Cuando Selene volvió a abrir los ojos, todo su entorno había cambiado completamente. La cazadora ya no se encontraba en el frio bosque desolado, sino que eran las paredes de piedra de un castillo las que le daban la bienvenida.
Al sentarse en la cama, sintiendo su cabeza dar vueltas aun por la secuela del veneno en su cuerpo, ella logro percatarse de un segundo cambio. Su ropa. El traje de cazadora, las armas, las protecciones, todo ello había sido reemplazado por un corse demasiado escotado que se unía a una pollera de seda roja que dejaba al descubierto los costados de sus piernas.
—¿Qué opinas de mi elección de vestuario? Sin dudas el rojo te sienta mucho mejor que el marrón—canturreo una voz masculina desde un rincón de la habitación.
La cazadora lanzo una mirada veloz y furtiva, encontrando a Dimitri sentado en un sillón, con su camisa desabotonada, exhibiendo su cuerpo perfecto, mientras una actitud relajada enmarcaba sus palabras descaradas.
—¡¿Tu me cambiaste?!—pregunto ella escandalizada, mientras retrocedía en la cama. Buscando poner la mayor distancia posible entre ella y el lobo.
La sonrisa en los labios carnosos de Dimitri creció de manera notoria, diciendo mas de lo que ella necesitaba.
>—Te matare, cerdo—siseo ella con repulsión en su dirección.
El movimiento del hombre fue veloz. Selene sabia que estaba ante el alfa mas poderoso de todos, pero no tuvo en cuenta lo que aquellas palabras implicaban.
Con elegancia y gran agilidad, Dimitri acorto la distancia que los separaba, dejando el sillón atrás para encontrar resguardo en la cama junto a la cazadora. Demostrando nuevamente el poder que corría en sus venas, el la aprisiono, en esta ocasión contra la cama.
El cuerpo de él, cálido, empujo el de Selene contra el mullido colchón, mientras sus rostros se encontraban en una mirada demasiado cercana como para ser ignorada la presencia del otro.
—¿Con que armas, conejita? —canturreo el con arrogancia, evidentemente divertido ante aquella absurda amenaza.
—Pienso hacerlo con mis propias manos—gruño ella enfadada—. Eres repulsivo.
—Tranquila, conejita, tu honor y virtud siguen intactas… de momento—ronroneo el, siendo conocedor de los requisitos que se necesitaban para ser cazadora—. No soy un monstruo, al menos no de la clase que toma mujeres mientras ellas no son dueñas de sus facultades...
Selene no dijo nada, simplemente exhibió sus dientes en lo que se asemejo a un gruñido animal. Durante algunos segundos, ella parecía más bestia que el alfa ante ella, lo cual arranco una sonrisa de satisfacción de los labios de Dimitri.
>—, aparte, no tengo planeado tomar a mi futura esposa mientras ella esta inconsciente.
La cazadora parpadeo, impactada por aquellas palabras, antes de reír agudamente.
—Si vas a matarme, evita jugar conmigo y decir estupideces, bestia—siseo ella con su lengua afilada.
Dimitri cambio el peso de su cuerpo, sin liberarla, mientras comenzaba a acariciar una mejilla de ella con demasiada delicadeza.
El lobo advirtió que los rasgos de la cazadora eran demasiado afilados ¿Hacia cuanto tiempo no se alimentaba bien? Un gruñido bajo escapo de sus labios, uno que Selene interpreto como imposición, pero en realidad era de rabia y frustración.
Por no haberla encontrado antes. Por no protegerla de todo el daño que su cuerpo había recibido.
—Tengo pensado hacer muchas cosas con tu cuerpo, conejita, pero asesinarte no esta en mis planes—comenzó a decir el, mientras seguía deslizando sus dedos en una gentil caricia por el rostro de ella, marcando el contorno de sus labios.
Sin embargo, cuando el cuerpo de Selene se tensó de pánico escuchando aquellas palabras, el se vio obligado a aclarar.
