¡Hola, golosas! Disculpen el atraso, este es el capítulo de ayer. Lo iba a poner junto al de hoy, pero no me dio tiempo de terminarlo, así que lo haré cuando regrese del trabajo. Un abrazo chocolatoso.
Janor¡Maldita luna de Roan! ¡Esto era su maldita culpa! Empecé a tirar todo lo que había en mi escritorio, dominado por la ira. Me sentía traicionado y minimizado. ¿Cómo se atrevió el alfa a tratarme así? ¿De verdad había puesto a esa aparecida insignificante por encima de mí?¡Maldición!Yo siempre le fui leal. Dejé todo atrás por él y fui su apoyo cuando más me necesitaba.—Janor, debe dejar las instalaciones de la casa; fueron órdenes del alfa —me informó uno de los dos guerreros que irrumpieron en la oficina. ¿Quiénes se creían ellos que eran?Los recorrí con desdén y me erguí, recuperando la compostura.—¿Acaso se les olvidó quién soy? Para ustedes soy el beta, no Janor. ¡Irrespetuosos! —los regañé, pero ellos mantuvieron la misma expresión neutra.—Lo sentimos, Janor, pero el alfa nos ordenó que no le llamáramos beta, y nosotros nos debemos a nuestro alfa, no a usted —contestó el insolente ese. ¡Cuánta arrogancia!—¿Se atreven a minimizarme? Ustedes son una mierda delante de mí
BastianEstaba atónito y en estado de negación. Quizás Laurel eligió mal las palabras, tal vez se refirió a otra cosa y yo la entendí erróneamente. ¿Por qué sería ella la responsable de la muerte de mi madre?Ella conectó su mirada con la mía; sus ojos me inspeccionaban con miedo y arrepentimiento.Sentí como si un puñal me atravesara el corazón, un dolor intenso que me paralizó. Tenía tantas preguntas, pero ninguna dejaba mi boca.—Bastian... —rompió el silencio, luego suspiró y se acomodó en su asiento como si estuviera lista para hablar—. Cuando Faira quedó embarazada, la señal de que eras un lobo Wos apareció en su vientre en forma de fuego. Supe al instante que eras un Wos de destrucción. Ya había lidiado antes con este tipo de los Woses, así que sabía exactamente qué hacer para proteger a tu madre.» Dado que ella no era Wosa, no tenía la capacidad de protegerse a sí misma de los estragos que traer a un lobo de la destrucción conllevaba. Por eso creé una gargantilla que la prote
ZebelaMe removí sobre el colchón varias veces antes de abrir los ojos. Casi salté de la cama porque sentí el calor de otra persona, pero me tranquilicé cuando me di cuenta de que era Bastian. ¿En qué momento se acostó junto a mí?Un punzón agradable me atravesó el estómago y los latidos de mi corazón se intensificaron. Él estaba aquí, a mi lado. Bastian vino a dormir a mi casa.Sentí mis mejillas arder y unas cosquillas en mi vientre que se extendieron por todo mi cuerpo. Quizás era una tonta enamorada, pero el hecho de que haya venido a mí en vez de quedarse en su casa grande, lujosa y llena de sirvientes disponibles para servirle me ponía muy feliz.Pese a que estaba oscuro, había una luz tenue en la habitación que se colaba desde afuera. Era una mezcla del resplandor de la luna y las lámparas que alumbraban estos terrenos.Esa pizca de luz se reflejaba en el rostro dormido de Bastian, regalándome una imagen muy agradable a la vista. Sus pestañas oscuras sobresalían cuando él tenía
ZebelaEsto era maravilloso…Estaba sumida en un éxtasis extraño, un bienestar que me hacía sentir poderosa. El sabor de la sangre de Bastian me causó un corrientazo por todo el cuerpo, y pude sentir cómo mi poder aumentaba dentro de mí.Ese momento era onírico, lleno de sensaciones nuevas y arrolladoras.—Me has marcado... —musitó él, desconcertado. Su voz temblorosa fue un golpe que me trajo de vuelta a la realidad.¿Qué hice? ¿Cómo pude ser tan impulsiva?Estaba aterrada. Pese a que todavía los efectos del orgasmo y el éxtasis de haber marcado a Bastian me cosquilleaban la piel, el peso de lo que acababa de hacer empezó a aplastarme.—Yo... —Tragué pesado, pues me sentí incapaz de seguir—. Yo lo siento... No debí... Perdón... —Empecé a llorar. ¿Por qué tuve que arruinarlo todo?¿Era tan difícil suprimir a mi loba? ¡Tonta, tonta, tonta!—Yo... —balbuceó Bastian, pero no añadió más. Me sentía tan avergonzada. Aunque temía su reacción, el que se quedara callado solo aumentaba mi angus
