Frente al espejo de tamaño completo de mi avión, contemplo mi aspecto. Llevo un vestido largo, color negro, de cuello barco, con hombros descubiertos. El cabello lo arreglé en ondas y cae sobre mis hombros desnudos. Las únicas joyas que llevo son unos zarcillos Tiffany de candelabro y un brazalete de la misma casa.Mis sandalias altas son delicadas, en color plateado, con hermosas piedras sobre las finas tiras.Al sentirme satisfecha con mi aspecto, tomo el antifaz negro con encaje que Kamal consiguió para mí. Salgo de la habitación y encuentro al mismo, sentado en uno de los asientos, ya vestido de etiqueta.— Pero, qué guapo— le digo pasando a su lado para tomar mi lugar. — Tú si, que estás muy guapa— replica mirándome de manera apreciativa.— Gracias— le doy un gesto con la cabeza— esta noche es muy importante.— Entiendo— dice revisando su portátil. No. Kamal no entiende, esto va más allá de negocios. Es el inicio de una travesía que estoy dispuesto a cumplir hasta el final.— Y
Esa voz.Jamás la olvidaría.Está grabada en mi memoria.Así como cada frase dicha.Solo mentiras.Me doy la vuelta y me enfrento a la voz.Su semblante se vuelve pálido por un momento antes de aclararse la garganta y negar.Intento mantener mis emociones a raya cuando me encuentro frente a unos ojos azules que reconozco de inmediato, a pesar de llevar su rostro oculto por una máscara.Su aspecto se ha endurecido, en la preparatoria era alto, pero ahora lo es un poco más y su cabello sigue siendo un desastre, viste un esmoquin a medida dejando a la vista que está en buena forma.— Lo siento—pone una mano su pecho—No quería asustarla.Con sus palabras reacciono y me yergo.— Solamente me sorprendí— le regalo una de mis sonrisas estudiadas.— Me llamo Tristán Harrison— me tiende la mano, la cual miro antes de verlo a los ojos de nuevo.— Gala— respondo tomando su mano— Gala Spinster.Al escuchar mi nombre, frunce el ceño mientras mira nuestras manos unidas.— Así que, eres la socia de m
Camino a la finca no puedo dejar de mirar cada tramo del sendero. Los recuerdos de mi vida en Summerlin South viene a mi mente una y otra vez, las veces que recorrí sus calles y disfrute de un día de verano, las miles de veces que trabaje en la tienda con mi padre y terminábamos el día con una pizza y un tarro de helado.Sí. Fueron los mejores momentos de mi vida.La camioneta se detiene frente a un semáforo y distingo la calle. Es la calle donde viví los primeros dieciocho años de mi vida.— Oríllate— le ordeno al conductor del auto. El hombre me mira sin entender. Abro la puerta y bajo— Hazlo— digo antes de cerrar la puerta.En medio de la noche y con la brisa revolviendo mi vestido, ya sin mi máscara, camino por medio de la calle. Un salón de tatuajes es lo único que está abierto. Alrededor, hay algunas personas por la calle, pero no les prestó atención y me detengo frente al edificio en ruinas. El lugar tiene un aspecto triste y lúgubre. A pesar de los años transcurridos todavía p
La mañana no llega demasiado rápido. Apenas pude tener un par de horas de sueño, mi mente no dejaba de repasar la serie de acontecimientos ocurridos ayer.Consciente de que no podre conseguir una hora más dueño, salgo de la cama y me preparo para el día.Hoy, de manera oficial, tomaré el puesto como directora de Hoteles Harrison.Después de una ducha busco el atuendo. Un vestido de la firma Moschino. Manga larga, rojo, escote en V profundo, el corte de la falda en A por encima de mis rodillas y un cinturón negro que realza el mismo. Unas botas de caña alta hasta la altura de mis muslos. El maquillaje lo había dejado ligero. Por su parte, el cabello lo dejé suelto en ondas.Termino de ponerme los aretes y el reloj, antes de tomar mi cartera estilo sobre.Satisfecha por mi aspecto, salgo de la habitación para tropezar con Tristán que viene limpiando su rostro con una camiseta. Por su aspecto, está regresando de ejercitarse.Doy un paso atrás antes de que este reaccione y me tome por la
