Silas se encontraba en su oficina, cuando sintió a su esposa acercarse a él, se abrumó un poco porque la sintió con un torbellino de emociones, estaba contenta, pero a la vez nerviosa, era raro pues la Luna no era así. Soltó los papeles que tenía en la mano y espero que la luna entrara, para su sorpresa cuando la puerta se abrió supo que era lo que tenía a la luna así, sonrió un poco tenso. -Silas, mira quién a venido de visita. Acto seguido tomó a Ziara de la mano y la llevó hasta el Alfa -Saluda querida, él no muerde, algunas veces si, pero no ahora y le guiñó un ojo. Alian miraba a su padre, parecía que no se lo esperaba, pero era un tema que ya se había hablado y ellos mismos habían estado de acuerdo en que la llevara allí, es más fue la misma Luna quién se lo pidió. Sin dudas Ziara estaba nerviosa, sentía sus manos sudadas y no podía negarlo sus piernas temblaban. El Alfa se levantó de su gran silla y la abrazo -Bienvenida, la manada es tu casa. Un poco cohibida y
Alana, sintió un montón de emociones en su cuerpo, sentía fuego correr por sus venas, ni siquiera podía explicar que sintió, como pudo contuvo las lágrimas hasta salir de la casa de la manada, intentaba alejarse de todos pero a cada lugar que iba encontraba parejas y grupos de lobos. Se estresó aún más y sin pensar bien que hacía o a dónde se dirigía caminó hacia los límites de la manada con el bosque, habían al menos unos doce guardias, allí aún se escuchaba la música, los lobos conversaban entre ellos, pero se mantenían vigilantes, Alana los observaba desde un pino, justo cuando se iba a devolver a la casa vió unas lobas que venían con bandeja de comida y jugos, era la hora de que los guardias comieran. Así que Alana aprovecho la distracción de los lobos, para irse al bosque, todavía era de tarde, pero faltaba una hora o menos para que el sol bajara y cayera la noche. Caminó y caminó aún más adentro de aquel bosque hasta que ya no escuchaba la música. Vió un camino de rocas y
Cuando Alana estaba casi saliendo del bosque para entrar a los límites de la manada, venían Gabriel, Jacob, Mat, Alian, Ziara, Anabel y Emily.Alian fue el primero en acercarsele seguido por Gabriel -Alana, dónde estabas? Te hemos estado buscando por todas partes.-Estaba por aquí caminando. Por qué?-Acaso sabes que hora es? Llevamos casi tres horas sin saber de ti. No pudiste avisarle a alguien que ibas a estar por aquí, como se te ocurre venir sola? Y si algo te pasaba?-Calma Alian, mírame no me pasó nada. Estoy bien, además, todos estaban ocupados y no quería molestar. Eso lo dijo mirando a Gabriel.-Estabas aquí con alguien? Preguntó Alian, había sentido un olor diferente en su hermana, un olor extraño ya que no era de un lobo.Gabriel no apartó la mirada de la loba, el también quería saber la respuesta, Alana tardó un poco en responder y eso fue suficiente respuesta para él. Alana miró primero a Gabriel y luego a Alian -No, e estado aquí sola, de hecho ni siquiera me alejé much
Llegó la noche y con ella el desvelo, Gabriel daba vueltas y vueltas en su cama, sin poder dormir, tenía tiempo sin tener un insomnio como este. Se sentó en la cama y se masajeo la frente por un rato. Suspiró y se levantó para asomarse por la ventana.Y allí estaba ella, la luna, brillando en todo su esplendor, esa era una de las ventajas de vivir en una zona montañosa y en un tercer piso, las vistas eran lo mejor. Mientras contemplaba a la luna, recordó a sus padres, su madre quien había muerto primero de una enfermedad y padre quien lo terminó de criar murió cuando él, era sólo un adolescente.Al no tener a su madre, su infancia fue más dura, su padre lo crío, en viajes, en reuniones, formandolo para ser el próximo beta, Su padre Gael, era el beta de La Manada de Hielo, mano derecha y mejor amigo del Alfa Silas, Gael crío a Gabriel para que fuera él su reemplazo, por eso es que cuándo el muere, Silas le da el cargo siendo Gabriel un adolescente.Pero el alfa, mejor que nadie sabía l
