BastianMis ojos estaban clavados en Janor, estudiando sus gestos, buscando coherencia entre su lenguaje corporal y sus palabras.Debía admitirlo, el buen cabrón era sabio y un experto en la manipulación. Tenía que ser precavido y estar en alerta.—Esta computadora portátil que encontré en su habitación prueba todo lo que me confesó —dijo él mientras abría el aparato, que puso sobre mi escritorio.Revisé todo: la información sobre Zebela y su naturaleza; lo que mi regalo podría provocar en su poder si era expuesta por primera vez, debido a la energía de los tulipanes de las tierras sagradas y el elíxir con el que fueron regados. Todo estaba ahí.Demasiado bien planeado, con detalles meticulosos.¿Janor me creía estúpido? ¿Hasta dónde podría llegar este imbécil?Quise saberlo. ¿Qué se proponía?Suspiré profundo. Necesitaba pensar con cabeza fría y manejar esta situación con inteligencia. Seguí indagando, leyendo la información una y otra vez. Todo apuntaba a que Maricella planeó la tra
ZebelaObservaba a Nura y Zael conversar mientras nos comíamos las galletas y el chocolate que se suponía compartiría con Bastian. Desde que él se fue con Janor, esta parejita modelo vino a hacerme compañía, pero estaba segura de que fue Bastian quien les ordenó que vinieran.Estaba consciente de que él sería sobreprotector conmigo ahora. Sería un poco hostigante; sin embargo, me daba seguridad. Tras lo ocurrido, no me sentía completamente protegida aquí, pero suponía que el tiempo curaría los días traumatizantes que viví en ese calabozo.Exhalé un suspiro que captó la atención de la pareja.—Has estado muy callada —comentó Zael—. ¿Estás cansada? Puedes recostarte un rato para que recuperes fuerzas; de todas formas, las chicas estarán limpiando aquí dentro de unos minutos.—Gracias —respondí. Terminé de beberme todo el contenido de la taza y me despedí de ellos, quienes se quedaron sentados allí y reanudaron su conversación. ¡Lo sabía! No se irían porque Bastian se los ordenó, estaba
BastianEsto era una m*****a pesadilla. ¿En qué momento todo lo que parecía bajo mi control dejó de estarlo? Me fui a un puto viaje por un mes, ¡m*****a sea! ¿Y eso fue suficiente para destruir lo que parecía firme en mi vida?Maricella estaba muerta, y eso significaba que debía conformarme con las estúpidas pruebas que me mostró Janor y que, de seguro, usaría para defenderse ante todos. Yo era el alfa, pero mi gobierno no era una tiranía; por lo tanto, no se me permitía actuar por una mera suposición o sospecha. Necesitaba evidencias tangibles, y yo no las tenía.Sin embargo, no era eso lo que me hacía sentir como si todo lo que había construido se desvaneciera, como intentar atrapar agua con el puño.Lo que creí que era inquebrantable y verdadero ahora lucía ambivalente y muy falso.Me sentía traicionado, apuñalado vilmente por la espalda. Hasta este punto de mi vida, había descubierto lo mucho que dependía de Janor y, por más barreras que había levantado entre las personas y yo, par
Janor¡Maldita luna de Roan! ¡Esto era su m*****a culpa! Empecé a tirar todo lo que había en mi escritorio, dominado por la ira. Me sentía traicionado y minimizado. ¿Cómo se atrevió el alfa a tratarme así? ¿De verdad había puesto a esa aparecida insignificante por encima de mí?¡Maldición!Yo siempre le fui leal. Dejé todo atrás por él y fui su apoyo cuando más me necesitaba.—Janor, debe dejar las instalaciones de la casa; fueron órdenes del alfa —me informó uno de los dos guerreros que irrumpieron en la oficina. ¿Quiénes se creían ellos que eran?Los recorrí con desdén y me erguí, recuperando la compostura.—¿Acaso se les olvidó quién soy? Para ustedes soy el beta, no Janor. ¡Irrespetuosos! —los regañé, pero ellos mantuvieron la misma expresión neutra.—Lo sentimos, Janor, pero el alfa nos ordenó que no le llamáramos beta, y nosotros nos debemos a nuestro alfa, no a usted —contestó el insolente ese. ¡Cuánta arrogancia!—¿Se atreven a minimizarme? Ustedes son una m****a delante de mí.
