Todos tienen fortalezas y habilidades. Cada persona nace con las capacidades básicas necesarias para sobrevivir en el mundo, y Selene era extremadamente hábil en varias áreas. Sin embargo, lo que concernía a las labores de limpieza no resultaban ser su fuerte.La noche anterior, la cazadora había tenido la estúpida creencia de que se le obligaría a trabajar en el área de la cocina. Estúpido pensamiento. Como si Dimitri fuera tan tonto como para permitirle el libre acceso a un arsenal completo de armas.Solo el infierno sabio de lo que Selene seria capaz si colocaban tal armamento entre sus frías manos.No. A la bella cazadora se le había asignado otra clase de tareas, las de la limpieza. Precisamente el lavado de la ropa de cama de todos los cuartos del castillo, ya que aquello parecía ser lo único que no lograba arruinar por completo.Con el ceño ligeramente fruncido y los labios firmemente apretados, Selene se paseaba por los patios internos del castillo, haciendo un esfuerzo poco h
Con poco cuidado y delicadeza, Castiel coloco un collar con liebres muertas sobre los hombros de Selene, mientras aquella sonrisa radiante iluminaba su rostro con un gozo que generaba en la cazadora ganas de romper su nariz perfecta.—¿Quién diría que a la mejor cazadora de todos los tiempos le daría miedo un par de conejos muertos? —canturreo con arrogancia el lobo.—¿miedo? No conozco el significado de esa palabra—escupió ella con tono frio y seco—¿desagrado? Bueno… puedo reconocerlo con solo lanzarte una mirada.Las cejas de Castiel se alzaron en lo alto, antes de que este estallara en un ataque de risas. Sin embargo, antes de que la cazadora fuera capaz de notarlo, el lobo la sujeto con fuerza por la barbilla, elevando su mirada hacia el con firme determinación.Selene no intento apartar el rostro, tampoco lo deseaba. Debía admitir que admirar el bello rostro de Castiel no era ningún castigo.—Anoche no recuerdo oír que te quejaras por estar junto a un desagradable lobo… por el co
Selene estaba paseando por el bosque, en el área delimitada por Castiel. El temor que la había invadido poco tiempo atrás ahora se esfumaba, mientras movía en el aire el cuchillo que el lobo le había dado.Era precioso, rustico y simple, pero precioso de igual manera. Sin joyas ni fino metal que lo decorara. Tan diferente a los cuchillos que ella estaba habituada.>>Tan extraño como el propio Castiel y su mirada petrificante<< pensó la cazadora, y al instante, aquel recuerdo hizo que su piel se volviera de fuego ante el abrazador calor de ese pensamiento.Castiel era peligroso, cruel y despiadado. El al igual que Dimitri y el resto de personas que habitaban el castillo eran sus enemigos naturales. Ella debía acabar con todos y cada uno de ellos, no podía cometer el tonto error de caer ante los encantos de ese idiota.Tenia que aprender a bloquear la habilidad de Castiel, de lo contrario, tendría un gran problema a la vista.—Hola, cariño—dijo una gentil y dulce voz a sus espaldas.Al
Castiel se encontraba en la enorme sala vacía, con las piernas recostadas sobre una mesa baja, mientras observaba a través de una ventana del castillo. Dimitri lo encontró demasiado relajado bebiendo vino, algo que le molesto mas de lo que debía.—¿No es suficiente que te tomes atribuciones con mi invitada, también piensas hacerlo con mis bodegas? —dijo en tono áspero el rey, mientras ingresaba dando largas zancadas, solo para dejarse caer en el sillón frente a su hermano.Castiel alzo la mirada en su dirección. Un color de ojos gemelo al suyo, idénticos… pero con una leve diferencia.Dicen que los ojos son las ventanas del alma, entonces allí se podía notar la diferencia de ambos. Uno vivía preso del dolor, uno que ocultaba perfectamente detrás de sonrisas, mientras que el otro era esclavo de la desconfianza y paranoia, lo que lo llevaba a odiar a diestra y siniestra, sucumbiendo a sus propios instintos.Ambas almas coincidían en una misma cosa, un mismo sentido… estaban demasiado la
