—¿Es así? —Leandro se sonrió con desprecio—. Pero, por favor, mantén en el futuro las distancias con mi mujer, de lo contrario atente a las consecuencias.—Jorge solamente me está ayudando a encontrar trabajo, ¿tienes que hablar de esa manera?—Julieta, no olvides quién eres.Julieta respiró profundamente:—¿Quién soy? El señor Cisneros trajo a su amante a la recepción, ¿ha pensado en quién soy en algún momento?En ese momento Dalila también se acercó corriendo, y le susurró muy bajito: —Julieta, no hagas el ridículo, si no hubieras desaparecido, ¿cómo me habría encontrado Leandro? Estamos afuera, todo el mundo nos está mirando.—¿Ah? ¿De qué tienes miedo? ¿Ahora quieres dignidad?Nada más ver a Dalila, Julieta pensó en la muerte de sus padres y se desbordaron las lágrimas en su hermoso rostro al instante.—Julieta, sé comprensiva o si no…—¿O si no qué?Apartando a Leandro con todas sus fuerzas, Julieta lo miró realmente con los ojos enrojecidos:—¿Qué más puedes hacer aparte de amen
—Señor Cisneros, ¿usted y la señora están en una relación?Los periodistas los persiguieron hasta rodearlos nuevamente. Tironeada por Leandro, Julieta tropezó bruscamente y cayó de golpe en sus brazos. Su cintura se vio de repente aprisionada por una mano muy grande, la voz de Leandro llegó desde algún lugar por encima de la cabeza.—La señora Cisneros me ha amado durante diecisiete años, ¿cómo iba a ponerme el cuerno?—Pero hace un momento, el propio señor Morillo lo ha admitido ante los espectadores, además, ¿no había rumores de que la señora Cisneros le había puesto los cuernos hace dos años?Hacía tiempo que Leandro había borrado la noticia de hace dos años. Ahora que había vuelto a ser mencionado por otros, miró sombría y furiosamente a la persona que hablaba.—¿Quién te contó lo que sucedió hace dos años?Julieta era su mujer, aunque lo traicionara, ¡solo él podía intimidarla! ¡El resto de la gente no debería hacer ningún comentario de ella al respecto!—Señor Cisneros, ¿cuál es
—Señor Cisneros, ¿tiene miedo de ser humillado?Julieta trató innumerables veces de autoafirmarse que Leandro la defendía frente a la prensa porque realmente la amaba. Pero en el fondo lo sabía. Leandro solo lo hacía por su dignidad, era solo por su orgullo de macho. —Julieta, sigues siendo la señora Cisneros, ¡mantente al nivel en lugar de hacer cosas tan bajas y estúpidas!—¿Qué cosas he hecho? ¿No le queda muy claro al señor Cisneros por qué me escapé ayer?No habría huido de no ser porque Leandro la obligó a abortar a su bebé.Leandro se quedó totalmente atónito, al recordar el confuso momento de la noche anterior, cuando Julieta se había abalanzado sobre él con un cuchillo, algo en lo profundo de su corazón se asustó sorprendentemente.—¡Tú sabes mejor que nadie lo que has hecho! Has llamado a esto un verdadero amor de diecisiete años, pero no dices más que mentiras.Aunque sabía que Leandro no le creía, se entristeció por un momento.—Si cree que no lo quiero, entonces así es. P
Julieta estaba acostada en la cama y durante mucho tiempo no volvió en sí.Había sido un día muy largo y agitado, acababa de leer la nota de suicidio de su padre y el informe de la autopsia de su madre, como si fuera poco también la habían acusado falsamente tan solo al regresar.El recuerdo de todo aquello era tan vívido que no podía controlar las lágrimas que le caían.Las pruebas que tenía no parecían suficientes para poder procesar a Dalila, pero no podía quedarse de brazos cruzados. Entonces pensó en Ismael y se levantó con gran rapidez de la cama. Buscó en la habitación durante largo rato y por fin encontró su teléfono. Fue hacia el balcón, marcó el número de Ismael con mucho cuidado y de vez en cuando miraba en dirección al baño, temía que Leandro saliera de repente.—Señor Soto, soy yo.Ismael pareció aliviado al oír su voz:—¿Estás bien? ¿Cuál era la situación ayer? ¿Estás a salvo ahora? ¿Dónde estás?Julieta se quedó paralizada por un momento, sintió una fuerte calidez en su
