BastianTenía un remolino de emociones del que no me había percatado hasta que rescaté a mi tulipán, pero ahora que ya había terminado con ese pendiente, quedaba otro que me torturaba y me quitaba la tranquilidad.Era como si la historia se repitiera, solo que esta vez iba a recuperar una manada que yo había restaurado y liderado por más de una década.Lo peor de todo era volver a enfrentarme a ese hombre, el mismo que se alió con mis enemigos y planeó mi muerte.También tendría de frente, y sin máscaras, al traidor de Janor. Esta vez, con la certeza de quién era en realidad: un desleal malagradecido.Era difícil esconder mi aflicción cuando iba directo a esa batalla, pero yo era un hombre acostumbrado a enfrentar lo que me tocara. Sin embargo, las palabras que salieron de la boca de mi tulipán fueron la excepción. No estaba preparado para escuchar aquello.¿Ella estaba embarazada? ¿De mí?Sentí un cosquilleo extraño en la boca del estómago, acompañado por varios escalofríos y... mied
Zebela se acercó a mí y me acarició las mejillas con sus manitas suaves. Eso me reconfortó. No pude evitar cerrar los ojos para disfrutar mejor de su toque, como si esa acción se intensificara solo por desconectarme de todo lo demás.—Bastian, ellos están bien. Yo estoy bien. Recuerda que son tus hijos, así que son fuertes por naturaleza. Además, uno de ellos es Wos, mira...Se desnudó y tiró su ropa sobre una roca que hacía de muralla entre las aguas del río y el suelo.Me quedé contemplándola como el imbécil que soy. Mis ojos recorrieron cada curva. Oh...¿Qué había dicho? ¿Qué era lo que quería mostrarme? Lo había olvidado porque toda mi concentración se enfocó en sus pechos llenos y redondos, que ahora lucían más grandes, en sus caderas y en su...Me relamí los labios y, de momento, tuve mucha sed. Necesitaba beber de su linda cuevita, jugar con sus pelitos rosaditos y chupar su carnita palpitante.Besaría esos pechos rosaditos mientras me unía a ella, a su calor, a su humedad, a
Tres días después...ZebelaLa brisa fría y salada soplaba con violencia, levantando con furia mi cabello y el vestido sencillo que me había comprado Bastian en el puerto.Lo busqué con la mirada y sentí que tenía un déjà vu al encontrarlo en la proa, observando el vasto y oscuro mar, que recibía pequeños besos de la luna, cuyo brillo resaltaba en un cielo casi negro e invadido por estrellas.Mi corazón palpitó con fuerza cuando comparé este momento con un recuerdo. Al igual que esa vez, Bastian estaba absorto en sus pensamientos, con la mirada perdida en el mar. El escenario era perfecto, y él resaltaba por su belleza varonil y salvaje.Tragué pesado y me acerqué con pasos nerviosos, pues temía ser inoportuna. Desde que abordamos —dos días atrás—, él ha estado actuando extraño. Lo he sentido más callado y distante, como si algo lo preocupara de una manera que le era difícil de controlar.Quería ayudarlo, pero no sabía qué hacer con exactitud.—¿No puedes dormir? —se me ocurrió pregun
ZebelaEl cielo todavía estaba oscuro cuando Bastian me trajo leche caliente, una ensalada de frutas y un pedazo de pan con queso. Se sentó junto a mí en la cama y soltó un suspiro.Me llegó un leve olor a café, pero fue tan sutil que no me revolvió el estómago. Entonces supe que él ya había desayunado. Mientras estuvimos en el barco, desayunaba temprano para que el olor a café no me molestara; luego, me llevaba el desayuno al camarote.Hoy no fue la excepción. La diferencia era que estábamos en una de las posadas del campamento de entrenamiento principal de la zona costera de la manada y que aún no había amanecido. Estábamos listos para ir a recuperar el control de Luna Roja. Bueno, casi listos.Hubo algo en la actitud de Bastian que me puso sospechosa: su evasión, la manera en que suspiraba a cada momento mientras miraba un punto fijo, como si estuviera reuniendo las palabras para decirme algo que no me agradaría.Y ya lo sospechaba, así que decidí acabar con este estúpido rodeo sil
