La mente de Ziara no dejaba de dar vueltas, la cena fue una tortura. No porque la comida estuviera maluca, sino que la culpa la invadió por completo, las palabras de Eva hicieron mella en su mente. Se expresó muy bien de ella y no lo merecía. Apenas y probó bocado, pero se le había ido el apetito. La tensión en la mesa era palpable y agradeció por ello porque no se dieron cuenta de que no había podido levantar la mirada de la mesa. Reaccionó cuándo Alian le preguntó que si se sentía bien, odiaba mentir, cada día eran más y más mentiras. Le dijo que estaba resfriada y que se sentía mal. Alian le pido que comiera un poco pero no pudo, era como si su boca y estómago se hubieran cerrado y no recibieran nada, el lobo la miró con preocupación, ella le preguntó que si podía subir a la habitación y el asintió. Pidió disculpas por retirarse y se levanto. Eva la vio alejarse y luego miró su plato, estaba todo revuelto pero aún así la comida estaba completa en el plato. - Alian, ¿ Qué le
AlanaLa mirada, como olvidar esa mirada. Jodida mierda, no puedo dejar de pensar en la forma en que me miró. Su mirada estaba tan llena, de odio, de desdén, de decepción. - Ahhhs- Bufó Alana. La odiaba? De verdad podía odiarla? Su trato fue frío y cruel, pero su mirada fue peor. Era de madrugada ya, las chicas no habían subido y eso de cierta forma le dió alivio, necesitaba estar sola y pensar que debía hacer. Por más que pensaba que debía poner a su familia primero no lo veía justo, ya todos ellos tenían a sus compañeros, la única de su familia que faltaba era ella y ahora no lo querían aceptar. Se sentó en la cama y tomó su rostro entre sus manos e intentó calmarse, pero un olor captó su atención, olió de nuevo sus dedos sintiendo el aroma. Cuando intentó inhalar de nuevo, todo a su alrededor se volvió negro. - que mierda- Soltó Alana en medio de un sollozo, pues sus dolores de cabeza eran cada vez, más y más intensos. Pensó que debía ignorar ese malestar pero cada día era más
Dorada La sangre comenzó a bajar de su brazo al pequeño tubo de ensayo dejando ver su inusual color dorado. La reacción de los presentes no se hizo esperar, los ojos de Eva se abrieron tanto que parecían a punto de salirse, miedo. Eso era lo que reflejaban sus ojos, miedo a que algo no estuviera bien con Alana. Silas trató de que el miedo y la ansiedad que le provocó ver aquel líquido dorado saliendo del brazo de su hija. Se acercó a Tadeo y tomó el pequeño tubo de ensayo en sus manos. la loba parecía haberse perdido en sus propios pensamientos. Definitivamente si, algo anda mal con ella y esto sólo era una pequeña muestra. - ¿Qué está mal, Tadeo? - No ha escuchado de la sangre dorada? - No, no. ¿ Que es eso? - La sangre dorada, su sangre era así debido a que carecía de antígenos RH en los glóbulos rojos, por eso su color. - Hay algo malo? - Aún no puedo decirlo con certeza, es difícil saberlo ahora. Alana pasó la mirada de su papá a Tadeo, sintió como todo en su cabez
Eva miraba a Alana dormir pegada a su cuerpo, unas lágrimas corrieron por sus mejillas, Alana estaba sufriendo podía sentirlo, podía verlo pero le dolía el no poder hacer nada. No podía ir en contra de Silas ni de la manada porque ella también tenía ese mismo presentimiento hacia ese joven, su mirada transmitía maldad, su trato era frío hasta con Alana. Eva sentía que Gastón no quería Alana y era casi imposible que una madre se equivocara en eso. Toda esa situación con Alana estaba comenzando a pasarle factura, no dormía, no podía. Había tantas incógnitas alrededor de la muerte de Rowena, por lo último que se habían enterado era una loba muy poderosa, eso era lo más extraño. Pero lo más seguro de ello es que alguien la hubiera asesinado, era una amenaza para los demás lobos el ser tan poderosa le daba el lugar más alto sobre todos los lobos. Y eso era lo que más le preocupaba, porque temia que Alana terminara de la misma forma que Rowena. Por eso había pensado tanto en si Alana
