TRISTÁN POV.
Leo el documento en mis manos y no doy crédito a lo que ven mis ojos. Es increíble que alguien pueda llevar a la quiebra una empresa de años, en tan solo un año.
Bajo el documento y miro con incredulidad a mi padre que me ve desde el otro lado de la mesa. Su postura es la misma de siempre. Arrogante. Los años han hecho mella en él y, ahora luce una barriga pronunciada y el cabello ha desaparecido casi por completo.
—No entiendo—digo—¿Cómo es que estamos casi en bancarrota?
—La crisis—se encoge de hombros.
—¡Vamos papá! La crisis de hace cinco años no nos afectó. En cambio, tuvimos un crecimiento en el ingreso.
—No sabes nada—chasquea los labios—Has estado viviendo fuera años y ahora vienes a decirme como manejar mi negocio—se ríe—No pudiste mantener tu matrimonio. Vas a poder con una empresa.
Aprieto mis manos en puño.
—Sabes que mi matrimonio con Raquel fue cosa de Mamá—le recuerdo—Si no funciono, fue sencillamente porque no había amor.
—Amor —repite y, me ve como si fuera un idiota— ¿Quién te dijo que, eso sostiene a largo plazo un matrimonio? —se reclina en su silla—¡Por Dios Tristán! Crece de una puta vez. Un matrimonio se sostiene de intereses en común.
—Por supuesto—digo sin mostrar alguna emoción.
—Mira a Sofía. Tu hermana se casó con Greg y ambos viven un buen matrimonio. Tu madre sabía que él era, el mejor hombre que podría conseguir—no respondo—Ella es feliz criando a Nicol y el pequeño Benjamín.
Que mi hermana tres años menor que yo, se casara con mi mejor amigo fue algo que me entusiasmo en principio. Pero, desde que llegué, me di cuenta de que Sofía está muy cambiada.
—Volviendo al tema en cuestión—habla mi padre en tono duro—Necesitamos una buena inversión. Tenía que poner esas acciones en venta. O si no, nos quedábamos en la m*****a calle.
—Aquí dice que, la dueña vendrá en un par de días.
—Así es. Ya mandé a que adecuaran el pent-houses para que se instale ahí.
—¿Qué opina mamá al respecto? —inquiero.
—Tu madre sabe que tenemos problemas. Y, aunque no está muy contenta con lo sucedido es algo que debemos afrontar.
—¿Le has dicho que también perdiste la finca?
Se remueve nervioso.
Por supuesto, que no.
—Alista el balance del último año y tenlo listo para la llegada de nuestra socia.
—Socia, es un eufemismo padre—me pongo en pie—Has cedido el sesenta por ciento de las acciones, también algunos inmuebles y ¿Dices que es tu socia? —bufo. No responde y tampoco espero que lo haga. Dejo su oficina y entro a la mía que se encuentra en frente.
Esta empresa ha estado en mi familia por décadas. Un día soñé con dirigirla y ser la siguiente generación que la llevara al éxito. Algo que hiciera sentir feliz a mis futuros hijos.
Nada ha salido como planee.
Me siento en la silla detrás de mi escritorio y miro por la ventana como el sol se pone en el horizonte. Las palabras sobre mi fallido matrimonio se filtran en mi mente.
Es cierto, mi matrimonio fracaso. Raquel es hija de una de las grandes amigas de mi madre. Ambos coincidimos mientras trabajaba en los hoteles de Alemania. Mi madre se encargó de que cediera a casarme con ella. Así que, con tan solo veintitrés años, camine al altar para unir mi vida a un infierno.
Sí. Después de nuestra boda, la chica que conocí me mostró su verdadero yo. Los problemas con el alcohol y las drogas salieron a relucir sumiéndome en un matrimonio desastroso. Mi familia nunca lo supo y ahora, después de cinco años de suplicio por parte de una mujer manipuladora, decidí pedir el divorcio.
Esta vez no estoy dispuesto a caer en su chantaje emocional.
Por eso empaqué mis cosas y volé de regreso a casa. Al único lugar que se siente como mi hogar, pero que alberga mi mayor pena.
Alargo la mano y debajo de mi escritorio saco mi mayor tesoro.
Acaricio la fotografía con nostalgia. Su sonrisa, ojos chispeantes me miran y como siempre me pasa. Me encuentro reviviendo los mejores momentos de mi vida junto a la única mujer que ame y amararé hasta que me muera y al fin podamos encontrarnos en otra vida.
