Sus blancas mejillas estaban enrojecidas y, sorprendentemente, sus ojos recuperaron algo de su antiguo y hermoso brillo cuando se emborrachó.Levantó su vaso, tocó el de Ismael y le preguntó,—Ismael, don Camilo está muerto. El último ser en este mundo que me amaba se ha ido para siempre, ¿a quién busco cuando quiera llorar en el futuro?Ismael frunció los labios, queriendo decir ‘a mí’, pero lo dudó un momento y no respondió.—Ismael, mi hermano fue engañado por Dalila. Ahora me trata como a una enemiga; ¿qué voy a hacer? Además, ella me amenazó que lo lastimaría, ¿qué voy a hacer?Ismael, tuve un aborto involuntario por culpa de ese accidente, no porque me estuviera metiendo con otro hombre… He amado a Leandro por diecisiete años, Ismael, diecisiete años… Sólo he tenido “diecisiete años” en toda mi vida, y se lo di por completo a él, pero…Julieta estaba llorando desesperadamente cuando levantó la vista.—Ismael…Cada vez que escuchaba su nombre, se estremecía por completo. Un sentim
Julieta ya respiraba agitadamente porque estaba totalmente borracha, y cuando Leandro la lanzó, directamente se atragantó con su propia saliva e intentaba recuperar difícilmente el aire, tosiendo al mismo tiempo. Frunció sus pequeñas cejas y golpeó la mano de Leandro, mientras hacía mala cara:—¡No me tomes la cara tan fuerte! ¡Me duele!—Julieta, ¿sigues fingiendo estar borracha?Recordó que su capacidad de beber no era tan mal, ¿cómo podía estar así de borracha?Julieta hizo pucheros con su boca como una niña pequeña, parecía afligida, sus lágrimas caían incesantemente. De repente tomó la muñeca de Leandro y dijo suavemente:—Obviamente lo amé por diecisiete años, ¿por qué Leandro no me cree? De verdad no lo engañé, ¿por qué realmente no me cree?Después de decir eso, usó la mano de Leandro como pañuelo y se limpió el rostro. Leandro frunció el ceño y sacó la mano rápidamente. Él tenía una obsesión extremadamente aguda con la limpieza, y en ese momento quería tirarle agua fría a es
Tras confirmar que la persona que tenía delante de ella era Leandro, Julieta dejó escapar un suspiro de alivio y dijo:—Mi ropa…Leandro la miró con recelo y sonrió fríamente: —Piensas que te toque, ¿verdad? Ni en tus sueños, no olvides que me desagradas por sucia. Por supuesto, a Julieta le dolió el corazón por un momento, pero al mismo tiempo se sintió aliviada. Al menos, no se había pasado de la raya con otro hombre.En su matrimonio con Leandro, ella seguía siendo la parte leal. Dejó escapar una ligera carcajada, sacudió la cabeza y le respondió: —Ay, señor Cisneros, no se preocupe, no pensé de más. Leandro se estaba poniendo la ropa, pero al escuchar esto, el fuego de la ira se encendió dentro suyo.Se dio la vuelta, agarró la mandíbula de Julieta y dijo:—Julieta, en el futuro ten, aunque sea un poco de decencia cuando yo este fuera, ¡y por nada del mundo bebas!—Señor Cisneros, ¿está preocupado por mí?—¿Qué es esto? ¿Acaso has olvidado cómo murió el último niño? ¿Planeas c
Súbitamente, Julieta dio un fuerte abrazo a Jasmine, mientras sollozaba:—Jasmine, gracias, y lo siento tanto.El cuerpo de Jasmine se quedó muy rígido, y sus claros ojos palpitaron varias veces, luego le devolvió el abrazo.—Julieta, nunca me des las gracias o me digas que lo sientes. Puedes confiar totalmente en mí en el futuro, te acompañaré siempre, tú solo sígueme en paz. —dijo Jasmine.Julieta lloró y se rio al mismo tiempo:—Ay nena, ¿de qué estás hablando?Jasmine jaló de sus hombros y dijo detenidamente palabra por palabra: —Julieta, hablo en serio.Julieta pudo ver que estaba siendo realmente sincera, pero no entendía el por qué. Ya había preguntado dos veces antes, pero Jasmine había respondido vagamente, por lo que supuso que el día que se sienta lista para hablar, lo contaría naturalmente.Así que afirmó:—Ok, entonces acompáñame al hospital. —De acuerdo, sube al coche. Cuando llegaron al hospital, el proceso no fue diferente a la última vez y los resultados tampoco est