Julieta perdió las fuerzas de repente, realmente no tenía nada, solo le quedaba la venganza.Pero este niño había llegado por obra del destino. ¿Cómo podía matarlo con sus propias manos cuando él había estado con ella pasando tantos altibajos y, aún así, seguía viviendo? ¡No podía hacerlo!—¡No te preocupes por mí!Leandro la sujetó por la cintura y la llevó directamente al baño: —¡Date un baño!—¡Suéltame!Leandro la soltó y salió rápidamente. Se paró en la puerta, miró en dirección al baño y su corazón se llenó de grandes sentimientos. Lo que más le enfadaba era que en realidad había empezado a tener gran curiosidad en saber dónde demonios había estado anoche.Mientras pensaba en esto abrió su mesa de noche y rebuscó la última foto que había visto, pero tras un buen rato no pudo encontrarla, al final solo encontró un frasco de pastillas marrones que parecían medicinas.¿Por qué necesitaba tomar esto aquella mujer?De pronto se acordó de las palabras de Jasmine: —¡Julieta realmente
—Ha pasado mucho tiempo y es muy difícil construir un caso sin pruebas contundentes.La respuesta era la esperada, Julieta bajó tímidamente la cabeza, se clavó las uñas en la piel mientras reflexionaba durante unos minutos, de repente habló:—¿Y si ahora desenterrara de nuevo el cuerpo y lo volviera a examinar?Ismael se quedó helado, estaba un poco sorprendido, giró rápidamente la cabeza para mirarla, parecía estar atando los cabos sueltos.—¿Es tu madre?—Sí.Desenterrar de nuevo el cadáver de su madre era un gran tabú y requería muchísimo valor. Pero si esto ponía a Dalila ante la ley, supuso que su mamá la perdonaría.—¿No tienes el informe de la autopsia?—Ese informe es de hace dos años y… creo que un trozo de papel es una prueba que podría refutarse fácilmente, a menos que se encuentre al forense de aquellos días.—¿Cuál fue la causa de la muerte de tu mamá en aquel entonces?Julieta se mordió los labios.—Complicaciones en el parto.Durante trece años había creído que su madre
No podía abandonar su búsqueda de la verdad, y mucho menos de don Camilo.Después de conducir durante tres horas, por fin llegaron a su destino. Al inicio Julieta pensó que estarían en la estación de policía, pero en su lugar estaban en una funeraria. Estaba muy sorprendida.—¿La funeraria?—Arrojaron su cuerpo al río y flotó hasta aquí con la corriente, donde lo recogieron unas personas especializadas en ir a buscar cadáveres.—Originalmente lo enviaron a la comisaría, pero como nadie vino a reclamar el cuerpo y no había información sobre la persona fallecida, lo enviaron a una funeraria con la intención de incinerarlo.Julieta frunció los labios y se bajó del coche con el rostro apesadumbrado. El cuerpo de don Camilo llevaba mucho tiempo en el agua helada, había perdido el color de su cuerpo, esto le dolía muchísimo a Julieta. El rostro amable de don Camilo acudió a ella, así como aquella última llamada, si…Apretó los puños con fuerza, se mordió los labios, se obligó a no llorar,
En ese momento, ella se asustó y lloró amargamente, se abrazó a don Camilo y lloró. Don Camilo no tuvo tiempo de detener el sangrado, aguantó el dolor y la consoló suavemente. Debido a esto, retrasó demasiado su tratamiento, lo que provocó que don Camilo tuviera una ligera cojera en la pierna derecha todos estos años. Pero para que Julieta no se sintiera algo culpable, don Camilo siempre llevaba pantalones largos para ocultar la herida. Y cada vez que aparecía frente a ella era como si no se hubiera lastimado en absoluto, tanto que ni siquiera mostraba ningún tipo de reparo al caminar.Pero que don Camilo no lo dijera, eso no significaba que no lo recordara.Julieta no podía respirar mientras lloraba, se agarró muy fuerte del brazo de Ismael, luchó por sostenerse mientras se levantaba, se agitó y dio un leve paso hacia el otro lado.Apretó los dientes y levantó el paño blanco, en el momento en que vio la cara de don Camilo, cerró los ojos con mucho dolor. De tanto llorar, sus ojos vie