ZebelaLa brisa levantaba mi cabello y mi cuerpo se sacudía con los movimientos del caballo de Bastian. Él guiaba al animal mientras yo me abrazaba a su espalda. Por momentos, me entretenía con el paisaje, pero también disfrutaba de la firmeza de su cuerpo al recostar la cabeza sobre él.Bastian se detuvo en el sembrío de tulipanes, y mis facciones se contorsionaron por la sorpresa.—Creí que los habían destruido —dije, sin salir de mi asombro.La fragancia fresca de las flores inundó mi olfato, provocándome una sensación de familiaridad y bienestar.Un cosquilleo recorrió mi piel, un hormigueo electrizante que me erizó los vellos. Había algo en los tulipanes que me atraía con gran magnetismo.—Cuando regresemos, podrás disfrutarlos sin restricciones —respondió Bastian—. Pero quería pasar por aquí para que los vieras. Yo también me sorprendí cuando los vi anoche. Creo que eres la responsable de ello. —Sonrió.Entendí a lo que se refería: todo era gracias a mi poder.Cabalgamos por un
ZebelaElla salió corriendo por un pasillo, lo que me dejó atónita y sin saber qué hacer. Bastian, en cambio, parecía bastante normal, como si estuviera acostumbrado a su comportamiento poco común.—¡Qué rara es tu amiga! —se me escapó, pero él solo rio divertido al ver mi cara pasmada.—¡Y eso que apenas la conoces! —volvió a reír—. Ha actuado un poco normal hoy para como es.—Me agrada... —musité.Fui guiada por Bastian por unos largos pasillos cubiertos de plantas regadizas en las paredes, macetas con flores en cada columna y otras plantas ornamentales. Era bonito, pero peculiar.Salimos al patio, y me quedé impresionada por las enormes montañas que nos rodeaban, los árboles en un tono verde oscuro, el riachuelo que nacía en algún lugar y terminaba en un lago con un puente de madera. Había flores reales pegadas en los bordes del puente. Este lugar parecía sacado de un sueño o una fantasía, cargado con un aire tan fresco que dejaba una sensación fría en la nariz, parecida a la que s
BastianObservé a mi tulipán, quien dormía complacida, y me levanté de la cama. No pude evitar soltar un resoplido al pensar en todo lo que me deparaba este día.Volví a mirar a mi compañera y sonreí como un idiota enamorado. Ella era tan hermosa, tan valiente...—Sé que hay más en tu historia con ese gusano, mi amor, pero esperaré a que estés lista para contarme, si es que así lo decides —comenté, aunque ella no podía oírme porque estaba rendida. Quedó agotada después de un entrenamiento intensivo con Laurel y nuestra noche de pasión.Ummm...Tan solo recordar la manera en que nos entregamos me erizaba los vellos y revivía esas deliciosas sensaciones que experimenté. En el pasado, había subestimado el lazo entre parejas; ahora que lo vivía, no podría sentirme más afortunado y feliz.Un suspiro dejó mis labios antes de conducirme al baño. El agua fría era un calmante para la inquietud que palpitaba en mi pecho. Hoy recibiría la información sobre ese guardia; también lo visitaría, y es
BastianMis pasos por el sendero que me dirigiría a mi tulipán se sentían pesados, como si se pegaran al suelo y fuera difícil levantarlos. Estaba exhausto. Necesitaba desenmarañar todo este asunto lo antes posible, pero ese guardia era un idiota que le temía a un hombre que no poseía el poder para hacer nada más, porque yo se lo quité. O eso creía.El cansancio no solo era físico; llevaba un agotamiento emocional que me tenía malhumorado y sin ganas de nada más que dormir. Sería perfecto despertar y que todo este asunto hubiera sido parte de una pesadilla; sin embargo, esta era la realidad. Mi m*****a realidad.Exhalé un suspiro. A la distancia, visualicé la casita de mi tulipán y no pude evitar sonreír al imaginarla recibirme. Ella siempre era tan dulce y reconfortante, mi refugio y lugar seguro, donde me recargaba para poder enfrentar la lucha que me desgastaba con crueldad.Debía decidir cómo viviríamos tras nombrarla mi luna, pues no podíamos seguir de esta manera tan alocada: ell
