BastianMi cuerpo era sacudido por las corrientes de los galopes rápidos del caballo que le compré a la primera persona que encontré en el puerto de mi manada. Como alfa, no había nada que me negaran, lo cual era conveniente en este momento.Necesitaba llegar cuanto antes y, debido a que nadie sabía acerca de mi regreso hoy, no hubo ninguna persona esperándome.Estaba desesperado por llegar. Mientras más me acercaba a mi destino, más grande era la angustia en mi pecho. Me sentía enfermo, con un malestar nauseabundo y un dolor en el cuerpo que me hacía apretar las riendas cada vez que un movimiento brusco me sacudía.¿Qué diablos estaba pasando? ¿Por qué me sentía débil? Esta sensación tan extraña, en la que sentía que una parte de mí se iba desvaneciendo, dejándome en un vacío desolador, me ponía cada vez más inquieto.«Zebela, ¿estás bien?», le pregunté por medio del vínculo, pues la distancia no era tan larga como antes. No escuchar una respuesta de su parte me trajo un mal sabor de
ZebelaEl jalón de cabello que me dio Maricella rompió el hilo de mis meditaciones y me trajo de vuelta a la realidad, una dolorosa y desesperanzadora.Abrí los ojos y miré a mi alrededor en busca de algún guardia, pues la última vez que ella vino trajo a uno para azotarme. Pero solo estaba ella allí, lo que me pareció raro y sospechoso.—Vine a traerte una cura, para que veas que no soy tan mala como piensas —dijo con sarcasmo. Luego sacó una ampolla de vidrio con un líquido rojo y lo puso frente a mi rostro—. Lo único que tienes que hacer es beberte esta cura, y todos tus problemas se acabarán.La miré aterrada al entender el significado de sus palabras. Mis ojos se posaron sobre la ampolla que sostenía; luego regresé la mirada a su sonrisa malvada. Entonces me di cuenta de lo que debía ser "la cura".—D-déjame en paz... —demandé. Por más que intenté sonar firme, mi voz se quebraba debido a mi estado de salud, lo que me dificultaba el habla.—Tendrás mucha paz después de que te tome
Bastian No sabía qué sentimiento me dominaba en ese momento: si el enojo o la tristeza. Quería destrozar a esa zorra con mis garras, causarle tanto sufrimiento como ella lo hizo con mi mate; sin embargo, mi prioridad era el bienestar de Zebela.¡Con un demonio! Ella lucía tan mal. Cuando me dijeron que la habían encerrado, no me esperaba encontrarla tan maltratada y moribunda.Pero me las iban a pagar, eso era seguro.¡Insolentes! ¿Cómo se atrevieron siquiera a tocarle un pelo a mi pareja? ¡Ella era su luna! Como tal, le debían respeto y sumisión. Ah, malditos, tendrían que humillarse delante de ella o perderían su asquerosa existencia.Pero primero tenía que salvarla.—Hermosa, resiste —le susurré mientras la levantaba de ese suelo frío y asqueroso, y la sostenía entre mis brazos.Cuando la vi cerrar los ojos, entré en pánico, pero sentir su aliento cálido contra mi cuello me trajo el alma al cuerpo. Por supuesto, su respiración era débil, así que tenía que darme prisa.Bajo la mira
Zebela La delicadeza con que Bastian me trataba contrastó con la violencia y humillación que sufrí en estos últimos días. Él, el llamado alfa cruel y despiadado, me miraba con tanto amor y culpa.No quería que se sintiera culpable.—Bastian... —balbuceé, pues todavía me sentía muy débil—. Necesito explicarte lo que sucedió...—No te esfuerces, debes recuperar energía. Ya tendremos tiempo para conversar. —Me acarició el rostro.Lo volví a abrazar y me quedé así por un rato, refugiada en su calor y seguridad, mientras el agua nos mojaba a ambos. Luego deseé lavarme los dientes, pues me daba vergüenza estar así delante de él.Como pude, salí de la ducha, seguida por Bastian, quien me observaba curioso hasta que me vio agarrar el cepillo y ponerle gel dental.—Déjame ayudarte —se ofreció. Luego se acercó a mí y empezó a cepillarme.En otras circunstancias, estaría avergonzada y me sentiría extraña. No obstante, de una manera loca y que no le encontraba explicación, sentía todo lo contrar
