ZebelaMi cabeza daba vueltas y dolía como el demonio. Un mareo profundo me abrumaba, acompañado por las náuseas que me hacían devolver lo poco que me daban de comer.Por más que intentaba mantener los ojos abiertos, me era casi imposible, pues el acónito en mi sangre me debilitaba, lo que impedía que usara mi habilidad como deseaba.No obstante, estaba sorprendida. Pese a mi condición de envenenamiento, mis poderes funcionaban, ligeramente, pero lo hacían. Si tuviera más energía o fuerza, podría intentar escapar de aquí, aunque era lo menos inteligente por hacer.—Bastian... ¿por qué tardas tanto? —balbuceé, desesperada, pues necesitaba salir de este lugar horrendo lo antes posible.No sabía cuánto tiempo tenía aquí, pues el calabozo siempre estaba en oscuridad, lo que me impedía llevar un cálculo del tiempo. Pero se sentía como una eternidad.Ya estaba perdiendo la esperanza de que Bastian viniera a mi rescate, lo que me empezó a asustar. Si Bastian se tardaba o decidía creerles a e
BastianMi cuerpo era sacudido por las corrientes de los galopes rápidos del caballo que le compré a la primera persona que encontré en el puerto de mi manada. Como alfa, no había nada que me negaran, lo cual era conveniente en este momento.Necesitaba llegar cuanto antes y, debido a que nadie sabía acerca de mi regreso hoy, no hubo ninguna persona esperándome.Estaba desesperado por llegar. Mientras más me acercaba a mi destino, más grande era la angustia en mi pecho. Me sentía enfermo, con un malestar nauseabundo y un dolor en el cuerpo que me hacía apretar las riendas cada vez que un movimiento brusco me sacudía.¿Qué diablos estaba pasando? ¿Por qué me sentía débil? Esta sensación tan extraña, en la que sentía que una parte de mí se iba desvaneciendo, dejándome en un vacío desolador, me ponía cada vez más inquieto.«Zebela, ¿estás bien?», le pregunté por medio del vínculo, pues la distancia no era tan larga como antes. No escuchar una respuesta de su parte me trajo un mal sabor de
ZebelaEl jalón de cabello que me dio Maricella rompió el hilo de mis meditaciones y me trajo de vuelta a la realidad, una dolorosa y desesperanzadora.Abrí los ojos y miré a mi alrededor en busca de algún guardia, pues la última vez que ella vino trajo a uno para azotarme. Pero solo estaba ella allí, lo que me pareció raro y sospechoso.—Vine a traerte una cura, para que veas que no soy tan mala como piensas —dijo con sarcasmo. Luego sacó una ampolla de vidrio con un líquido rojo y lo puso frente a mi rostro—. Lo único que tienes que hacer es beberte esta cura, y todos tus problemas se acabarán.La miré aterrada al entender el significado de sus palabras. Mis ojos se posaron sobre la ampolla que sostenía; luego regresé la mirada a su sonrisa malvada. Entonces me di cuenta de lo que debía ser "la cura".—D-déjame en paz... —demandé. Por más que intenté sonar firme, mi voz se quebraba debido a mi estado de salud, lo que me dificultaba el habla.—Tendrás mucha paz después de que te tome
Bastian No sabía qué sentimiento me dominaba en ese momento: si el enojo o la tristeza. Quería destrozar a esa zorra con mis garras, causarle tanto sufrimiento como ella lo hizo con mi mate; sin embargo, mi prioridad era el bienestar de Zebela.¡Con un demonio! Ella lucía tan mal. Cuando me dijeron que la habían encerrado, no me esperaba encontrarla tan maltratada y moribunda.Pero me las iban a pagar, eso era seguro.¡Insolentes! ¿Cómo se atrevieron siquiera a tocarle un pelo a mi pareja? ¡Ella era su luna! Como tal, le debían respeto y sumisión. Ah, malditos, tendrían que humillarse delante de ella o perderían su asquerosa existencia.Pero primero tenía que salvarla.—Hermosa, resiste —le susurré mientras la levantaba de ese suelo frío y asqueroso, y la sostenía entre mis brazos.Cuando la vi cerrar los ojos, entré en pánico, pero sentir su aliento cálido contra mi cuello me trajo el alma al cuerpo. Por supuesto, su respiración era débil, así que tenía que darme prisa.Bajo la mira
