Holaa, chicos, espero que les esté gustando la historia. Se acerca el final de este primer libro, no obstante, me tomaré mis vacaciones de semana santa así que vuelvo en unos días. Un beso.
Jennifer. —No me digas así, no me digas de ese modo nunca más en tu vida —le respondo.Escucharlo decirme de esa forma, escucharlo decirle ese apodo de cariño que solo tenía conmigo me duele, me duele porque me hace recordar lo mucho que amaba que él me dijera de esa forma, además de todo lo que tuvimos que pasar para al final aceptar que nos amábamos, que no podíamos seguir ocultándolo. —Está bien, entonces olvida que alguna vez te mencioné esto, si quieres olvida que alguna vez tuvimos esta conversación, que nos vimos y que compartimos un helado con tu hermana —es lo que él me respondo.Veo dolor en sus ojos, veo incluso el ápice de alguna lágrima, pero necesito que entienda que lo que hizo estuvo mal, que no puedo recibirlo con los brazos abiertos y que justo ahora más que nunca debo ser inteligente y no sería inteligente dejarlo todo, dejar sus enemigos, incluso los míos aquí, vivos e irnos a cualquier lugar donde muy seguramente ellos llegarán.—Alex… —intento hablar, pero él
Los cementerios siempre me han dado escalofríos, pues toda mi vida he participado en más funerales de los que he querido ya que al ser la mayor y solo pagar una parte de lo que cobraba la niñera decidían que Lizzi sería a quien cuidarían y a mí, al ser la mayor, era la que llevaban. Corrí con la mala suerte de ser la mayor y con la mala suerte de que muchos familiares y amigos murieran muy seguido, creo que por eso es que tomé con tanta naturalidad la muerte de mis padres y por eso es que decido visitarlos tan poco, pero ahora, en este preciso instante estar a solo varios metros de su tumba me hace querer simplemente dejar a todas estas personas tiradas e ir con ellos. Explicarle las razones de mis últimos comportamientos y suplicar su perdón.El padre sigue hablando y hablando mientras que solo se escucha a parte de eso, el llanto de Crystal. Los hombres de Max al tener prácticamente toda la ciudad comprada cerraron el cementerio solo para nosotros por lo que hay un perímetro de homb
Alex. Al colgar la llamada con Max me quedé de piedra, debo admitirlo, no pensé que eso sería lo que me diría después de lo que hice por lo que ahora me senté en el comedor de mi casa a charlarlo con mis chicos.—Creo que es una trampa —dice Nate.—Opino lo mismo —habla Roger —, ¿por qué querría una tregua luego de acribillar a sus hombres?En ese momento y antes de que pueda contestar, Valeria hace su gran entrada. Trae puesto un pantalón ajustado en color negro y una blusa de escote pronunciado color rojo carmesí. Como siempre, sus tacones resuenan por todo el lugar al entrar.—¿De qué me perdí? —Sebastián es quién carraspea su garganta antes de hablar.—Max quiere una tregua con Alex. Quiere que los términos sean hablados en persona —Valeria solo sonríe, como si eso le pareciera estúpido.—¿Ves? —exclama Nate—, todos creemos lo mismo.—¿Qué se supone que creo? —pregunta Valeria ligeramente confundida.—Que es una trampa —le contesta Roger. ella enarca una ceja antes de contestar.