Selene abrió los ojos, la oscuridad tenue de la habitación era sofocada por los débiles destellos de luz que desprendían las velas depuestas en diferentes puntos del cuarto. Lentamente ella se incorporó, apoderándose de los recuerdos de lo ocurrido mientras intentaba comprender en donde estaba.El cuarto era extremadamente lujoso, por lo que solo había dos posibilidades. Era la habitación de Dimitri o Castiel.>>Mierda<< pensó ella, mientras salía de la cama, buscando con la mirada cualquier objeto que le permitiera defenderse, porque sin lugar a dudas lo mas probable era que aquella fuera la habitación del rey, quien a esas alturas estaría furioso por lo ocurrido.Necesitaba algo para defenderse, cualquier objeto.Sobre el escritorio, mas apartado de ella, encontró un pequeño abre cartas. Sin pensarlo dos veces, Selene lo tomo con fuerza entre sus manos, segundos antes de que la puerta principal se abriera.Dimitri ingreso a la habitación con la misma fuerza que una tormenta arrasa u
Rígida como una piedra, totalmente inmóvil, Selene se quedo de pie en el medio de la sala de baño, observando con la boca seca a Dimitri.El lobo, con una sonrisa arrogante, se había desnudado por completo para ella, deslizándose dentro de la tina llena. Los ojos de la cazadora habían saboreado la hermosa belleza que se desplegaba ante sus ojos, pero se sintió incapaz de perderse debajo del rastro que marcaba el abdomen plano y la V de su cadera.Selene no se sentía con la fuerza suficiente como para resistir aquella imagen.Para fortuna suya, no debió resistir demasiado la tentación, puesto que rápidamente medio cuerpo del lobo fue engullido por el agua refleta de burbujas.>>Benditas sean las burbujas<< pensó la cazadora, siendo dueña nuevamente de sus pensamientos.Sin embargo, el lobo tenía otros planes.—Te pusiste en peligro, me volviste loco… ahora debes pagar por eso, conejita—canturreo Dimitri, mientras arrojaba algo en su dirección.Por acto reflejo, Selene lo atrapo en el a
Los labios de Dimitri estaban tan cerca de los suyos que parecía algo sacrílego no besarlos. Sin embargo, ella estaba acostumbrada a trascender los limites de lo profano, y no lo hizo.Selene simplemente lo observo, directamente al azul de sus ojos inyectados de océano, al mismo tiempo que sus palabras se arremolinaban en su interior, anidando en el centro de su pecho.De alguna forma, de cierta manera, esas palabras le daban paz y tranquilidad. Un alivio que llevaba buscando desde que surgió en el mundo… o quizás desde antes.Sin embargo, el cuerpo del lobo ardía ante las llamas del deseo y la pasión, la locura abriéndose paso a través de sus huesos, suplicándole a sus músculos actuar. Dimitri necesitaba una sola cosa para poder seguir respirando. Sentir la tersa piel de Selene.Y así lo hizo. Con lentitud, dejándole lugar a que ella tomara la decisión final, Dimitri comenzó a subir sus manos a lo largo de la cadera de Selene, viajando lentamente hacia su cintura y buscando más arrib
—Selene—llamo una voz viperina, profunda y rebosante de oscuridad.La estaban llamando. Pero nadie mas oía aquella voz, solo ella era capaz de oírla… de sentirla, calando a través de su piel y huesos, haciendo un hueco en su propia carne. Devorándola por completo.La cazadora sujeto su arco empuñando la flecha de plata con fuerza, observando la profunda oscuridad que parecía devorarlo todo más allá de unos metros de ella.Tenía miedo, muchísimo miedo, todo su cuerpo parecía gemir en una súplica silenciosa para detenerse y echar a correr en sentido opuesto. Pero ella tenia que seguir adelante, porque sabia muy profundo en su interior que, si no lo hacía, si no seguía avanzando, algo muy malo iba a ocurrir.>—Selene, Selene, Selene—volvió a llamar aquella voz masculina, reinante de la noche oscura.Se estaba acercando a ella, se aproximaba lentamente, pero de manera contundente y sigilosa. Igual que una bestia acechando a su presa.Nuevamente, la cazadora, por mas armada que estuviera,