Caos... - Y bien? Preguntó el Alfa a Gastón, empezará a hablar usted o lo haré yo. El vampiro guardó silencio por unos segundos y luego se aclaró la garganta - Yo, eh, bueno vengo por mi relación con Alana, todo esto es nuevo para mí, pero haré lo posible por apegarme a sus leyes. Alian sintió su sangre hervir, al escucharlo hablar. No era posible que no hubiera nadie en la manada que le cayera bien este chico, sólo a Alana. No, no, es que Alian tenía el presentimiento de que ese hombre de ahí escondía algo y que la que saldría más afectada era Alana y no lo iba a permitir, así tuviera que arrancarle la cabeza de un jodido mordisco. Decidió no mirarlo y tratar de concentrar su mente en otra cosa, porque si dejaba que su instinto tomara el control la cosa se iba a poner fea. - Bueno, lo primero es que debes olvidarte de tu mundo, Alana es hija de un Alfa, no saldrá de esta manada a menos que tú fueras un lobo, pero en vista de que no - El Alfa se tomó unos segundos para seguir
Los primeros en salir fueron Alana y Gastón, Alana caminaba tan rápido cómo si necesitara salir de allí lo más rápido posible, Gastón hacía lo propio. Pero estaba molesto, esos lobos querían ser una piedra en el Zapato y el no lo iba a permitir sobre todo ese fulano beta, que no le quitó la mirada de encima ni por un segundo, también lo vió mirar de vez en cuando a Alana, pero las miradas que le daban a él, eran dagas unas dagas que amenazaban con traspasarlo en cualquier momento. Sin darse cuenta caminaron juntos hasta el bosque, cuando se dieron cuenta ya estaban en el sitio donde siempre se veían, Alana por instinto miró a su alrededor para asegurarse que nadie los vigilara. Aún sentía como su corazón latía desbocado, estaba dolida y molesta. No podía creer que su propia familia le hiciera esto, como eran capaces de interponerse entre Gastón y yo pensó Alana, sobre todo Alian, el era el que menos derecho tenía para decirle algo. Bufó molesta. No se dió cuenta en qué momento Ga
Después de aquel extraño encuentro en el bosque, Gastón había quedado pensativo y rápidamente las preguntas comenzaron a aparecer en su mente. Había algo en Alana, claro, pero. ¿Por qué lo ocultaban tanto? Cuál era la razón? ¿ Por qué nadie debía saber? Y Alana? ¿ Ella sabía algo? Estaba seguro de que ella tampoco sabía nada, pero eso podría ser bueno. No conocía a esa persona, pero pudo notar el desprecio que sentía por la loba, sus palabras salieron de su boca con desdén y sus ojos reflejaban odio. Al principio lo había dudado pero conforme sintió lo que esa persona transmitía estuvo seguro de que no le mentían. Por lo menos esa conversación lo ayudo a drenar un poco la rabia que sentía, debía pensar muy bien que iba a hacer de ahora en adelante y como tenía que actuar con Alana. (...) Después de que Alian le hubiera pedido regresar al bosque con Alana se vio entre la espada y la pared, sentía como si tuviera una bomba encima a punto de explotar, se puso tan pálida, que Ali
La mente de Ziara no dejaba de dar vueltas, la cena fue una tortura. No porque la comida estuviera maluca, sino que la culpa la invadió por completo, las palabras de Eva hicieron mella en su mente. Se expresó muy bien de ella y no lo merecía. Apenas y probó bocado, pero se le había ido el apetito. La tensión en la mesa era palpable y agradeció por ello porque no se dieron cuenta de que no había podido levantar la mirada de la mesa. Reaccionó cuándo Alian le preguntó que si se sentía bien, odiaba mentir, cada día eran más y más mentiras. Le dijo que estaba resfriada y que se sentía mal. Alian le pido que comiera un poco pero no pudo, era como si su boca y estómago se hubieran cerrado y no recibieran nada, el lobo la miró con preocupación, ella le preguntó que si podía subir a la habitación y el asintió. Pidió disculpas por retirarse y se levanto. Eva la vio alejarse y luego miró su plato, estaba todo revuelto pero aún así la comida estaba completa en el plato. - Alian, ¿ Qué le