>—Cosas que no pienso hacer hasta que tu me supliques complacerte, conejita… hasta que seas tu misma quien se deslice en mi cama, ardiendo de lujuria por mí.
—Eso nunca va a ocurrir, bestia—arremetió ella, mientras su mente ideaba el modo de soltarse de su agarre. Pero era imposible, Dimitri la había sometido contra el colchón.
El alba se aproximo unos centímetros, acercando el rostro al de ella. Durante una fracción de segundos ella cerro los ojos de manera refleja, convencida de que el la besaría.
Pero Dimitri se detuvo a escasos centímetros de sus labios y le obsequio una sonrisa arrogante, perversa. Propia del alfa poderoso que era.
—Dices que nunca va a ocurrir, conejita, pero aquí estas, buscando un beso con apenas unos minutos de habernos conocido—el rio de forma baja, pero el sonido vibrante retumbo en cada hueso del cuerpo de Selene—. Te daré un año.
—¿Un año para qué? —respondió ella con el ceño fruncido, sintiendo como sus mejillas ardían ante la vergüenza de aquella verdad revelada.
—Un año para que te enamores perdidamente de mi y aceptes ser mi esposa… mi reina—dijo Dimitri sin vueltas, con sus ojos fijos en ella para que viera la verdad en sus palabras—. Si luego de un año, me sigues mirando con el odio que cargan tus ojos ahora, prometo que te dejare ir. Hasta entonces, vivirás en este castillo, conmigo y mi gente.
—¿Planeas dejar a una cazadora suelta en tu castillo? —pregunto ella mientras una sonrisa afilada crecía en sus labios—. Sabes que buscare asesinarte en cada oportunidad que se me presente.
—Lo sé, y cada vez que falles, yo buscare el modo de castigarte por ello, conejita—hablo Dimitri con lentitud—. Te encerrare conmigo en mi habitación y te mostrare que tan poderoso soy.
Todo el cuerpo de ella tembló, pero no fue por miedo, sino por una corriente electrizante e invisible que sacudió sus huesos por completo.
—Luego de un año, cuando me liberes, te asesinare—escupió ella entre dientes—. Te arrancare el corazón.
Los labios de Dimitri se curvaron hacia arriba, mientras se apartaba totalmente de ella, liberándola finalmente de su sometimiento.
—Ya me lo arrancaste—murmuro el en un tono tan bajo que Selene no logro oírlo ni entenderlo, antes de advertirle a ella directamente—. Luego de un año, tu podrás hacer lo que desees...
—¿Por qué tomarte tantas molestias conmigo? —pregunto ella lentamente.
—Quiero ver si en verdad vales la pena, conejita—hablo Dimitri, mientras exponía una mano en su dirección—. Quiero ver si en verdad vale la pena enfrentarme a todos por ti.
Selene se quedo callada, pensativa, sin comprender realmente a que se refería el lobo con esas palabras. Aun así, tomo su mano.
Resultaba extraña aquella energía que sentía entre ambos. Una conexión única y especial que jamás había tenido con otro ser en la tierra… pero aun no sabia si era deseo carnal hacia el o la orden silenciosa que le habían encomendado de asesinarlo.
>—Ahora tenemos cosas que hacer—continúo hablando el con delicadeza—. Te mostrare ante todos en la corte… deseo ver la expresión de uno de mis súbditos en especial cuando te vea.
—¿A quién quieres enfadas, bestia? —expuso ella sin diligencias, mientras se incorporaba, parándose junto a él.
Dimitri la observo, tomo el rostro de ella con delicadeza por las mejillas y elevo su mirada para encontrarse el uno con el otro.
—A mi hermano… hoy enfadaremos al usurpador—ronroneo el, y el corazón de Selene se detuvo en un latido.
Porque ella conocía al hermano de Dimitri. Lo conocía de manera personal e íntima.