Zebela La delicadeza con que Bastian me trataba contrastó con la violencia y humillación que sufrí en estos últimos días. Él, el llamado alfa cruel y despiadado, me miraba con tanto amor y culpa.No quería que se sintiera culpable.—Bastian... —balbuceé, pues todavía me sentía muy débil—. Necesito explicarte lo que sucedió...—No te esfuerces, debes recuperar energía. Ya tendremos tiempo para conversar. —Me acarició el rostro.Lo volví a abrazar y me quedé así por un rato, refugiada en su calor y seguridad, mientras el agua nos mojaba a ambos. Luego deseé lavarme los dientes, pues me daba vergüenza estar así delante de él.Como pude, salí de la ducha, seguida por Bastian, quien me observaba curioso hasta que me vio agarrar el cepillo y ponerle gel dental.—Déjame ayudarte —se ofreció. Luego se acercó a mí y empezó a cepillarme.En otras circunstancias, estaría avergonzada y me sentiría extraña. No obstante, de una manera loca y que no le encontraba explicación, sentía todo lo contrar
Zebela¿Había escuchado correctamente? Bastian me dijo que me amaba. Ya lo había demostrado con sus acciones, pero escucharlo decirlo se sentía tan bien.¿Podría ser más dichosa? Bastian me amaba, él era mío.No me pude controlar; lo besé. Cuando sus labios encontraron los míos, recordé lo delicioso que era su aliento, su sabor, su textura...Oh, sí, había extrañado tanto esto...—Yo también te amo —dije sobre su boca.Nuestros alientos se mezclaron, y nuestras miradas navegaron en la profundidad del otro en silencio.No necesitábamos decir más, pues había una conexión tan intensa que nos permitía experimentar las emociones entre nosotros, que se compartían y fusionaban por medio del lazo. Nos amábamos por encima de todo: las dificultades, nuestras diferencias y la oposición de los demás.Éramos él y yo contra el mundo.—¿Qué sucedió ese día? ¿Por qué te acusan de ser bruja? —me preguntó mientras sus manos me acariciaban el rostro con añoranza.—Pues... —me mordí el labio inferior y b
¿Mi Alfa rogándome que salve a su amante y a su hijo?Soy una loba wosa, eso significa que tengo habilidades por encima de un licántropo común. Mi más preciado poder es el de curación. Soy capaz de sanar heridas que nuestro cuerpo licántropo no puede restaurar, quitar el veneno de la sangre, entre otras curaciones.El problema es que me debilito cuando uso dicha habilidad. Y esa fue la razón por la que decidí dejar a mi esposo, el alfa de la manada Zafiro.Todavía el dolor de su traición está impregnado en mis huesos y mi loba llora nuestra desdicha con rabia y sed de venganza.Aún duele recordar...—¡Zebela! —Sentí un estremecimiento cuando su voz autoritaria me despertó en medio de la noche. Por un momento me emocioné al escucharlo porque había regresado a casa.«Pasará la noche conmigo», celebré en mis pensamientos mientras saltaba de la cama contenta. Me cercioré de no estar desaliñada y le sonreí al espejo porque mi piel tenía ese brillo especial que adquirimos las lobas cuando e
Las lobas wosa somos consideradas una bendición en las manadas, un tesoro invaluable que todos desean tener. Nuestro corazón noble nos convierte en la presa perfecta de cualquier cazador ambicioso y malvado.Dolió saber que eso fui para Roan. Un trofeo que usó a su conveniencia.Tras vivir la horrible experiencia de perder a mi cachorro, estuve inconsciente por varios días donde me mantuve soñando con Roan y todos los momentos que tuvimos juntos.Mis sueños eran mis recuerdos...—Señora Zebela, ya despertó —La voz de la mucama hizo que terminara de abrir los ojos. Me los froté para recuperar claridad en mi visión.—Me duele la cabeza... —me quejé.—Le traje un analgésico. Debe comer, aunque sea un pedazo de fruta antes de ingerir el medicamento, ya que no ha comido nada en tres días. Mire, le traje su ensalada de frutas de todas las mañanas —dijo Lidia con voz suave. Pese a que ella era una empleada que solo hacía su trabajo, era la única persona que no me miraba con desprecio en la m