Date prisa, ya está en la sala de transfusiones.La cara de Leandro cambió al instante y estiró la mano, agarrando a la enfermera. —¿La persona del accidente se llamaba Dalila?.La enfermera asintió sorprendida. —Sí, ¿es usted la familiar de la paciente?Leandro asintió.—Entonces, señor, por favor, deprisa, a la paciente le falta sangre. S