Cuando llego al hotel me siento mucho mejor. Durante el camino logré volver a guardar bajo llave todos los sentimientos que salieron a la luz en el desayuno.Encuentro a Kamal en el bufé desayunando.—Veo que dormiste muy bien—digo en modo de saludo tomando asiento frente a él. Levanta la vista y me da una sonrisa abierta.—Las camas son cómodas. ¿Me acompañas? —señala la comida.Niego.—Ya tuve mi ración—miento—Cuéntame. ¿Qué has visto?—A los trabajadores les falta dirección y motivación—habla entre bocados—¿Sabes que todos los jefes de departamento son hombres, además de los supervisores?—Misóginos de mierda—gruño.—¿Qué vas a hacer?—Lo que deba para asegurarme que, si están en sus puestos, es porque lo merecen—él asiente—Necesitamos mejorar el manejo de las diferentes áreas. El casino por lo menos no ha dejado de producir.—Es el más alto ingreso que percibe el hotel—comenta Kamal—pero lo sabremos con más detalle cuando Tristán nos presente hoy en la reunión el estudio financier
«Se encontraron restos de amoniaco que, en contacto con complejos moleculares que contenían yodo…» Leo el informe de los bomberos una y otra vez. Antes de que una lágrima rueda libre por mi mejilla. El incendio fue ocasionado. Alguien se tomó el tiempo de introducir el químico y luego dejar encerrado a mi padre, por ese motivo no pudo salir a tiempo de la tienda. Me limpio las lágrimas con rabia. No me cabe la menor duda que Nancy Harrison tiene que ver mucho en este asunto. Necesito saber más y solo se me ocurre una persona para esto. Lucrecia Martínez. La mujer que me encontré anoche frente al edificio en ruinas. Estoy segura de que ella sabe algo y lo voy a averiguar. Tomo el informe y salgo de la oficina obviando a todos. Cuando llego al vestíbulo me encuentro con Tristán que también está saliendo —¿Te vas? —inquiere estudiándome—No es muy temprano para dejar la oficina. —Volveré en un par de horas—digo sin darle una segunda mirada y seguir mi camino. —Gala—dice en ton
Estoy acostada mirando el techo de la habitación. El sueño me esquiva y las palabras de Lucrecia no se apartan de mi cabeza. De verdad, Nancy tiene la mente tan retorcida como para arremeter contra una chica de dieciocho años y su padre.Dos personas que, para ella, no representaban una amenaza.O ¿sí?Resoplo y me remuevo en la cama, cuando un ruido de algo cayendo en el pasillo me sobresalta. Me incorporo de inmediato y agudizo el oído tratando de escuchar.Escucho una maldición y me levanto de un salto. Me detengo detrás de la puerta y me quedo inmóvil hasta que escucho un siseo seguido de una risa.—¡Maldición! —dice la voz… ¿Ebria?—¿Tristán?Saco el seguro y abro un poco la puerta con cuidado. Y, sí. Tristán camina por el pasillo en un estado de ebriedad, que nunca imagine ver. Estoy por salir, cuando una figura delegada se hace presente.—Mira en qué estado estas.Nancy reprocha a su hijo.—Madre—canturrea Tristán—Déjame en paz.—Estás destruyendo tu vida—dice—He hecho mucho po
En ocasiones, las cosas no salen como queremos. Eso es algo que debemos aprender con el tiempo.Un ejemplo claro es lo que sucedió anoche con Tristán. Acercarme a él es peligroso. Sobre todo, porque no está en mis planes caer de nuevo en su red.—¿Ese suspiro?Levanto la vista para ver a Kamal del otro lado del escritorio en la oficina del hotel.—No suspire—me defiendo.—Por supuesto—dice riendo entre dientes.Esta mañana, salí más temprano que de costumbre y me recluí en la oficina para adelantar pendiente.Huyes de Tristán.La vocecita interna me susurra.¡Claro que no!Resoplo.—Ahora, ¿Vas a decirme que no has resoplado?Levanto la vista de nuevo para verle.—Estás muy tedioso el día de hoy, ¿no?Se ríe.—No. Es que te veo extraña.—Siempre he sido extraña—me burlo.—Hoy, más que siempre.Oculto una sonrisa.—¿Qué me tienes? —digo, en cambio. El dejo una hoja sobre el escritorio. —Después de rastrear los movimientos de Harrison padre, al fin encontré a dónde iban.Kamal tenía co