Jennifer.Me siento eufórica, llena de entusiasmo, llena de satisfacción, me siento poderosa, como si la fuerza que llevaba escondida en mi interior ahora haya salido a flote y me haya envuelto en un clímax caótico. Nunca me había sentido de esta forma y ahora sé lo mucho que me hacía falta sentirme así. Decidí mudarme a la casa de Max, sí, la que en realidad es de Alex, luego de aquella fiesta en la que creo que lo aluciné debido a que jamás fue encontrado dentro de la casa, no he sabido más de él y he intentado no pensar en él. Luego de esa noche borrosa, bastante borrosa, sentí que me seguían y al contarle a Max creyó que se trataría de la amenaza de Valeria así que acepté su oferta. Para este punto he intentado olvidar el lugar donde vivo, he intentado olvidar a quién le pertenece en realidad y centrarme en lo que tengo al frente; a mi hermana, paso más tiempo con ella, ha vuelto a la escuela, su enojo por los cambios ha desaparecido tan rápido cómo vino, no obstante, su relación
Alex. Se escucha un silencio sofocante en toda la casa desde que llegamos. Nadie ha dicho o hecho absolutamente nada, salvo Valeria, quien habla con la familia de Camilo. El muerto se está poniendo frío en la sala mientras todos los presentes lo rodeamos intentando no verlo, intentando que su sangre no traspase el plástico en el que se encuentra envuelto. Heather está intentando mantenerse a flote, pero es evidente que la está pasando mal y es que sí, muy seguramente no es el primer muerto que ve, pero todo lo que rodeó su muerte es lo que lo hace impactante; el hombre literalmente acababa de llegar al país y la chica que Valeria le había prometido como recompensa fue quién lo mató. Eso descompone a cualquiera, incluso Nate le ha dicho a Heather que debería ir a dormir, pero sé que ella puede sentir lo tenso del ambiente, puede sentir que no es lo más apropiado irse a dormir ahora, que lo último en lo que pensamos ahora es en una cama.Valeria al fin sale de la oficina con su mirada
Jennifer. El sol está saliendo, pero se siente el ambiente como si fuera la peor de las noches y es que lo fue. La camioneta se detiene y la primera en bajar es Crystal quien corre hacia la casa ignorando los cuerpos en el jardín, blancos, con sus ojos tan abiertos como el orificio en sus cabezas y en sus cuerpos. Mientras caminamos hacia la entrada de la casa Max chasquea sus dedos para que sus hombres comiencen a recoger los cuerpos de sus compañeros, de chicos y hombres más maduros con lo que estuvieron años juntos. Noto que los recogen como si se trataran de bolsas de basura y los comienzan a envolver. —¿Qué harán con ellos? —susurro más para mí que para nadie más y es Mike, la mano derecha de Nathan quien me contesta. —Nena, ni siquiera quieres enterarte de lo que harán con ellos. —¿Qué crees que debemos hacer para ocultar un montón de cadáveres por toda la ciudad? —me pregunta Nathan al pasar por mi lado—, yo creo que picarlos, ¿no? —añade. Max escucha la conversación así qu
Alex. Decidí volver a la gran mansión donde asesinamos a todos esos hombres, decidí volver porque sabía que ella estaría allí, sabía que sería sencillo verla. Así que volví y la vi, la vi bajando junto a Max del auto que le regalé en su cumpleaños, lo que me sorprendió ya que no sabía que realmente lo había conservado. Incluso vi a Nathan y juro qué el estomago se me hizo un nudo, pero de la misma ira que comenzó a recorrer mi interior, sin embargo, la dejé a un lado porque mis ojos, como si tuvieran vida propia a quién realmente querían ver era a Jennifer. Ella entró a la casa y yo me quedé pensando en lo que había visto porque luce realmente diferente, no están tan delgada como antes lo que hace que su trasero y sus curvas se vean preciosos, su ropa es diferente, es más oscura, al igual que su maquillaje, luce como alguien diferente. Cuando salió, alrededor de media hora después se subió al auto como si estuviera enojada, pero esta vez Max no se fue con ella. La seguí hasta aquí, es