Emma Moore. La chica que tenía mi corazón en sus manos y se lo llevo el día que murió en el incendio que acabo con la vida de ella y su padre.
Recuerdo que después de que mi madre descubría mi amorío con Emma. Me quito el teléfono celular y solo volví a saber de ella por Greg, que llego a mi casa diciendo que Emma había fallecido en un incendio junto a su padre.
Flashback.
Camino de un lado al otro sin saber qué hacer. Mi única esperanza había sido mi hermana Sofía, a la cual, le había pedido que fuera por Greg. Cuando este llego, le quitaron el móvil. Así que, me quedaba la última opción que mi cabeza pudo procesar en ese momento. Le conté lo que sucedía y me miro como si no me conociera.
—¿De verdad te estaba acostando con esa poca cosa? —inquiere. Rápidamente, lo tomo de la camisa y lo fulmino con la mirada.
—Ella es mejor que tú y yo juntos—escupo— Eso no lo olvides.
—Está bien, hermano. Solo que me sorprende—aleja mis manos de su camiseta— ¿Qué necesitas que haga?
—Que vayas a su casa y le digas que me han restringido el móvil y cualquier tipo comunicación.
—¿Crees que es prudente?
—Sí. Lo es, mi madre esta por enviarme a Múnich—anuncio—Dile que la espero a media noche, en la gasolinera del condado.
—¿Piensas huir con ella?
—Si —digo sin más—La amo y quiero estar con ella.
—Estás loco—niega con incredulidad.
—Ve Greg. Y, no vuelvas hasta que me digas que ella recibió el mensaje.
—Está bien—dice antes de salir de mi habitación.
Una vez a solas me voy al armario, cojo mi bolso del colegio. Saco todos los útiles escolares y comenzó a llenarlo con algo de ropa. Reviso en mis cajones y encuentro un reloj antiguo que mi abuelo me heredo, junto a un poco de efectivo que tengo.
Con esas dos cosas podemos encontrar algo y sobrevivir un tiempo mientras consigo un trabajo. Guardo mis documentos personales. La puerta de la habitación se abre sobresaltándome. Dejo el bolso en el armario, salgo para encontrar a mi madre furiosa.
—Hable con tu padre y esta misma noche viajas al hotel, donde te quedaras hasta la mañana—suspira de forma dramática—luego, serás escoltado hasta el primer avión con destino a Múnich.
—No voy a irme—mi voz es determinada.
Sus ojos iguales a los míos me atraviesan.
—Lo harás. Porque, un hijo mío no va a mezclarse con una pobre diabla. ¿Soy clara?
—La quiero y si tengo que ir contra ti, lo haré.
—No sabes lo que dices—niega—Pero, esas ideas estúpidas, pronto solo serán cosa del pasado.
Con eso sale de la habitación dejando a Black, su guardaespaldas de confianza custodiando la puerta.
Los minutos pasan hasta convertirse en horas. Estoy por volverme loco cuando la puerta se abre y Greg aparece.
Está pálido como la cera.
—¿Por qué tardaste tanto? —le recrimino.
—Tristán.
—¿Qué le dijiste? —lo miro—ahora debo ver cómo salir de aquí—corro por mi bolso y cuando regreso él niega.
—No la pude ver—anuncia.
—¿De qué hablas?
—Cuando llegue a su casa… —titubea sin mirarme.
—¡Nada más dilo! —lo apremio sintiendo algo de malestar.
—Cuando llegue, todo era un completo caos—susurra—La tienda de su padre se incendió.
—¿Qué?
Paso a su lado. Pero, me detiene.
—Tristán, lo siento. Emma y su padre murieron en el incendio.
Las palabras se filtran poco a poco en mi mente, hasta que siento como el dolor me atraviesa partiéndome en dos.
—¿No es verdad? —susurro con los ojos abnegados de lágrimas. Tomo a Greg de los hombros y lo zarandeo—¡No es cierto!
—Lo siento mucho —repite una y otra vez. Bajo los brazos y el bolso cae en el piso y yo junto a él.
Mi grito atraviesa mis oídos. Y, apenas soy consciente de que soy sostenido por unos brazos que intentan calmarme. Pero no encuentro consuelo a lo que estoy oyendo. Emma, mi Emma no puede estar muerta.
—¡Emma! —grito.
Fin Flashback.
Cierro los ojos alejando el dolor que los recuerdos me provocan.
