Capítulo36
Después de preguntar, Ismael se quedó paralizado. ¿Cómo podía haber hecho semejante pregunta? Acababa de decirle que no le importaban en absoluto sus asuntos personales…

—En realidad, señor Soto, iba a pedirle que me ayudara a redactar los papeles del divorcio.

—¿Ahora?

Ismael se puso nervioso, aunque aparentemente no había una razón para ello. Incluso albergaba en su corazón una pequeña esperanza de que Julieta y Leandro se divorciaran.

Julieta resopló.

—Solía pensar que ya que tres personas estamos tan cansadas de llevarnos bien, lo mejor es que nos devolviéramos la libertad. Ya vio cómo están las cosas. Leandro no quiere darme mi libertad, pero tampoco quiere vivir bien conmigo.

»Pero Dalila sí quiere que me divorcie. No quiero cumplir sus esperanzas ahora y, de todos modos, podría morir en cualquier momento. Lo mejor sería que la haga sentir incómoda hasta que me muera.

Cuando terminó de hablar giró la cabeza para mirar a Ismael, apretando los labios.

—Tercera rueda, voy a dejar qu
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