Hablar de orgullo, era hablar de Alana, desde que había salido de la reunión, se sentía muy molesta. Sabía que Gabriel sólo quería alejarse de ella, y eso la hacía sentir muy herida. Después que terminó la reunión ella y su madre abandonaron la oficina dejando al Alfa con Gabriel y su hijo, todavía tenían que arreglar unos asuntos ya que al Gabriel irse dejaría unas cosas al pendiente. Se sentó en la mesa pero no pudo desayunar, mamá sabía que estaba así por Gabriel, como se habían criado juntos, como si fueran hermanos, era obvio que de alguna forma la afectaría. La luna decidió darle su espació. Alana pidió permiso y se levantó de la mesa, iba escaleras arriba, pero decidió salir de la casa, estar encerrada en su cuarto sólo haría las cosas más difíciles. Salió y caminó por un rato, pero mientras más caminaba más se oprimía su pecho, Ahhh se quejó -Que sensación tan maluca. Muy dentro de si, aunque no quisiera aceptarlo no quería Gabriel se fuera, si la razón era ella, estaba di
Gabriel estaba siendo acompañado por Alian, el Alfa Silas y Jacob a la estación, debía tomar un bus para llegar al otro pueblo donde iba a recidir por un tiempo, El alfa hablaba con su hijo y su amigo, trataron de integrar dos veces en la conversación a Gabriel pero el beta simplemente permanecía en silencio.Está vez fue la voz del Alfa la que lo sacó de sus pensamientos -Gabriel, sabes que si antes de los tres meses quieres volver puedes hacerlo, nada nos haría más felices que regreses pronto.-No creo que suceda eso Alfa, con todo respeto, necesito un tiempo para mí, bastante tiempo en realidad para poner mi vida en orden.-Está bien, yo respeto tu decisión, sólo no olvides que la manada de hielo es tu hogar.Llegaron a la estación y Gabriel se dirigió a comprar su boleto para tomar el bus, el bus salía en quince minutos, mientras el alfa y los lobos lo acompañaron, cuando faltaban sólo cinco minutos para que el bus arrancara, Gabriel les dijo que ya podían irse.Alian se iba a neg
Ziara corría, todo estaba oscuro, era de noche, miraba a su alrededor y no veía ningún sitio seguro para esconderse, solo escuchaba los pasos detrás de ella acercarse, corría y corría tan rápido como sus piernas se lo permitían.Quería usar su mente y nublar todo, pero por alguna razón no podía. Lloraba en silencio, consiguió tres caminos, la pregunta ahora era cuál elegir? Pero tampoco tenía tanto tiempo cómo para pensar cuál era él mejor.Miró hacia atrás y no se veía a nadie, los pasos se escuchaban lejos, lo sabía porque su oído estaba agudizado, decidió elegir el tercero, corrió para alejarse aún más, sus piernas dolían, había otro camino y muchos árboles, decidió elegir está vez los árboles, se metió entre ellos y siguió corriendo. Ya no podía más, pero seguía corriendo, tenía la corazonada de que si paraba, la encontrarían y la matarían. Justo entonces sintió un fuerte golpe en su cabeza. En eso Ziara se despertó miró a su alrededor y se dió cuenta que estaba en su habitación,
Al subir a su habitación, entró y le pasó seguro a la puerta, ese día estaba siendo tan raro que se sintió abrumada, nadie había actuado normal, tenía que averiguar que pasaba, pero por ahora no podía hacer nada. Y por si fuera poco, la culpa la invadió de nuevo. Se sentó en su cama y no pudo evitar llorar. Se tiró en su cama a llorar, su rizada cabellera que permanecía suelta comenzaba a pegarse a su rostro por la humedad de las lágrimas, cómo podía evitar no sentirse culpable? No podía dejar de darle información a su padre porque la iba a encerrar y no le dejaría ver más a Alian. Cuánto deseaba que su vida fuera diferente, su vida era tan extraña que ni siquiera recordaba su niñez por más que forzaba a su mente a recordar algo es como si su niñez no hubiese existido. Y eso no era todo, no habían juguetes, nada que pudiera asociar a su infancia. Lo poco que recordaba era de cuando tenía once años ya era una niña grande, recordaba a Susana su Nana, ella la había criado como si fue