Nunca me voy a perdonar haberla dejado con mi madre esa tarde. Debí ser más firme y salir de ese lugar con ella.
Nunca habrá nadie que pueda reemplazarla. Emma se quedó tatuada en mi corazón. Con ella imagine una vida completa que no pudo ser.
La misma noche de la muerte de Emma Salí de Summerlin South dejando mi corazón en la pequeña cabaña que fue testigo de nuestro amor.
Sentada en la sala de conferencia con mi equipo de trabajo, repaso los últimos índices financieros de mis empresas. Escucho con atención como Laura, la directora en el departamento para aduanas, me da detalles de todo lo que estamos exportando. Recientemente, había adquirido una empresa de textiles en la india y el negocio es fructífero. Estoy escuchando atentamente, cuando el sonido de una alerta de correo me distrae. Miro la pantalla, el emisor está cifrado, pero no hace falta ser un genio para saber que es la información que estoy esperando. El asunto es simple. Los Harrison. Jacob no me defraudo y me envió lo que necesito para tomar ventaja de mis adversarios. También, me ayudará a saber cómo debo actuar con cada uno, que esconden y como usar la información en su contra. Dejo el móvil sobre los documentos que tengo en frente. Levanto la mano con sutileza y esta se detiene. —Me pare fantástico lo que estoy oyendo y te dejo al frente de todo lo referente al asunto —miro alreded
TRISTÁN POV.— ¡Debe ser una maldita broma! — La expresión de ira proviene de mi madre.La familia está sentada en el salón mientras mi padre le anuncia que la propiedad que ha pertenecido por generaciones a los Harrison ya no nos pertenece.— ¿Qué más podía hacer? — mamá fulmina con la mirada a mi padre desde su asiento.— No sé, ¡Tal vez dejar mi maldita casa fuera de tus negocios! — escupe con Ira— ¿En qué carajos pensabas Roger?— En salvar algo de lo que nos queda— responde con simpleza.Mi mirada se dirige a Sofía, mi hermana, que como siempre está imperturbable al lado de Greg. El cual se ve algo sorprendido ante las buenas nuevas. — Mañana llegará y quiere que se haga una fiesta de máscaras— continuo papá ignorando a mamá— También debemos organizar todo para su llegada— mira a mamá — No nos echó a patadas Nancy. De hecho, hable con Kamal, su mano derecha y ella nos dejará quedar aquí hasta que encontremos algo de nuestra altura.— Esto es inaudito—sisea negando antes de clav
Frente al espejo de tamaño completo de mi avión, contemplo mi aspecto. Llevo un vestido largo, color negro, de cuello barco, con hombros descubiertos. El cabello lo arreglé en ondas y cae sobre mis hombros desnudos. Las únicas joyas que llevo son unos zarcillos Tiffany de candelabro y un brazalete de la misma casa.Mis sandalias altas son delicadas, en color plateado, con hermosas piedras sobre las finas tiras.Al sentirme satisfecha con mi aspecto, tomo el antifaz negro con encaje que Kamal consiguió para mí. Salgo de la habitación y encuentro al mismo, sentado en uno de los asientos, ya vestido de etiqueta.— Pero, qué guapo— le digo pasando a su lado para tomar mi lugar. — Tú si, que estás muy guapa— replica mirándome de manera apreciativa.— Gracias— le doy un gesto con la cabeza— esta noche es muy importante.— Entiendo— dice revisando su portátil. No. Kamal no entiende, esto va más allá de negocios. Es el inicio de una travesía que estoy dispuesto a cumplir hasta el final.— Y
Esa voz.Jamás la olvidaría.Está grabada en mi memoria.Así como cada frase dicha.Solo mentiras.Me doy la vuelta y me enfrento a la voz.Su semblante se vuelve pálido por un momento antes de aclararse la garganta y negar.Intento mantener mis emociones a raya cuando me encuentro frente a unos ojos azules que reconozco de inmediato, a pesar de llevar su rostro oculto por una máscara.Su aspecto se ha endurecido, en la preparatoria era alto, pero ahora lo es un poco más y su cabello sigue siendo un desastre, viste un esmoquin a medida dejando a la vista que está en buena forma.— Lo siento—pone una mano su pecho—No quería asustarla.Con sus palabras reacciono y me yergo.— Solamente me sorprendí— le regalo una de mis sonrisas estudiadas.— Me llamo Tristán Harrison— me tiende la mano, la cual miro antes de verlo a los ojos de nuevo.— Gala— respondo tomando su mano— Gala Spinster.Al escuchar mi nombre, frunce el ceño mientras mira nuestras manos unidas.— Así que, eres la socia de m