ZebelaDespertar junto a Bastian fue maravilloso, a pesar de la tensión que aún había entre nosotros dos. Después de que me marcó, caí en un sueño profundo y no supe de mí hasta ahora, que me escapé de la cama y me metí al baño para evitar mirarlo cuando despertara.Estaba siendo infantil y quizá exageraba, pero todavía me sentía avergonzada por lo que sucedió anoche. Todo esto era nuevo para mí y no sabía cómo manejarlo.Cuando terminé de asearme, salí del baño a hurtadillas, pero Bastian ya estaba sentado en la cama con su pantalón puesto. Me quedé embelesada por un rato. No solo era por la incomodidad de enfrentarlo, también porque su belleza me tenía ensimismada.Ahora cada detalle de su persona me resultaba más llamativo, como si su atractivo hubiera incrementado de un momento a otro. Mis ojos lo recorrieron sin ningún disimulo mientras mi boca emanaba saliva de más.Él era un hombre muy sexy y apuesto, con su cabello al descuido, su torso desnudo y sus pies descalzos. Estaba sen
ZebelaLa tensión era palpable entre nosotros. Había un silencio incómodo que me tenía ansiosa, pues aquel mutismo solo evidenciaba mis sospechas.Tragué pesado, lista para volver a preguntar, y apreté los puños para fortalecer mi valentía. No quería seguir abrumando a Bastian, pero esto era algo importante que no debía dejar pasar desapercibido.—¿Te encontraste con Roan durante la guerra? —pregunté, directa, aunque mi voz salió temblorosa. No podía evitarlo, dado que el tema de Roan todavía me causaba pavor.El simple hecho de imaginar a Bastian cerca de él me provocaba escalofríos.—Vaya... —Él me miró y luego exhaló un largo suspiro—. ¿Eres adivina o qué? —Trató de reír, pero la tensión no se lo permitió.—¿Viste a Roan? ¿Él sabe que estoy viva? —Estaba tan nerviosa que mi voz se quebró. Necesitaba escuchar su respuesta, pero, al mismo tiempo, temía esa posible realidad.—Sí, lo sabe —respondió mientras me miraba con recelo—. ¿Por qué tanto interés en tu ex?Su pregunta me descolo
ZebelaLa brisa levantaba mi cabello y mi cuerpo se sacudía con los movimientos del caballo de Bastian. Él guiaba al animal mientras yo me abrazaba a su espalda. Por momentos, me entretenía con el paisaje, pero también disfrutaba de la firmeza de su cuerpo al recostar la cabeza sobre él.Bastian se detuvo en el sembrío de tulipanes, y mis facciones se contorsionaron por la sorpresa.—Creí que los habían destruido —dije, sin salir de mi asombro.La fragancia fresca de las flores inundó mi olfato, provocándome una sensación de familiaridad y bienestar.Un cosquilleo recorrió mi piel, un hormigueo electrizante que me erizó los vellos. Había algo en los tulipanes que me atraía con gran magnetismo.—Cuando regresemos, podrás disfrutarlos sin restricciones —respondió Bastian—. Pero quería pasar por aquí para que los vieras. Yo también me sorprendí cuando los vi anoche. Creo que eres la responsable de ello. —Sonrió.Entendí a lo que se refería: todo era gracias a mi poder.Cabalgamos por un
ZebelaElla salió corriendo por un pasillo, lo que me dejó atónita y sin saber qué hacer. Bastian, en cambio, parecía bastante normal, como si estuviera acostumbrado a su comportamiento poco común.—¡Qué rara es tu amiga! —se me escapó, pero él solo rio divertido al ver mi cara pasmada.—¡Y eso que apenas la conoces! —volvió a reír—. Ha actuado un poco normal hoy para como es.—Me agrada... —musité.Fui guiada por Bastian por unos largos pasillos cubiertos de plantas regadizas en las paredes, macetas con flores en cada columna y otras plantas ornamentales. Era bonito, pero peculiar.Salimos al patio, y me quedé impresionada por las enormes montañas que nos rodeaban, los árboles en un tono verde oscuro, el riachuelo que nacía en algún lugar y terminaba en un lago con un puente de madera. Había flores reales pegadas en los bordes del puente. Este lugar parecía sacado de un sueño o una fantasía, cargado con un aire tan fresco que dejaba una sensación fría en la nariz, parecida a la que s