La mazmorras Era sin duda uno de los lugares favoritos de Isan, disfrutaba estar allí, desde el olor, hasta sentir ver y hacer en ese lugar. Cualquiera que estuviera allí podría vomitar, incluso hasta desmayarse, la mayoría lo hacía, la cosa era que no todo el que entraba tenía la oportunidad de salir... Ziara no logró comer ni un poco, estaba tan nerviosa que el tenedor en su mano temblaba, su estómago se revolvía y la bilis amenazaba con llegar a su garganta. Intentaba calmarse respirando un poco suave y despacio, sintió que había una mirada fija en ella, levantó su cara para conseguirse unos ojos morados sobre ella mirándola burlones. La Vampiro tragó saliva, debía calmarse o tendría un ataque de pánico en la mesa, sería vergonzoso y aún más viendo a su padre que desayunaba taciturno cómo si no existiera nada en el mundo que pudiera perturbarlo. Miró el plato de Isan y notó que el vampiro comía con rapidez, Ziara decidió pedir permiso y levantarse para ir al baño, lo hizo
La bruja Betzabet, o cómo algunos en el pueblo la llamaban la eterna amante del Rey, vivía retirada del resto y sólo se le veía cuando salía de compra al pequeño mercado del pueblo vampiro. Cada vez que salía llamaba la atención de todos, quizás era su ropa vestida de negro de pies a cabeza, con una mirada que causaba miedo, nunca se le había visto riendo. Nadie la había visto junto al Rey, pero sacaban conclusiones porque el Rey la visitaba casi a diario y podía pasar horas y horas dentro de su casa.Una casa que fue diseñada por el mismísimo Isan para ella, Betzabet amaba a Isan, lo amaba con locura. Si, con locura, sus sentimientos por el rey carecían de cualquier raciocinio. Tal vez cualquiera que supiera de ellos pensaría que el rey la ama y que está enamorado de ella. Pero no, Isan no amaba a nadie, quizás no a si mismo. Una sola mujer había provocado tales sentimientos, mismos que arrancó de raíz hace años.Ziara caminaba detrás de él, sentía que todos la observaban y de h
Algo olía muy bien, el olor despertó a Ziara, pero al abrir sus ojos notó que nada de lo que veía era conocido, estaba acostada en un mueble negro y sobre ella había una manta blanca, mirando a su alrededor encontró una mesita de madera y sobre ésta había una Jarra con agua y varios tipos de plantas.Todo parecía extraño, desconocido, Donde estaba? Que le había pasado?Ziara Sintió algo humedo y frío en su abdomen, con miedo e intriga empezó a sentarse poco a poco, se quitó la cobija y se levantó la franela en su vientre había un pañito mojado y con algunas plantas, las mismas que habían en la mesa, se quitó todo eso y notó algo rojo en su vientre, tocó esa zona y algo en ella se removió, de inmediato Ziara intentó levantarse pero eso sólo le causó un gran dolor, tanto así que cayo al piso haciendo un sonido seco al impactar contra el suelo, ¡Ahhhh, ayyy maldición esto duele!!!Se escucharon unos pasos apresurados hacía donde ella estaba en el piso, una
Dos semanas habían pasado desde que Ziara se enteró que estaba embarazada,el miedo la invadió, nunca creyó que tener un hijo de su alma gemela le traería tristezay no era en si por su bebé si no por sus papás Isan y Zilana.Los Reyes Vampiros más poderosos, temidos y malvados de todos los tiempos,ellos no eran unos simples vampiros, sus papás siempre habían querido acabar con los lobos,para así consumir toda su sangre y hacerse más fuertes,y su alma gemela su pareja era nada más y nada menos que Alían.El hijo del Alfa de la manada de Hielo,Alían y su papá Silas eran los últimos lobos albinos,lobos muy raros pero no por ello menos fuertes,al contrario tenían más fuerza, y poderes que otros lobos.Los lobos albinos eran incluso más raros que los omegasy justo ella se vino a enamorar de él, del hijo del enemigo más grande de su padre.Decidió que esa misma noche