—Así es —le contesto—, eres la única persona que puede darme la respuesta que deseo —ella frunce el ceño.—¿A cuál pregunta específicamente?—¿Qué rayos trama Max con esto de la tregua? —ella suspira antes de contestarme.—Lamento no poder ayudarte como quisiera, pero Max no me dice nada y al parecer esto lo tomó, me refiero a esta decisión, la tomó completamente solo.—Pero ¿tú qué piensas? ¿cómo lo tomaron sus hombres?—Crystal como si le hubieran matado a la madre, pero no, mataron a su novio; evidentemente le molestó, ella está dispuesta y me lo dijo, a matarte. Los demás, solo se miraron entre sí y callaron. A todos nos sorprendió la verdad.—¿Crees que sea una trampa? Es lo que dicen mis chicos.Jennifer se queda pensativa por un par de segundos, hasta que se niega con los hombros.—La verdad no lo creo. Max no es imbécil, no quiere morir, así que prefiere tener una parte del negocio en vez de perderlo todo y además su vida. Solo hasta que mataste a todos esos hombres en esa man
Jennifer. Intento moverme velozmente por los contenedores, pero en mi mano la pistola tiembla, estoy jodidamente asustada. Intenté mantenerme junto a Max tanto como pude, pero Valeria comenzó a casarme como una maldita leona. Lo más inteligente que se me ocurrió fue correr hacia el enorme laberinto que es atravesar estos contenedores abandonados. Los disparos se escuchan cerca y alguno un poco más lejos lo que pone a mi corazón a latir como loco. Una cosa es practicar tiro en el jardín de la casa donde vivo, disparándole a un objeto sin vida que nunca me devolverá el disparo o practicar defensa personal con Crystal quien no me va a herir hasta donde sé, pero una cosa muy diferente es hacerlo aquí, rodeada de hombres que han hecho esto toda su vida y siendo atacada por una mujer que me detesta y que no durará ni un segundo en matarme si le doy la oportunidad. Sigo caminando, intentando concentrarme tanto como pueda e intentando mantener el arma en mi mano fuerte. En ese momento me top
Alex. Cruzo los contenedores lo más rápido que puedo pues sé perfectamente que Valeria corrió tras Jennifer con una sola cosa en mente; matarla. Sé que ansia tener su sangre en sus manos, sé que es lo único que desea de todo esto y tal vez lo único por lo que vino a esta supuesta tregua. Atravieso un recorrido de contenedores hasta que cruzando una esquina noto que Valeria y Jennifer están una frente a la otra. Veo que Jennifer intenta dispararle a su contrincante, pero Valeria le lanza su arma golpeando la en la cabeza y haciendo que Jennifer pierda el equilibrio, ante esto mi única reacción es ayudar a mi chica.—¡Jennifer! —grito, pero ella no me mira, al levantar la cabeza, lo hace Valeria.A lo que mi chica aprovecha esto para cerrar su puño y darle tremendo puñetazo a su contrincante, cuando ella levanta la cabeza tiene sangre saliendo de su nariz, luego corre lejos de nosotros.Valeria se queda inmóvil en el mismo sitio, como si estuviera procesando el hecho de que Jennifer le
Jennifer. No he dormido en toda la noche, me siento indefensa, me siento asustada, como un cachorro abandonado- No confío en nadie de este lugar y lo único que puedo hacer es mantener la cabeza fría y tratar de averiguar lo que sea que esos tres están por planear en contra de Alex. El emparedado que me preparé esta a medio comer en la mesita de noche, pero sé que en este momento no tengo cabeza para comerme nada más por mucha hambre que tenga. Tengo miedo porque no sé si seré lo suficientemente astuta para impedir que asesinen al hombre que amo, tengo miedo porque de ser descubierta me asesinarían y me meterían en algún hoyo de este lugar o de cualquier otro y a Lizzi, mi pobre Lizzi, la verdad no sé qué le harían. Decido levantarme e ir a su cuarto en penumbras. Abro la puerta que rechina un poco y la veo allí con su manta de Barbie y su pequeño cuerpo envuelto en ella, la veo abrazando a una de sus muñecas favoritas y la veo respirando tranquilamente.Me siento a su lado y enciendo
Alex. Me despierto con algo sofocante en el pecho. Una sensación extraña que aborda todo mi cuerpo desde mi corazón hasta la punta de los pies. Nunca había experimentado algo como eso hasta ahora, nunca me había sentido de esta manera por lo que comienzo a pensar qué podrá significar. Es una opresión en el pecho, una sensación de agonía incluso, me levanto sentándome en el borde de la cama, respiro dos o tres veces y simplemente dejo que poco a poco se vaya. Temo porque sea un ataque al corazón, pero no creo que eso sea posible. Creo que es más fácil que Max me asesine hoy a que tenga un ataque al corazón. La sensación se disipa hasta que se extingue por completo por lo que me levanto y corro a la ducha. Allí, me doy un baño lento y relajante, me afeito la barba y me cepillo los dientes. Al salir me coloco ropa cómoda y salgo de la habitación. Bajo las escaleras hasta la cocina donde me encuentro a Nate a punto de subir. En cuanto me ve me saluda. —Iba a buscarte, tienes visitas —fr