Había pasado una semana desde la última vez que había visto a su padre, le habían dicho que había salido muy de madrugada para poder presentarse a su nuevo empleo y que al final había decidido no despedirse.
Aquello la tomo por sorpresa, su padre no era así, pero después de todo él era un hombre dedicado, valiente y decidido, por lo que salir antes de lo previsto para llegar a su lugar de trabajo, adaptarse y tratar de comunicarse con los lugareños le iba a complicar las cosas, por lo que seguramente ese era el motivo por el que había decidido marcharse.
Para Rose era un poco complicado adaptarse a su enfermera, Anca. La había observado trabajar, era buena en lo que hacía, pero no había dedicación en lo que hacía, Rose no podía sentir el amor que su padre le ofrecía cuando la atendía y eso le dolía bastante porque su enfermera le h
Todo aquel que noto su presencia solo pudo ver una chica débil que apenas podía sostenerse de pie, que llevaba en su mano una máquina a la que estaba conectada y que parecía necesitar para que el oxígeno no le faltara. Llevaba unas pantuflas y llevaba puesta una pijama azul, parecía una paciente que recién había salido de un hospital, pero a pesar de todo eso que indicaba que estaba enferma y que necesitaba ayuda, nadie la ayudo y tampoco se atrevieron a preguntarle la razón del porqué estaba ahí en medio de una fiesta llena de hombres y mujeres elegantes.Las gotas de sudor en su rostro comenzaban a ser evidentes y es que ella no había experimentado tanto dolor desde que le había diagnosticado la septicemia, su padre se había encargado de que ella no volviera a sufrir los estragos de su enfermedad, hasta ese momento en que había desaparecido de su vida.Se de
Entre lo que observaban a Elias con curiosidad, se encontraba Andrei Cornel, un hombre alto, de piel bronceada y de formidable musculatura, por su puesto, lo último era porque su trabajo requería fuerza, no por nada le llamaban "Macelar"Él, al igual que muchos hombres entre los presentes trabajaba para "Los corbii" un grupo que era controlado por la mafia del este, agrupamiento delictivo controlado por la familia Vasile, por lo tanto, Elias Mihai Vasile, quien era el último de aquella familia, no solo era el dueño de aquellas tierras, sino tambien de todos sus tratos sucios de Rumania del este-Andrei siguió a su jefe por la escalera, era su trabajo vigilarlo en todo momento, pero no exactamente para protegerlo, Elias era lo suficientemente capaz de desgarrar el cuello de un animal del bosque por su cuenta así que no lo necesitaba para proteger su espalda, sino más bien para evitar manchar su traje de sangre y otros fluidos corporales de ciertas víctimas. Elías ya había
—¿Conseguiste lo que se te pidió?—cuestiono Andrei en un tono severo. Anca, la enfermera que había estado cuidando a Rose, se movió entre el lugar que había sido su habitación la última semana, se dirigió hasta el pequeño refrigerador, de ahí saco una caja que contenía varias muestras de sangre, todas por supuesto de la paciente que había atendido.Dio media vuelta y entrego la caja, con evidente temor en su cuerpo, las manos le temblaban y también le sudaban. Andrei tomo la caja y la observo por un instante, alzo la ceja no muy complacido.—Tus servicios ya no serán requeridos—le informo con cierto resentimiento, nadie que realmente conociera a su jefe se atrevería hacer una estupidez semejante, sabiendo que cualquier error podía costarle la vida.—Por favor, usted sabe como es esto, un paciente como ella es difíci
Elías volvió a la celebración, no era su estilo irse de ese modo, al menos no con una chica en sus brazos en medio de una fiesta, no si esa chica no iba a follar con él, pero en este caso debia mantenerse al margen. Aunque Rose lograba evocar viejas memorias y extraños sentimientos en su interior, su moral era mucho mas poderosa que su entrepierna. Al volver al salón, algunas miradas se posaron en él, en especial miradas femeninas que lo deseaban no solo por su atractivo, sino por su cuantiosa fortuna. Elías poseía mucho más dinero del que podía gastar, no tenía esposa y tenía fama de libidinoso, así que toda mujer bella, con buenas curvas era una potencial amante, pero de entre todas esas miradas estaba una en especial, Nicoleta. Aquella mujer que lucia un espectacular vestido negro, noto a Elias del otro lado del salon, pero cuando sus miradas se cruzaron, ella lo ignoro. Elías había tenido cierto romance con ella, lo habia tenido los ultimos cinco años, pero