RoanMientras escuchaba el reporte de mi beta sobre todo lo que estaba mal en la manada, abría las correspondencias que había recibido esa semana y que ni siquiera me había atrevido a mirar.Todavía las palabras del alfa Bastian me torturaban día y noche, haciéndome preguntarme si de verdad hablaba en serio o solo quería provocarme. ¿Zebela, su mate? ¡Sandeces!—¿No hay nada bueno en tu informe? —proferí de mal humor, algo perturbado por tantas malas noticias. Era difícil ver cómo la manada se derrumbaba frente a mis ojos sin que pudiera hacer algo para evitar su inminente destrucción.—Lo siento, Alfa, pero no hay buenas noticias. Estamos en un punto de quiebre y no sé si seremos capaces de salir de esta crisis. Nuestros cultivos se pudren o son comidos por plagas que, por más que intentamos matarlas, nunca desaparecen. Creo que es la maldición de la que todos hablan y que la luna mantenía bajo control.Exhalé un resoplido de mera frustración. Esa maldición a la que mi beta se referí
ZebelaMiré a Laurel con intriga mientras sacaba un recipiente redondo y transparente. Su apariencia era parecida a una bombilla grande, pero con tapa.—¿Para qué quieres que ponga mi energía ahí? —pregunté curiosa.—Creo que podría encontrar la cura para el efecto de esa piedra. Ya investigué sobre ella y creo que se llama piedra de la muerte. Tengo una teoría, así que necesitaré un poco de tu energía y de la de Bastian.Asentí sin dejar de mirar el extraño recipiente y puse mi mano en la abertura. A continuación, derramé energía rosada y ella tapó el contenedor con rapidez.—Bien, mañana, después de la fiesta, le pediré a Bastian que haga lo mismo. Me despido ahora, querida. Sigue leyendo y entrenando. Nos vemos mañana.Me despedí de ella y regresé a mi casa, donde un emocionado Zael me esperaba junto a Natalia.—¿Qué te llevarás de aquí? —Zael miró a su alrededor.—Solo mi ropa y accesorios de cocina. Bastian no es que tenga mucha variedad en la cabaña —respondí mientras me movía e
ZebelaSentía que vivía una fantasía, un sueño del que no quería despertar.¿De verdad tenía un mate que me amaba y cuidaba? ¿Estaba empezando una familia con un hombre tan maravilloso como Bastian? ¿Esto era real?No había una tercera en cuestión, ni promesas vacías, ni engaños, ni rechazo ni humillaciones. Todo era amor, respeto y complicidad. No solo éramos pareja y amantes, también amigos y un equipo.No podía ser más feliz.—El alfa Bastian, guerrero fiero y temido por todos —dije con una sonrisa juguetona—, está lavando los platos.Él levantó ambas cejas y me miró con una sonrisa cargada de diversión.—No soy un inútil. Además, tú eras la luna a quien todos servían y, mírate, viviendo en una cabaña y preparando el desayuno a tu esposo. ¿Estás segura de que no quieres que vengan los sirvientes a ayudar?—Tampoco soy una inútil, cariño. Además, ni que hubiera mucho por hacer aquí. Otra cosa, quiero plena privacidad, por lo menos acá.—Eso sí.—Bueno, démonos prisa o no llegaremos
ZebelaLa brisa de la mañana jugueteaba con las hebras de mi cabello libre, al mismo tiempo que soplaba una caricia fresca y sutil, que contrastaba con el huracán en mi interior.Sentía que moriría cada vez que los latidos de mi corazón retumbaban en mi pecho y mi respiración dificultosa se atascaba en mis pulmones. Las miradas de desagrado de la multitud no ayudaban en nada. Estaba empezando a inquietarme, y el silencio sombrío se sentía punzante y acusador.—Estamos reunidos aquí para hacer un anuncio especial —comenzó el vocero, captando la atención de los presentes.Algunos volvieron su mirada hacia mí sin disimular el desprecio.Todo era más prejuicio que el problema de la acusación, porque no toda la manada estaba enterada de lo sucedido. Ellos me miraban con desdén porque no era una loba híbrida, y eso era muy obvio debido a mi aspecto físico inferior.Delante de Bastian, mi cuerpo lucía pequeño e insignificante, alguien tan común que inspiraba debilidad.Los humanos eran seres