Selene trago duro, reprimiendo el miedo que se filtraba a través de su piel mientras avanzaba por aquel hermoso castillo escoltada por el mismísimo Dimitri.Muchos licántropos, miembros de aquella corte, se aproximaban a ella con ojos curiosos y deseosos, había un sentimiento común reunido en sus rostros. Algo que la hermosa cazadora no logro identificar.—No te apartes de mí, conejita—susurro Dimitri en su dirección, mientras tomaba la mano de ella—. Solo yo tengo permitido comerte.Selene arrugo el ceño, mientras continuaba caminando detrás del lobo. No se atrevió a decir una sola palabra en su dirección, no con toda la manada allí reunida, asediando cada uno de sus movimientos.Precedidos por los lobos, Dimitri guio a Selene a un enorme salón, en cuyo centro se encontraba el trono del alfa. Sin demasiadas vueltas, el tomo lugar allí, empujando un segundo mas tarde a la cazadora sobre su regazo.Las mejillas de la hermosa mujer ardieron ante la vergüenza, mientras Dimitri rodeaba su
La palabra “Esposa” quedo suspendida en el aire, entre ellos, como si no tuviera significado alguno. Hasta que finalmente, Castiel fue el primero en reaccionar.—¡¿Esta demente?!—gruño desesperado Castiel, mientras sus ojos azules salían disparados, trazando la distancia entre Dimitri y Selene—¡No puedes cazarte con ella!Dimitri lo ignoro en su totalidad, mientras se aproximaba a la cazadora, pasando junto a su hermano sin prestar demasiada importancia al asunto. Durante algunos segundos, Selene creyó que el alfa la regañaría por escapar, pero en realidad simplemente se coloco junto a ella, dispuesto a protegerla con su propio cuerpo de Castiel.—¿No puedo porque es una cazadora? —respondió con palabras lentas el rey de los lobos.—¡No puedes hacerlo porque es una pésima idea! —arremetió Castiel, mientras revolvía su cabello dorado como los rayos del sol—. Selene, no puedes estar tan demente como él.Al oír la mención del nombre de la cazadora, Dimitri parpadeo, el entendimiento bril
La hermosa cazadora había suspirado aliviada, al enterarse que la idea de Dimitri no era cobrar su venganza en la cama, sino obligándola a trabajar una semana en la servidumbre del castillo.Selene había asentido, intentando disimular su alivio inmenso por aquella labor encomendada. Si trabajaba como sirvienta en el castillo, ella tendría la oportunidad de conocer el lugar completamente e idear una forma de escapar de allí… logrando concretar su misión incluso.Porque incluso, a pesar de la atracción desmedida que ella sentía hacia Dimitri, no podía negar que el odio que sentía hacia su especie era mucho más fuerte.Como parte de su castigo, el alfa le había asignado una habitación recluida en la parte mas alta del castillo. No tenia muchos muebles y la iluminación era escasa, pero al menos estaba sola y gozaba de una preciosa vista de todo el castillo y sus alrededores.Sin embargo, cuando llego la media noche, ella comprendió que las palabras de Castiel no habían sido meramente fanf
Selene no sintió el más mínimo atisbo de frio en toda la noche, ella logro dormir plácidamente entre los brazos de Castiel, disfrutando del calor que su cuerpo emanaba. Incluso aunque su odio hacia el era demasiado grande para ser ignorado, el frio mortal que logro sentir en aquella ocasión pudo más.Sin embargo, cuando la hermosa cazadora abro los ojos con la llegada de un nuevo día, la ausencia de Castiel era evidente. El licántropo no se encontraba por ningún lugar, solo un lejano aroma de su piel desnuda se había quedado impregnada en su cuerpo.Molesta por no haber logrado percibir el momento exacto en el que el lobo abandonaba su habitación, ella salió de la cama y luego de higienizarse con un cubo con agua fría que encontró junto a la pequeña ventana, salió del cuarto.—Tienes que ser mas rápida, no me gusta que la servidumbre demore—escupió Dimitri con una mueca oscura en sus labios.Selene se detuvo abruptamente. Ella no esperaba encontrarse al rey de los licántropos allí, en
