Capítulo58
—Jeje, Julieta, no intentes ensuciarme a mí. De todas formas, Leandro no se lo creerá. Siéntete libre de decirle lo que quieras.

Después de decir eso, Dalila bajó las escaleras.

En su mente estaba calculando cómo podría lidiar con Julieta y acelerar el proceso de su divorcio.

En estos dos años previos, Leandro rara vez volvía a la Península, pero como ahora ella vivía acá, Dalila pensó que sería más fácil conquistarle. Sin embargo, la actitud de Leandro hacia Julieta había mejorado un poco.

¡Este realmente era un caso de dar el tiro por la culata!

Mientras Dalila no estuviera casada con Leandro, no podía sentirse tranquila.

Mientras iba a la cocina, tuvo una idea. Mostró una sonrisa irónica.

...

Julieta no había comido en dos días, y su cuerpo estaba muy débil.

Aquella conversación con Dalila ya había agotado toda su energía y la había obligado a acostarse de nuevo en la cama.

Era muy gracioso que Leandro realmente creyera que Dalila le daría comida. No importaba lo que dijera Dalila
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