¡Hola, Golosas! Disculpen la tardanza, ayer me la pasé terminando una historia que tenía pendiente. Ya estamos en la recta final, pronto le diremos adiós a nuestros queridos Bastian y Zebela.
RoanMientras escuchaba el reporte de mi beta sobre todo lo que estaba mal en la manada, abría las correspondencias que había recibido esa semana y que ni siquiera me había atrevido a mirar.Todavía las palabras del alfa Bastian me torturaban día y noche, haciéndome preguntarme si de verdad hablaba en serio o solo quería provocarme. ¿Zebela, su mate? ¡Sandeces!—¿No hay nada bueno en tu informe? —proferí de mal humor, algo perturbado por tantas malas noticias. Era difícil ver cómo la manada se derrumbaba frente a mis ojos sin que pudiera hacer algo para evitar su inminente destrucción.—Lo siento, Alfa, pero no hay buenas noticias. Estamos en un punto de quiebre y no sé si seremos capaces de salir de esta crisis. Nuestros cultivos se pudren o son comidos por plagas que, por más que intentamos matarlas, nunca desaparecen. Creo que es la maldición de la que todos hablan y que la luna mantenía bajo control.Exhalé un resoplido de mera frustración. Esa maldición a la que mi beta se referí
ZebelaMiré a Laurel con intriga mientras sacaba un recipiente redondo y transparente. Su apariencia era parecida a una bombilla grande, pero con tapa.—¿Para qué quieres que ponga mi energía ahí? —pregunté curiosa.—Creo que podría encontrar la cura para el efecto de esa piedra. Ya investigué sobre ella y creo que se llama piedra de la muerte. Tengo una teoría, así que necesitaré un poco de tu energía y de la de Bastian.Asentí sin dejar de mirar el extraño recipiente y puse mi mano en la abertura. A continuación, derramé energía rosada y ella tapó el contenedor con rapidez.—Bien, mañana, después de la fiesta, le pediré a Bastian que haga lo mismo. Me despido ahora, querida. Sigue leyendo y entrenando. Nos vemos mañana.Me despedí de ella y regresé a mi casa, donde un emocionado Zael me esperaba junto a Natalia.—¿Qué te llevarás de aquí? —Zael miró a su alrededor.—Solo mi ropa y accesorios de cocina. Bastian no es que tenga mucha variedad en la cabaña —respondí mientras me movía e
ZebelaSentía que vivía una fantasía, un sueño del que no quería despertar.¿De verdad tenía un mate que me amaba y cuidaba? ¿Estaba empezando una familia con un hombre tan maravilloso como Bastian? ¿Esto era real?No había una tercera en cuestión, ni promesas vacías, ni engaños, ni rechazo ni humillaciones. Todo era amor, respeto y complicidad. No solo éramos pareja y amantes, también amigos y un equipo.No podía ser más feliz.—El alfa Bastian, guerrero fiero y temido por todos —dije con una sonrisa juguetona—, está lavando los platos.Él levantó ambas cejas y me miró con una sonrisa cargada de diversión.—No soy un inútil. Además, tú eras la luna a quien todos servían y, mírate, viviendo en una cabaña y preparando el desayuno a tu esposo. ¿Estás segura de que no quieres que vengan los sirvientes a ayudar?—Tampoco soy una inútil, cariño. Además, ni que hubiera mucho por hacer aquí. Otra cosa, quiero plena privacidad, por lo menos acá.—Eso sí.—Bueno, démonos prisa o no llegaremos
ZebelaLa brisa de la mañana jugueteaba con las hebras de mi cabello libre, al mismo tiempo que soplaba una caricia fresca y sutil, que contrastaba con el huracán en mi interior.Sentía que moriría cada vez que los latidos de mi corazón retumbaban en mi pecho y mi respiración dificultosa se atascaba en mis pulmones. Las miradas de desagrado de la multitud no ayudaban en nada. Estaba empezando a inquietarme, y el silencio sombrío se sentía punzante y acusador.—Estamos reunidos aquí para hacer un anuncio especial —comenzó el vocero, captando la atención de los presentes.Algunos volvieron su mirada hacia mí sin disimular el desprecio.Todo era más prejuicio que el problema de la acusación, porque no toda la manada estaba enterada de lo sucedido. Ellos me miraban con desdén porque no era una loba híbrida, y eso era muy obvio debido a mi aspecto físico inferior.Delante de Bastian, mi cuerpo lucía pequeño e insignificante, alguien tan común que inspiraba debilidad.Los humanos eran seres