Camino a la finca no puedo dejar de mirar cada tramo del sendero. Los recuerdos de mi vida en Summerlin South viene a mi mente una y otra vez, las veces que recorrí sus calles y disfrute de un día de verano, las miles de veces que trabaje en la tienda con mi padre y terminábamos el día con una pizza y un tarro de helado.Sí. Fueron los mejores momentos de mi vida.La camioneta se detiene frente a un semáforo y distingo la calle. Es la calle donde viví los primeros dieciocho años de mi vida.— Oríllate— le ordeno al conductor del auto. El hombre me mira sin entender. Abro la puerta y bajo— Hazlo— digo antes de cerrar la puerta.En medio de la noche y con la brisa revolviendo mi vestido, ya sin mi máscara, camino por medio de la calle. Un salón de tatuajes es lo único que está abierto. Alrededor, hay algunas personas por la calle, pero no les prestó atención y me detengo frente al edificio en ruinas. El lugar tiene un aspecto triste y lúgubre. A pesar de los años transcurridos todavía p
La mañana no llega demasiado rápido. Apenas pude tener un par de horas de sueño, mi mente no dejaba de repasar la serie de acontecimientos ocurridos ayer.Consciente de que no podre conseguir una hora más dueño, salgo de la cama y me preparo para el día.Hoy, de manera oficial, tomaré el puesto como directora de Hoteles Harrison.Después de una ducha busco el atuendo. Un vestido de la firma Moschino. Manga larga, rojo, escote en V profundo, el corte de la falda en A por encima de mis rodillas y un cinturón negro que realza el mismo. Unas botas de caña alta hasta la altura de mis muslos. El maquillaje lo había dejado ligero. Por su parte, el cabello lo dejé suelto en ondas.Termino de ponerme los aretes y el reloj, antes de tomar mi cartera estilo sobre.Satisfecha por mi aspecto, salgo de la habitación para tropezar con Tristán que viene limpiando su rostro con una camiseta. Por su aspecto, está regresando de ejercitarse.Doy un paso atrás antes de que este reaccione y me tome por la
Cuando llego al hotel me siento mucho mejor. Durante el camino logré volver a guardar bajo llave todos los sentimientos que salieron a la luz en el desayuno.Encuentro a Kamal en el bufé desayunando.—Veo que dormiste muy bien—digo en modo de saludo tomando asiento frente a él. Levanta la vista y me da una sonrisa abierta.—Las camas son cómodas. ¿Me acompañas? —señala la comida.Niego.—Ya tuve mi ración—miento—Cuéntame. ¿Qué has visto?—A los trabajadores les falta dirección y motivación—habla entre bocados—¿Sabes que todos los jefes de departamento son hombres, además de los supervisores?—Misóginos de mierda—gruño.—¿Qué vas a hacer?—Lo que deba para asegurarme que, si están en sus puestos, es porque lo merecen—él asiente—Necesitamos mejorar el manejo de las diferentes áreas. El casino por lo menos no ha dejado de producir.—Es el más alto ingreso que percibe el hotel—comenta Kamal—pero lo sabremos con más detalle cuando Tristán nos presente hoy en la reunión el estudio financier
«Se encontraron restos de amoniaco que, en contacto con complejos moleculares que contenían yodo…» Leo el informe de los bomberos una y otra vez. Antes de que una lágrima rueda libre por mi mejilla. El incendio fue ocasionado. Alguien se tomó el tiempo de introducir el químico y luego dejar encerrado a mi padre, por ese motivo no pudo salir a tiempo de la tienda. Me limpio las lágrimas con rabia. No me cabe la menor duda que Nancy Harrison tiene que ver mucho en este asunto. Necesito saber más y solo se me ocurre una persona para esto. Lucrecia Martínez. La mujer que me encontré anoche frente al edificio en ruinas. Estoy segura de que ella sabe algo y lo voy a averiguar. Tomo el informe y salgo de la oficina obviando a todos. Cuando llego al vestíbulo me encuentro con Tristán que también está saliendo —¿Te vas? —inquiere estudiándome—No es muy temprano para dejar la oficina. —Volveré en un par de horas—digo sin darle una segunda mirada y seguir mi camino. —Gala—dice en ton