AlanaLa mirada, como olvidar esa mirada. Jodida mierda, no puedo dejar de pensar en la forma en que me miró. Su mirada estaba tan llena, de odio, de desdén, de decepción. - Ahhhs- Bufó Alana. La odiaba? De verdad podía odiarla? Su trato fue frío y cruel, pero su mirada fue peor. Era de madrugada ya, las chicas no habían subido y eso de cierta forma le dió alivio, necesitaba estar sola y pensar que debía hacer. Por más que pensaba que debía poner a su familia primero no lo veía justo, ya todos ellos tenían a sus compañeros, la única de su familia que faltaba era ella y ahora no lo querían aceptar. Se sentó en la cama y tomó su rostro entre sus manos e intentó calmarse, pero un olor captó su atención, olió de nuevo sus dedos sintiendo el aroma. Cuando intentó inhalar de nuevo, todo a su alrededor se volvió negro. - que mierda- Soltó Alana en medio de un sollozo, pues sus dolores de cabeza eran cada vez, más y más intensos. Pensó que debía ignorar ese malestar pero cada día era más
Dorada La sangre comenzó a bajar de su brazo al pequeño tubo de ensayo dejando ver su inusual color dorado. La reacción de los presentes no se hizo esperar, los ojos de Eva se abrieron tanto que parecían a punto de salirse, miedo. Eso era lo que reflejaban sus ojos, miedo a que algo no estuviera bien con Alana. Silas trató de que el miedo y la ansiedad que le provocó ver aquel líquido dorado saliendo del brazo de su hija. Se acercó a Tadeo y tomó el pequeño tubo de ensayo en sus manos. la loba parecía haberse perdido en sus propios pensamientos. Definitivamente si, algo anda mal con ella y esto sólo era una pequeña muestra. - ¿Qué está mal, Tadeo? - No ha escuchado de la sangre dorada? - No, no. ¿ Que es eso? - La sangre dorada, su sangre era así debido a que carecía de antígenos RH en los glóbulos rojos, por eso su color. - Hay algo malo? - Aún no puedo decirlo con certeza, es difícil saberlo ahora. Alana pasó la mirada de su papá a Tadeo, sintió como todo en su cabez
Eva miraba a Alana dormir pegada a su cuerpo, unas lágrimas corrieron por sus mejillas, Alana estaba sufriendo podía sentirlo, podía verlo pero le dolía el no poder hacer nada. No podía ir en contra de Silas ni de la manada porque ella también tenía ese mismo presentimiento hacia ese joven, su mirada transmitía maldad, su trato era frío hasta con Alana. Eva sentía que Gastón no quería Alana y era casi imposible que una madre se equivocara en eso. Toda esa situación con Alana estaba comenzando a pasarle factura, no dormía, no podía. Había tantas incógnitas alrededor de la muerte de Rowena, por lo último que se habían enterado era una loba muy poderosa, eso era lo más extraño. Pero lo más seguro de ello es que alguien la hubiera asesinado, era una amenaza para los demás lobos el ser tan poderosa le daba el lugar más alto sobre todos los lobos. Y eso era lo que más le preocupaba, porque temia que Alana terminara de la misma forma que Rowena. Por eso había pensado tanto en si Alana
La mazmorras Era sin duda uno de los lugares favoritos de Isan, disfrutaba estar allí, desde el olor, hasta sentir ver y hacer en ese lugar. Cualquiera que estuviera allí podría vomitar, incluso hasta desmayarse, la mayoría lo hacía, la cosa era que no todo el que entraba tenía la oportunidad de salir... Ziara no logró comer ni un poco, estaba tan nerviosa que el tenedor en su mano temblaba, su estómago se revolvía y la bilis amenazaba con llegar a su garganta. Intentaba calmarse respirando un poco suave y despacio, sintió que había una mirada fija en ella, levantó su cara para conseguirse unos ojos morados sobre ella mirándola burlones. La Vampiro tragó saliva, debía calmarse o tendría un ataque de pánico en la mesa, sería vergonzoso y aún más viendo a su padre que desayunaba taciturno cómo si no existiera nada en el mundo que pudiera perturbarlo. Miró el plato de Isan y notó que el vampiro comía con rapidez, Ziara decidió pedir permiso y levantarse para ir al baño, lo hizo