BastianMi corazón palpitaba a mil mientras mi cuerpo segregaba adrenalina, que me hacía sentir dispuesto a enfrentar a toda una multitud de ser necesario, o, peor aún, las consecuencias de lo que confesar mi naturaleza traería.Siempre temí este momento y me había esmerado para ocultar mi habilidad, y vaya que me costó. Ahora, debido al amor de una mujer —algo que, si me lo hubieran dicho meses atrás, me hubiera hecho reír de pura burla— estoy aquí, frente a los miembros de mi manada, mostrando lo que tanto me esforcé en esconder.—¿Ven? No hay nada de qué temer. Durante una década, ustedes han sido liderados por un lobo Wos de la destrucción, quien ya les ha dado incontables victorias gracias a su habilidad con el fuego. No fue brujería, no eran espías ni máquinas especiales ocultas; todo se debió a mi poder del fuego.» No es lo único que soy capaz de hacer. Puedo protegerlos de muchas maneras, así como también darles el triunfo en cada batalla, destruir enfermedades, neutralizar e
Zebela Mi vida siempre había sido marchitada por la desgracia y la pérdida. Tras la muerte de mis padres, mis momentos alegres eran como puntos coloridos muy pequeños en un lienzo oscuro y lleno de garabatos.Cuando creí haber alcanzado mi felicidad máxima, esa misma noche todo se desplomó. La cama vacía me gritaba que había cometido un error al haberme unido a Roan; sin embargo, mi necesidad de ser amada y feliz me dio una terquedad ingenua y estúpida, así que me aferré a la idea de que él me amaría.Otra vez hubo una pequeña luz en mi eterna oscuridad. Fue cuando Roan besó y acarició mi cuerpo. Sus besos en mi piel trajeron esa esperanza que se estaba desvaneciendo tras tres años de rechazo e indiferencia.Creí que así era el amor. No cuestioné la falta de besos apasionados en la boca, ni su ausencia tras haber quedado satisfecho. Pensé que el poco de placer que vino después del dolor era todo lo que merecía.Luego conocí una felicidad mayor, que se esfumó tan rápido como la supe:
Bastian Esta última semana había transcurrido cargada de diferentes emociones. Vivir con mi tulipán era la experiencia más hermosa y cálida de mi vida. Estaba sorprendido; siempre había sido un tipo solitario que amaba quedarme en la cabaña para disfrutar de mi soledad.Sin embargo, la compañía de Zebela era todo lo que deseaba. Mis horas en la oficina o en algún otro lugar lejos de casa se sentían eternas, y llegar a ella era mi mejor momento.Pero no todo era felicidad.Mi investigación contra Janor y sus cómplices estaba avanzando más rápido de lo que esperaba, lo que me llevó a descubrir sus actos repugnantes y sus engaños.Se me revolvió el estómago cuando descubrí que me había mentido acerca de Maricella, pues la muy zorra ya llevaba dos semanas acostándose con muchos hombres.Y yo me apareé con ella.El asco me tenía enfermo y de mal humor, pero trataba de disimular mi malestar para no preocupar a Zebela. Quizás era un exagerado, pero siempre había sido quisquilloso con quien
Bastian Después de entrenar con mi tulipán y el gamma, me la llevé aparte para despedirme de ella como se debe.—¿Ya te vas? —preguntó con ojitos llorosos e hizo un puchero—. Últimamente hemos estado tan ocupados que no hemos tenido tiempo de pareja. Te extraño mucho.Demonios, era tan cierto lo que decía. Y eso me tenía inquieto y de mal humor. La necesitaba tanto, pero debía apresurarme en mi misión antes de que Janor actuara. Estaba a punto de descubrir su plan.—Lo sé... —Exhalé un suspiro y conecté nuestras miradas—. Y me siento como la mierda por eso. Soy tan dependiente de tus mimos que ando mandando al diablo a todo el mundo porque la frustración de estar todo el día lejos de ti me tiene enojado. Te prometo que pronto tendremos mucho tiempo juntos. Es más, este fin de semana nos escaparemos a la cabaña o a algún otro lugar, donde sea que estemos solos, mi amor.Me adueñé de sus labios con la necesidad de saciar mi sed de ellos, pero solo me quedé con las ganas cuando Nura se