ZebelaEsto era maravilloso…Estaba sumida en un éxtasis extraño, un bienestar que me hacía sentir poderosa. El sabor de la sangre de Bastian me causó un corrientazo por todo el cuerpo, y pude sentir cómo mi poder aumentaba dentro de mí.Ese momento era onírico, lleno de sensaciones nuevas y arrolladoras.—Me has marcado... —musitó él, desconcertado. Su voz temblorosa fue un golpe que me trajo de vuelta a la realidad.¿Qué hice? ¿Cómo pude ser tan impulsiva?Estaba aterrada. Pese a que todavía los efectos del orgasmo y el éxtasis de haber marcado a Bastian me cosquilleaban la piel, el peso de lo que acababa de hacer empezó a aplastarme.—Yo... —Tragué pesado, pues me sentí incapaz de seguir—. Yo lo siento... No debí... Perdón... —Empecé a llorar. ¿Por qué tuve que arruinarlo todo?¿Era tan difícil suprimir a mi loba? ¡Tonta, tonta, tonta!—Yo... —balbuceó Bastian, pero no añadió más. Me sentía tan avergonzada. Aunque temía su reacción, el que se quedara callado solo aumentaba mi angus
ZebelaDespertar junto a Bastian fue maravilloso, a pesar de la tensión que aún había entre nosotros dos. Después de que me marcó, caí en un sueño profundo y no supe de mí hasta ahora, que me escapé de la cama y me metí al baño para evitar mirarlo cuando despertara.Estaba siendo infantil y quizá exageraba, pero todavía me sentía avergonzada por lo que sucedió anoche. Todo esto era nuevo para mí y no sabía cómo manejarlo.Cuando terminé de asearme, salí del baño a hurtadillas, pero Bastian ya estaba sentado en la cama con su pantalón puesto. Me quedé embelesada por un rato. No solo era por la incomodidad de enfrentarlo, también porque su belleza me tenía ensimismada.Ahora cada detalle de su persona me resultaba más llamativo, como si su atractivo hubiera incrementado de un momento a otro. Mis ojos lo recorrieron sin ningún disimulo mientras mi boca emanaba saliva de más.Él era un hombre muy sexy y apuesto, con su cabello al descuido, su torso desnudo y sus pies descalzos. Estaba sen
ZebelaLa tensión era palpable entre nosotros. Había un silencio incómodo que me tenía ansiosa, pues aquel mutismo solo evidenciaba mis sospechas.Tragué pesado, lista para volver a preguntar, y apreté los puños para fortalecer mi valentía. No quería seguir abrumando a Bastian, pero esto era algo importante que no debía dejar pasar desapercibido.—¿Te encontraste con Roan durante la guerra? —pregunté, directa, aunque mi voz salió temblorosa. No podía evitarlo, dado que el tema de Roan todavía me causaba pavor.El simple hecho de imaginar a Bastian cerca de él me provocaba escalofríos.—Vaya... —Él me miró y luego exhaló un largo suspiro—. ¿Eres adivina o qué? —Trató de reír, pero la tensión no se lo permitió.—¿Viste a Roan? ¿Él sabe que estoy viva? —Estaba tan nerviosa que mi voz se quebró. Necesitaba escuchar su respuesta, pero, al mismo tiempo, temía esa posible realidad.—Sí, lo sabe —respondió mientras me miraba con recelo—. ¿Por qué tanto interés en tu ex?Su pregunta me descolo
ZebelaLa brisa levantaba mi cabello y mi cuerpo se sacudía con los movimientos del caballo de Bastian. Él guiaba al animal mientras yo me abrazaba a su espalda. Por momentos, me entretenía con el paisaje, pero también disfrutaba de la firmeza de su cuerpo al recostar la cabeza sobre él.Bastian se detuvo en el sembrío de tulipanes, y mis facciones se contorsionaron por la sorpresa.—Creí que los habían destruido —dije, sin salir de mi asombro.La fragancia fresca de las flores inundó mi olfato, provocándome una sensación de familiaridad y bienestar.Un cosquilleo recorrió mi piel, un hormigueo electrizante que me erizó los vellos. Había algo en los tulipanes que me atraía con gran magnetismo.—Cuando regresemos, podrás disfrutarlos sin restricciones —respondió Bastian—. Pero quería pasar por aquí para que los vieras. Yo también me sorprendí cuando los vi anoche. Creo que eres la responsable de ello. —Sonrió.Entendí a lo que se refería: todo era gracias a mi poder.Cabalgamos por un