Elías se sintió un tanto decepcionado de no tener con quien pasarla esa noche, Nicoleta se había encargado de arruinarle su ánimo, así que únicamente se dedicó a beber y a entablar unas cuantas conversaciones referentes al trabajo, los cargamentos de armas ilegales que llegarían al país esa semana y también sobre el negocio del club clandestino del cual disponía en la capital y al que asistían muchas personalidades de la política. Para cuando termino la velada, Elías se sentía un tanto mareado, pero no indispuesto para tratar de conseguir una dama antes de que todo el mundo se fuera. Entre ellas se encontraba una joven notable a la cual ya le había puesto ojo semanas antes. Dorotea, ese era su nombre, era una joven esbelta, pero con buenos pechos, redondos y grandes, además con un buen trasero, por lo demás no le importaba. El único inconveniente era que su padre era su socio y por alguna razón él le tenía prohibido hablar con Elías. Por supuesto, él respetaba
M*****a lluvia. Es un mal presagio que la primera vez que las familias mafiosas más influyentes del mundo se encuentren cara a cara sea bajo unas condiciones meteorológicas tan nefastas. ¿Quién carajo tuvo la brillante idea de reunirse a media noche durante una tormenta tropical? El viento aullante sigue golpeando furiosamente contra las persianas verdes, amenazando con derribar todo el hotel de lujo con cada feroz golpe a sus paredes, mientras los temblorosos cristales de las ventanas hacen todo lo posible para no romperse por completo y exponernos a la violenta tormenta del exterior. Qué ironía que, a pesar de toda la furia de la madre naturaleza, no se pueda comparar con la destrucción que han hecho todos los hombres sentados en esta misma habitación. ¿Qué se puede comparar con la devastación que podemos conjurar cuando nos lo proponemos? Llevamos tanto tiempo matándonos unos a otros que no recuerdo una época en la que no estuviéramos en guerra con una u otra familia. Algo así
—Hemos venido aquí para garantizar la paz y el poder seguir con nuestro sustento. Eso solo puede ocurrir si dejan de lado el ego y el orgullo —continuo Callum con menos vehemencia en su tono. —Eso es mucho pedir, viejo —dijo Oliver —Es una orden que te asegura llegar a ser tan viejo como yo. ¿O la vida es tan prescindible de donde tú vienes? —Depende de la vida. —Oliver se encogió de hombros. —¿Vamos a sentarnos aquí y a hacer toda esta canción y baile de quién tiene la polla más grande en la habitación, o vamos a llegar a un acuerdo en el que dejemos de matarnos unos a otros? —exclamo Iván, frustrado— Todos sabemos por qué estamos aquí y lo que hay que hacer. Ahora bien, ¿De verdad queremos garantizar que nuestra forma de vida continúe, el negocio como siempre, o debemos matarnos entre nosotros y ahorrarnos estas rabietas infantiles? —Por mucho que me divierta la idea de abrir la barriga como los peces, Callum tiene razón. El negocio debe estar por encima del placer —añadió Jose
Apenas comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia cuando Jhon Wilson entro a un recibidor, pudo ver claramente seis columnas que parecían ser la base de aquella magnífica construcción. El hombre que los había recibido los guio por un pasillo hasta una estancia donde una chimenea estaba encendida y la cual brindaba una calidez que rápidamente hizo desaparecer el frío del cuerpo de Rose.Su padre depositó su cuerpo sobre un sofá no muy cerca del fuego, Rose por nada del mundo podía apartarse de su tanque de oxígeno por lo que estar cerca del fuego no era una gran idea.—¿Como te sientes?—cuestiono su padre enseguida. Él sabia que Rose podía enfermarse fácilmente, uno de los indicios más obvios era que sus mejillas comenzaban a enrojecer y uno que otro estornudo se hacía presente, para alguien inexperto, eso no era un indicador de algo grave, per