Capítulo266
Leandro dejó de caminar, pero no se dio la vuelta.

—Julieta, no puedo dejarla morir —dijo con voz baja y ronca.

Al oír esto, Julieta pudo continuar. Se limitó a mirarle la espalda y a sonreír amargamente.

Sentía mucho dolor en el corazón, como si la hubieran apuñalado. La frialdad de él se colaba por los agujeros de su alma, poniéndole el cuerpo rígido. Sentía tanto frío que hasta su pena y su dolor se congelaron junto con ella. Leandro acababa de decir ‘No puedo dejarla morir’, lo que implicaba que Julieta podía morir, pero Dalila no.

En el corazón de Leandro, ella parecía ser tan despreciable, pero si ese era el caso, ¿por qué no la dejaba ir?

Quería preguntarle: "¿Y qué hay de nuestro pasado, de esos años de amor?”. Pero sabía que no le gustaría la respuesta, así que se limitó a contestar débilmente:

—Bueno, lo entiendo.

El cuerpo de Leandro tembló ligeramente. Luego la arrastró escaleras abajo.

Tras llegar al lugar, la empujó dentro y le dijo a la enfermera con voz fría:

—Haz la
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