Jennifer. —No me digas así, no me digas de ese modo nunca más en tu vida —le respondo.Escucharlo decirme de esa forma, escucharlo decirle ese apodo de cariño que solo tenía conmigo me duele, me duele porque me hace recordar lo mucho que amaba que él me dijera de esa forma, además de todo lo que tuvimos que pasar para al final aceptar que nos amábamos, que no podíamos seguir ocultándolo. —Está bien, entonces olvida que alguna vez te mencioné esto, si quieres olvida que alguna vez tuvimos esta conversación, que nos vimos y que compartimos un helado con tu hermana —es lo que él me respondo.Veo dolor en sus ojos, veo incluso el ápice de alguna lágrima, pero necesito que entienda que lo que hizo estuvo mal, que no puedo recibirlo con los brazos abiertos y que justo ahora más que nunca debo ser inteligente y no sería inteligente dejarlo todo, dejar sus enemigos, incluso los míos aquí, vivos e irnos a cualquier lugar donde muy seguramente ellos llegarán.—Alex… —intento hablar, pero él
Los cementerios siempre me han dado escalofríos, pues toda mi vida he participado en más funerales de los que he querido ya que al ser la mayor y solo pagar una parte de lo que cobraba la niñera decidían que Lizzi sería a quien cuidarían y a mí, al ser la mayor, era la que llevaban. Corrí con la mala suerte de ser la mayor y con la mala suerte de que muchos familiares y amigos murieran muy seguido, creo que por eso es que tomé con tanta naturalidad la muerte de mis padres y por eso es que decido visitarlos tan poco, pero ahora, en este preciso instante estar a solo varios metros de su tumba me hace querer simplemente dejar a todas estas personas tiradas e ir con ellos. Explicarle las razones de mis últimos comportamientos y suplicar su perdón.El padre sigue hablando y hablando mientras que solo se escucha a parte de eso, el llanto de Crystal. Los hombres de Max al tener prácticamente toda la ciudad comprada cerraron el cementerio solo para nosotros por lo que hay un perímetro de homb
Alex. Al colgar la llamada con Max me quedé de piedra, debo admitirlo, no pensé que eso sería lo que me diría después de lo que hice por lo que ahora me senté en el comedor de mi casa a charlarlo con mis chicos.—Creo que es una trampa —dice Nate.—Opino lo mismo —habla Roger —, ¿por qué querría una tregua luego de acribillar a sus hombres?En ese momento y antes de que pueda contestar, Valeria hace su gran entrada. Trae puesto un pantalón ajustado en color negro y una blusa de escote pronunciado color rojo carmesí. Como siempre, sus tacones resuenan por todo el lugar al entrar.—¿De qué me perdí? —Sebastián es quién carraspea su garganta antes de hablar.—Max quiere una tregua con Alex. Quiere que los términos sean hablados en persona —Valeria solo sonríe, como si eso le pareciera estúpido.—¿Ves? —exclama Nate—, todos creemos lo mismo.—¿Qué se supone que creo? —pregunta Valeria ligeramente confundida.—Que es una trampa —le contesta Roger. ella enarca una ceja antes de contestar.
—Así es —le contesto—, eres la única persona que puede darme la respuesta que deseo —ella frunce el ceño.—¿A cuál pregunta específicamente?—¿Qué rayos trama Max con esto de la tregua? —ella suspira antes de contestarme.—Lamento no poder ayudarte como quisiera, pero Max no me dice nada y al parecer esto lo tomó, me refiero a esta decisión, la tomó completamente solo.—Pero ¿tú qué piensas? ¿cómo lo tomaron sus hombres?—Crystal como si le hubieran matado a la madre, pero no, mataron a su novio; evidentemente le molestó, ella está dispuesta y me lo dijo, a matarte. Los demás, solo se miraron entre sí y callaron. A todos nos sorprendió la verdad.—¿Crees que sea una trampa? Es lo que dicen mis chicos.Jennifer se queda pensativa por un par de segundos, hasta que se niega con los hombros.—La verdad no lo creo. Max no es imbécil, no quiere morir, así que prefiere tener una parte del negocio en vez de perderlo todo y además su vida. Solo hasta que mataste a todos esos hombres en esa man