ZebelaComo era de esperarse, las entradas estaban tan aseguradas como la carretera que conectaba la zona sur con el resto.—Los gammas que se quedaron a varios metros de distancia de la carretera, que está resguardada por los guardias de Draevor, están esperando mi orden para atacar —informó Bastian, con el aparato comunicador en mano.—¿Hay guerreros de Luna Roja en el área? —preguntó Laurel.—Han identificado a algunos del otro lado de la entrada principal, en la zona sur —respondió—. Ellos atacarán a sus colegas si no reciben mi carta firmada, pues, a falta de un alfa, deben someterse al que esté, a pesar de no estar de acuerdo.—Bueno, eso lo entiendo... —masculló Laurel con obviedad—. Lo importante es que puedan hacer llegar la carta firmada.—¿Por qué no usas tecnología para enviar un mensaje masivo de que estás vivo? —pregunté, confundida.Bastian suspiró.—Lo intenté, pero al parecer Draevor cortó la comunicación de los miembros de la manada, incluyendo las instituciones. Ese
¿Mi Alfa rogándome que salve a su amante y a su hijo?Soy una loba wosa, eso significa que tengo habilidades por encima de un licántropo común. Mi más preciado poder es el de curación. Soy capaz de sanar heridas que nuestro cuerpo licántropo no puede restaurar, quitar el veneno de la sangre, entre otras curaciones.El problema es que me debilito cuando uso dicha habilidad. Y esa fue la razón por la que decidí dejar a mi esposo, el alfa de la manada Zafiro.Todavía el dolor de su traición está impregnado en mis huesos y mi loba llora nuestra desdicha con rabia y sed de venganza.Aún duele recordar...—¡Zebela! —Sentí un estremecimiento cuando su voz autoritaria me despertó en medio de la noche. Por un momento me emocioné al escucharlo porque había regresado a casa.«Pasará la noche conmigo», celebré en mis pensamientos mientras saltaba de la cama contenta. Me cercioré de no estar desaliñada y le sonreí al espejo porque mi piel tenía ese brillo especial que adquirimos las lobas cuando e
Las lobas wosa somos consideradas una bendición en las manadas, un tesoro invaluable que todos desean tener. Nuestro corazón noble nos convierte en la presa perfecta de cualquier cazador ambicioso y malvado.Dolió saber que eso fui para Roan. Un trofeo que usó a su conveniencia.Tras vivir la horrible experiencia de perder a mi cachorro, estuve inconsciente por varios días donde me mantuve soñando con Roan y todos los momentos que tuvimos juntos.Mis sueños eran mis recuerdos...—Señora Zebela, ya despertó —La voz de la mucama hizo que terminara de abrir los ojos. Me los froté para recuperar claridad en mi visión.—Me duele la cabeza... —me quejé.—Le traje un analgésico. Debe comer, aunque sea un pedazo de fruta antes de ingerir el medicamento, ya que no ha comido nada en tres días. Mire, le traje su ensalada de frutas de todas las mañanas —dijo Lidia con voz suave. Pese a que ella era una empleada que solo hacía su trabajo, era la única persona que no me miraba con desprecio en la m
El silencio reinó en el pasillo mientras Roan esperaba por una explicación. Me pareció irónico, dado que era yo quien debía estar demandando una.—Esta insolente fue a molestar a tu hijo y se atrevió a faltarnos el respeto. —Fue Greta quien rompió el silencio porque yo no fui capaz de articular palabras. ¿Por qué no pude siquiera moverme? Odié ser tan cobarde.—Zebela, ¿qué sucede? —ignoró a su madre y se dirigió a mí con una calma no muy propia de él. ¿Será que se sintió culpable por todo el daño que me estaba haciendo?—R-Roan... —Fue lo único que pude expresar antes de estallar en llantos.¡Qué patética! Me sentía un ser inútil en ese momento.—Ven conmigo. —Él se me acercó y me cargó entre sus brazos, como si justo acabara de descubrir mi fragilidad. Por supuesto, la joya de mi suegra empezó a pelear detrás de él.—Necesito hablar con mi esposa a solas —le dijo Roan como si ella no estuviera a punto de sufrir un colapso, acto seguido, le cerró la puerta de mi habitación en la cara