Capítulo162
Julieta perdió las fuerzas de repente, realmente no tenía nada, solo le quedaba la venganza.

Pero este niño había llegado por obra del destino. ¿Cómo podía matarlo con sus propias manos cuando él había estado con ella pasando tantos altibajos y, aún así, seguía viviendo? ¡No podía hacerlo!

—¡No te preocupes por mí!

Leandro la sujetó por la cintura y la llevó directamente al baño:

—¡Date un baño!

—¡Suéltame!

Leandro la soltó y salió rápidamente. Se paró en la puerta, miró en dirección al baño y su corazón se llenó de grandes sentimientos. Lo que más le enfadaba era que en realidad había empezado a tener gran curiosidad en saber dónde demonios había estado anoche.

Mientras pensaba en esto abrió su mesa de noche y rebuscó la última foto que había visto, pero tras un buen rato no pudo encontrarla, al final solo encontró un frasco de pastillas marrones que parecían medicinas.

¿Por qué necesitaba tomar esto aquella mujer?

De pronto se acordó de las palabras de Jasmine:

—¡Julieta realmente
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