Leandro miró a Julieta con mal humor y se giró para llevarse a Dalila, pero entonces oyó a Dalila decir:—Julieta, sé que me odias enormemente, pero no deberías haberme empujado y dejarme sin auxilio. Al escucharlo, Leandro se detuvo, dio la vuelta nuevamente, miró a Julieta de forma muy sombría, y dijo:—¡Julieta, quieres dejar a un lado de una buena vez tus horribles celos!—¡No lo hice! —¿No lo hiciste? ¿Quieres decir que Dalila te está acusando injustamente?Julieta refunfuñó y respondió: —¿Cuántas veces ella me ha acusado injustamente? ¡Son tantas que ya he perdido la cuenta!—¡Todavía quieres justificarte!Inicialmente, Julieta cayó en la trampa de Dalila, pensando en realidad que a ella le dolía su barriga de verdad, por lo que todavía tenía un poco de remordimiento por ella. Pero al escuchar esas hipócritas palabras, se dio cuenta que era otro más de los trucos de Dalila. Si fuera otra persona, se habría dado cuenta hace mucho tiempo. Sin embargo, Leandro estaba irremedia
—¡No fui yo, señor! Fui acusada injustamente.Estas fueron las únicas palabras que Julieta pudo expresar.—Señorita Rosales, en este momento, solo le pido que venga a colaborar con nuestra investigación y haga una declaración. Después de todo, ese día, usted también apareció en la escena del crimen, así que espero que coopere.Julieta giró la cabeza para mirar fijamente al policía y con los labios temblorosos preguntó: —¿Es solo para ayudar en la investigación?—Sí, sólo colabora con nosotros en la investigación. —Respondió uno de los policías.Jasmine vio que Julieta estaba distraída, se levantó apresuradamente, la acercó y la aseguró:—Julieta, yo te ayudaré. Buscaremos al señor Soto y todo estará muy bien.—Eh sí… sí. —respondió débilmente, pero se sentía muy indignada y con mucho miedo. La última vez, fue acusada por supuestamente contratar a alguien para dañar a Dalila, y definitivamente había quedado eso como antecedente.No fue ninguna coincidencia que la policía llegara tan r
—Señor Soto, ¿cómo va todo? —preguntó Jasmine con gran preocupación.—La policía puede tener en sus manos una presunta prueba de engaño, y parece que están seguros de que está relacionado con Julieta.—¿Qué? ¿Cómo es posible? ¿Está Dalila detrás de esto? — preguntó nuevamente Jasmine.Ismael frunció el ceño, y le respondió:—En este asunto, me temo que alguien ha cometido perjurio; una vez que encuentren un testigo que declare que Julieta está involucrada, tendremos un problema complicado en nuestras manos. La policía sólo puede condenar basándose en testimonios de los testigos. Dalila es tan hábil haciendo falsas acusaciones que le resulta fácil engañar incluso hasta la policía.Cuando los tres llegaron a la entrada vieron una alta figura al final de los escalones.Al verlos salir, el hombre apagó el cigarrillo que tenía en la mano, dio un paso hacia adelante y agarró de la mano de Julieta, después miró fríamente a Ismael.—Ismael, este asunto no tiene nada que ver contigo. Yo encontr
—Leandro, si ya me has juzgado, ¿entonces para qué me preguntas? —expresó Julieta en un tono desafiante.Leandro la agarró fuertemente de la mandíbula y, con los ojos enrojecidos de ira, dijo:—¿Estás confesando, Julieta?—Yo era como una hija para don Camilo, siempre me trató muy bien, ¿cuál sería acaso mi motivo para matarlo? —respondió Julieta.—¡Sí, lo tienes! ¡Me engañaste! ¿Recuerdas?Julieta le lanzó una mirada vacía a Leandro durante unos segundos y luego se rio graciosamente:—¿Te engañé?Le pareció tan gracioso, como si hubiera escuchado el mejor chiste de su vida. No importaban las innumerables veces que lo explicara, Leandro seguía sin creerle y la etiquetaba como adúltera.Pero ¿y ella? Era increíble que, tras cada ataque, siempre sintiera un dolor que la destrozara profundamente.—Leandro, ¿tienes algún problema mental?—¡Julieta! —rugió Leandro.Julieta sonrió amargamente y respondió:—Pues si no lo tienes, ¿por qué insistes en ponerte cuernos a ti mismo?Leandro entrec