ZebelaElla salió corriendo por un pasillo, lo que me dejó atónita y sin saber qué hacer. Bastian, en cambio, parecía bastante normal, como si estuviera acostumbrado a su comportamiento poco común.—¡Qué rara es tu amiga! —se me escapó, pero él solo rio divertido al ver mi cara pasmada.—¡Y eso que apenas la conoces! —volvió a reír—. Ha actuado un poco normal hoy para como es.—Me agrada... —musité.Fui guiada por Bastian por unos largos pasillos cubiertos de plantas regadizas en las paredes, macetas con flores en cada columna y otras plantas ornamentales. Era bonito, pero peculiar.Salimos al patio, y me quedé impresionada por las enormes montañas que nos rodeaban, los árboles en un tono verde oscuro, el riachuelo que nacía en algún lugar y terminaba en un lago con un puente de madera. Había flores reales pegadas en los bordes del puente. Este lugar parecía sacado de un sueño o una fantasía, cargado con un aire tan fresco que dejaba una sensación fría en la nariz, parecida a la que s
BastianObservé a mi tulipán, quien dormía complacida, y me levanté de la cama. No pude evitar soltar un resoplido al pensar en todo lo que me deparaba este día.Volví a mirar a mi compañera y sonreí como un idiota enamorado. Ella era tan hermosa, tan valiente...—Sé que hay más en tu historia con ese gusano, mi amor, pero esperaré a que estés lista para contarme, si es que así lo decides —comenté, aunque ella no podía oírme porque estaba rendida. Quedó agotada después de un entrenamiento intensivo con Laurel y nuestra noche de pasión.Ummm...Tan solo recordar la manera en que nos entregamos me erizaba los vellos y revivía esas deliciosas sensaciones que experimenté. En el pasado, había subestimado el lazo entre parejas; ahora que lo vivía, no podría sentirme más afortunado y feliz.Un suspiro dejó mis labios antes de conducirme al baño. El agua fría era un calmante para la inquietud que palpitaba en mi pecho. Hoy recibiría la información sobre ese guardia; también lo visitaría, y es
BastianMis pasos por el sendero que me dirigiría a mi tulipán se sentían pesados, como si se pegaran al suelo y fuera difícil levantarlos. Estaba exhausto. Necesitaba desenmarañar todo este asunto lo antes posible, pero ese guardia era un idiota que le temía a un hombre que no poseía el poder para hacer nada más, porque yo se lo quité. O eso creía.El cansancio no solo era físico; llevaba un agotamiento emocional que me tenía malhumorado y sin ganas de nada más que dormir. Sería perfecto despertar y que todo este asunto hubiera sido parte de una pesadilla; sin embargo, esta era la realidad. Mi m*****a realidad.Exhalé un suspiro. A la distancia, visualicé la casita de mi tulipán y no pude evitar sonreír al imaginarla recibirme. Ella siempre era tan dulce y reconfortante, mi refugio y lugar seguro, donde me recargaba para poder enfrentar la lucha que me desgastaba con crueldad.Debía decidir cómo viviríamos tras nombrarla mi luna, pues no podíamos seguir de esta manera tan alocada: ell
RoanMientras escuchaba el reporte de mi beta sobre todo lo que estaba mal en la manada, abría las correspondencias que había recibido esa semana y que ni siquiera me había atrevido a mirar.Todavía las palabras del alfa Bastian me torturaban día y noche, haciéndome preguntarme si de verdad hablaba en serio o solo quería provocarme. ¿Zebela, su mate? ¡Sandeces!—¿No hay nada bueno en tu informe? —proferí de mal humor, algo perturbado por tantas malas noticias. Era difícil ver cómo la manada se derrumbaba frente a mis ojos sin que pudiera hacer algo para evitar su inminente destrucción.—Lo siento, Alfa, pero no hay buenas noticias. Estamos en un punto de quiebre y no sé si seremos capaces de salir de esta crisis. Nuestros cultivos se pudren o son comidos por plagas que, por más que intentamos matarlas, nunca desaparecen. Creo que es la maldición de la que todos hablan y que la luna mantenía bajo control.Exhalé un resoplido de mera frustración. Esa maldición a la que mi beta se referí