BastianEstaba atónito y en estado de negación. Quizás Laurel eligió mal las palabras, tal vez se refirió a otra cosa y yo la entendí erróneamente. ¿Por qué sería ella la responsable de la muerte de mi madre?Ella conectó su mirada con la mía; sus ojos me inspeccionaban con miedo y arrepentimiento.Sentí como si un puñal me atravesara el corazón, un dolor intenso que me paralizó. Tenía tantas preguntas, pero ninguna dejaba mi boca.—Bastian... —rompió el silencio, luego suspiró y se acomodó en su asiento como si estuviera lista para hablar—. Cuando Faira quedó embarazada, la señal de que eras un lobo Wos apareció en su vientre en forma de fuego. Supe al instante que eras un Wos de destrucción. Ya había lidiado antes con este tipo de los Woses, así que sabía exactamente qué hacer para proteger a tu madre.» Dado que ella no era Wosa, no tenía la capacidad de protegerse a sí misma de los estragos que traer a un lobo de la destrucción conllevaba. Por eso creé una gargantilla que la prote
ZebelaMe removí sobre el colchón varias veces antes de abrir los ojos. Casi salté de la cama porque sentí el calor de otra persona, pero me tranquilicé cuando me di cuenta de que era Bastian. ¿En qué momento se acostó junto a mí?Un punzón agradable me atravesó el estómago y los latidos de mi corazón se intensificaron. Él estaba aquí, a mi lado. Bastian vino a dormir a mi casa.Sentí mis mejillas arder y unas cosquillas en mi vientre que se extendieron por todo mi cuerpo. Quizás era una tonta enamorada, pero el hecho de que haya venido a mí en vez de quedarse en su casa grande, lujosa y llena de sirvientes disponibles para servirle me ponía muy feliz.Pese a que estaba oscuro, había una luz tenue en la habitación que se colaba desde afuera. Era una mezcla del resplandor de la luna y las lámparas que alumbraban estos terrenos.Esa pizca de luz se reflejaba en el rostro dormido de Bastian, regalándome una imagen muy agradable a la vista. Sus pestañas oscuras sobresalían cuando él tenía
ZebelaEsto era maravilloso…Estaba sumida en un éxtasis extraño, un bienestar que me hacía sentir poderosa. El sabor de la sangre de Bastian me causó un corrientazo por todo el cuerpo, y pude sentir cómo mi poder aumentaba dentro de mí.Ese momento era onírico, lleno de sensaciones nuevas y arrolladoras.—Me has marcado... —musitó él, desconcertado. Su voz temblorosa fue un golpe que me trajo de vuelta a la realidad.¿Qué hice? ¿Cómo pude ser tan impulsiva?Estaba aterrada. Pese a que todavía los efectos del orgasmo y el éxtasis de haber marcado a Bastian me cosquilleaban la piel, el peso de lo que acababa de hacer empezó a aplastarme.—Yo... —Tragué pesado, pues me sentí incapaz de seguir—. Yo lo siento... No debí... Perdón... —Empecé a llorar. ¿Por qué tuve que arruinarlo todo?¿Era tan difícil suprimir a mi loba? ¡Tonta, tonta, tonta!—Yo... —balbuceó Bastian, pero no añadió más. Me sentía tan avergonzada. Aunque temía su reacción, el que se quedara callado solo aumentaba mi angus
ZebelaDespertar junto a Bastian fue maravilloso, a pesar de la tensión que aún había entre nosotros dos. Después de que me marcó, caí en un sueño profundo y no supe de mí hasta ahora, que me escapé de la cama y me metí al baño para evitar mirarlo cuando despertara.Estaba siendo infantil y quizá exageraba, pero todavía me sentía avergonzada por lo que sucedió anoche. Todo esto era nuevo para mí y no sabía cómo manejarlo.Cuando terminé de asearme, salí del baño a hurtadillas, pero Bastian ya estaba sentado en la cama con su pantalón puesto. Me quedé embelesada por un rato. No solo era por la incomodidad de enfrentarlo, también porque su belleza me tenía ensimismada.Ahora cada detalle de su persona me resultaba más llamativo, como si su atractivo hubiera incrementado de un momento a otro. Mis ojos lo recorrieron sin ningún disimulo mientras mi boca emanaba saliva de más.Él era un hombre muy sexy y apuesto, con su cabello al descuido, su torso desnudo y sus pies descalzos. Estaba sen