Todos tienen fortalezas y habilidades. Cada persona nace con las capacidades básicas necesarias para sobrevivir en el mundo, y Selene era extremadamente hábil en varias áreas. Sin embargo, lo que concernía a las labores de limpieza no resultaban ser su fuerte.La noche anterior, la cazadora había tenido la estúpida creencia de que se le obligaría a trabajar en el área de la cocina. Estúpido pensamiento. Como si Dimitri fuera tan tonto como para permitirle el libre acceso a un arsenal completo de armas.Solo el infierno sabio de lo que Selene seria capaz si colocaban tal armamento entre sus frías manos.No. A la bella cazadora se le había asignado otra clase de tareas, las de la limpieza. Precisamente el lavado de la ropa de cama de todos los cuartos del castillo, ya que aquello parecía ser lo único que no lograba arruinar por completo.Con el ceño ligeramente fruncido y los labios firmemente apretados, Selene se paseaba por los patios internos del castillo, haciendo un esfuerzo poco h
Con poco cuidado y delicadeza, Castiel coloco un collar con liebres muertas sobre los hombros de Selene, mientras aquella sonrisa radiante iluminaba su rostro con un gozo que generaba en la cazadora ganas de romper su nariz perfecta.—¿Quién diría que a la mejor cazadora de todos los tiempos le daría miedo un par de conejos muertos? —canturreo con arrogancia el lobo.—¿miedo? No conozco el significado de esa palabra—escupió ella con tono frio y seco—¿desagrado? Bueno… puedo reconocerlo con solo lanzarte una mirada.Las cejas de Castiel se alzaron en lo alto, antes de que este estallara en un ataque de risas. Sin embargo, antes de que la cazadora fuera capaz de notarlo, el lobo la sujeto con fuerza por la barbilla, elevando su mirada hacia el con firme determinación.Selene no intento apartar el rostro, tampoco lo deseaba. Debía admitir que admirar el bello rostro de Castiel no era ningún castigo.—Anoche no recuerdo oír que te quejaras por estar junto a un desagradable lobo… por el co
Selene estaba paseando por el bosque, en el área delimitada por Castiel. El temor que la había invadido poco tiempo atrás ahora se esfumaba, mientras movía en el aire el cuchillo que el lobo le había dado.Era precioso, rustico y simple, pero precioso de igual manera. Sin joyas ni fino metal que lo decorara. Tan diferente a los cuchillos que ella estaba habituada.>>Tan extraño como el propio Castiel y su mirada petrificante<< pensó la cazadora, y al instante, aquel recuerdo hizo que su piel se volviera de fuego ante el abrazador calor de ese pensamiento.Castiel era peligroso, cruel y despiadado. El al igual que Dimitri y el resto de personas que habitaban el castillo eran sus enemigos naturales. Ella debía acabar con todos y cada uno de ellos, no podía cometer el tonto error de caer ante los encantos de ese idiota.Tenia que aprender a bloquear la habilidad de Castiel, de lo contrario, tendría un gran problema a la vista.—Hola, cariño—dijo una gentil y dulce voz a sus espaldas.Al
Castiel se encontraba en la enorme sala vacía, con las piernas recostadas sobre una mesa baja, mientras observaba a través de una ventana del castillo. Dimitri lo encontró demasiado relajado bebiendo vino, algo que le molesto mas de lo que debía.—¿No es suficiente que te tomes atribuciones con mi invitada, también piensas hacerlo con mis bodegas? —dijo en tono áspero el rey, mientras ingresaba dando largas zancadas, solo para dejarse caer en el sillón frente a su hermano.Castiel alzo la mirada en su dirección. Un color de ojos gemelo al suyo, idénticos… pero con una leve diferencia.Dicen que los ojos son las ventanas del alma, entonces allí se podía notar la diferencia de ambos. Uno vivía preso del dolor, uno que ocultaba perfectamente detrás de sonrisas, mientras que el otro era esclavo de la desconfianza y paranoia, lo que lo llevaba a odiar a diestra y siniestra, sucumbiendo a sus propios instintos.Ambas almas coincidían en una misma cosa, un mismo sentido… estaban demasiado la