Zebela¿Había escuchado correctamente? Bastian me dijo que me amaba. Ya lo había demostrado con sus acciones, pero escucharlo decirlo se sentía tan bien.¿Podría ser más dichosa? Bastian me amaba, él era mío.No me pude controlar; lo besé. Cuando sus labios encontraron los míos, recordé lo delicioso que era su aliento, su sabor, su textura...Oh, sí, había extrañado tanto esto...—Yo también te amo —dije sobre su boca.Nuestros alientos se mezclaron, y nuestras miradas navegaron en la profundidad del otro en silencio.No necesitábamos decir más, pues había una conexión tan intensa que nos permitía experimentar las emociones entre nosotros, que se compartían y fusionaban por medio del lazo. Nos amábamos por encima de todo: las dificultades, nuestras diferencias y la oposición de los demás.Éramos él y yo contra el mundo.—¿Qué sucedió ese día? ¿Por qué te acusan de ser bruja? —me preguntó mientras sus manos me acariciaban el rostro con añoranza.—Pues... —me mordí el labio inferior y b
BastianLos recuerdos del pasado eran como aguijones venenosos que se incrustaban en mi pecho y me mataban lentamente. La culpa, el resentimiento y el rechazo se intensificaba en mi interior, haciéndome sentir el ser más insignificante del mundo. Sin embargo, una calidez, que empezó como un roce delicado, se convirtió en una ola de amor y aceptación, que pronto arropó toda la oscuridad que me hacía daño.Esa luz era mi tulipán. Tan hermosa y tierna. Ella, con su dulzura y amor incondicional, sanaba mi corazón roto.Después de un momento emotivo, demasiado diría yo, nos fuimos para la cocina a buscar algún postre, pues Zebela se antojó de comer algo dulce y me dijo que tenía galletas en la alacena.—¿Quieres café? —le pregunté mientras rebuscaba en la pequeña cocina. No le había puesto atención a la casita debido a la conmoción del momento, pero, ahora que me fijaba, Zebela la había puesto bonita y acogedora.—Necesito limpiar —dijo ella mientras observaba a su alrededor. Fruncí el ceñ
BastianMis ojos estaban clavados en Janor, estudiando sus gestos, buscando coherencia entre su lenguaje corporal y sus palabras.Debía admitirlo, el buen cabrón era sabio y un experto en la manipulación. Tenía que ser precavido y estar en alerta.—Esta computadora portátil que encontré en su habitación prueba todo lo que me confesó —dijo él mientras abría el aparato, que puso sobre mi escritorio.Revisé todo: la información sobre Zebela y su naturaleza; lo que mi regalo podría provocar en su poder si era expuesta por primera vez, debido a la energía de los tulipanes de las tierras sagradas y el elíxir con el que fueron regados. Todo estaba ahí.Demasiado bien planeado, con detalles meticulosos.¿Janor me creía estúpido? ¿Hasta dónde podría llegar este imbécil?Quise saberlo. ¿Qué se proponía?Suspiré profundo. Necesitaba pensar con cabeza fría y manejar esta situación con inteligencia. Seguí indagando, leyendo la información una y otra vez. Todo apuntaba a que Maricella planeó la tra
ZebelaObservaba a Nura y Zael conversar mientras nos comíamos las galletas y el chocolate que se suponía compartiría con Bastian. Desde que él se fue con Janor, esta parejita modelo vino a hacerme compañía, pero estaba segura de que fue Bastian quien les ordenó que vinieran.Estaba consciente de que él sería sobreprotector conmigo ahora. Sería un poco hostigante; sin embargo, me daba seguridad. Tras lo ocurrido, no me sentía completamente protegida aquí, pero suponía que el tiempo curaría los días traumatizantes que viví en ese calabozo.Exhalé un suspiro que captó la atención de la pareja.—Has estado muy callada —comentó Zael—. ¿Estás cansada? Puedes recostarte un rato para que recuperes fuerzas; de todas formas, las chicas estarán limpiando aquí dentro de unos minutos.—Gracias —respondí. Terminé de beberme todo el contenido de la taza y me despedí de ellos, quienes se quedaron sentados allí y reanudaron su conversación. ¡Lo sabía! No se irían porque Bastian se los ordenó, estaba