AlanaLa mirada, como olvidar esa mirada. Jodida mierda, no puedo dejar de pensar en la forma en que me miró. Su mirada estaba tan llena, de odio, de desdén, de decepción. - Ahhhs- Bufó Alana. La odiaba? De verdad podía odiarla? Su trato fue frío y cruel, pero su mirada fue peor. Era de madrugada ya, las chicas no habían subido y eso de cierta forma le dió alivio, necesitaba estar sola y pensar que debía hacer. Por más que pensaba que debía poner a su familia primero no lo veía justo, ya todos ellos tenían a sus compañeros, la única de su familia que faltaba era ella y ahora no lo querían aceptar. Se sentó en la cama y tomó su rostro entre sus manos e intentó calmarse, pero un olor captó su atención, olió de nuevo sus dedos sintiendo el aroma. Cuando intentó inhalar de nuevo, todo a su alrededor se volvió negro. - que mierda- Soltó Alana en medio de un sollozo, pues sus dolores de cabeza eran cada vez, más y más intensos. Pensó que debía ignorar ese malestar pero cada día era más
Dorada La sangre comenzó a bajar de su brazo al pequeño tubo de ensayo dejando ver su inusual color dorado. La reacción de los presentes no se hizo esperar, los ojos de Eva se abrieron tanto que parecían a punto de salirse, miedo. Eso era lo que reflejaban sus ojos, miedo a que algo no estuviera bien con Alana. Silas trató de que el miedo y la ansiedad que le provocó ver aquel líquido dorado saliendo del brazo de su hija. Se acercó a Tadeo y tomó el pequeño tubo de ensayo en sus manos. la loba parecía haberse perdido en sus propios pensamientos. Definitivamente si, algo anda mal con ella y esto sólo era una pequeña muestra. - ¿Qué está mal, Tadeo? - No ha escuchado de la sangre dorada? - No, no. ¿ Que es eso? - La sangre dorada, su sangre era así debido a que carecía de antígenos RH en los glóbulos rojos, por eso su color. - Hay algo malo? - Aún no puedo decirlo con certeza, es difícil saberlo ahora. Alana pasó la mirada de su papá a Tadeo, sintió como todo en su cabez
Eva miraba a Alana dormir pegada a su cuerpo, unas lágrimas corrieron por sus mejillas, Alana estaba sufriendo podía sentirlo, podía verlo pero le dolía el no poder hacer nada. No podía ir en contra de Silas ni de la manada porque ella también tenía ese mismo presentimiento hacia ese joven, su mirada transmitía maldad, su trato era frío hasta con Alana. Eva sentía que Gastón no quería Alana y era casi imposible que una madre se equivocara en eso. Toda esa situación con Alana estaba comenzando a pasarle factura, no dormía, no podía. Había tantas incógnitas alrededor de la muerte de Rowena, por lo último que se habían enterado era una loba muy poderosa, eso era lo más extraño. Pero lo más seguro de ello es que alguien la hubiera asesinado, era una amenaza para los demás lobos el ser tan poderosa le daba el lugar más alto sobre todos los lobos. Y eso era lo que más le preocupaba, porque temia que Alana terminara de la misma forma que Rowena. Por eso había pensado tanto en si Alana
La mazmorras Era sin duda uno de los lugares favoritos de Isan, disfrutaba estar allí, desde el olor, hasta sentir ver y hacer en ese lugar. Cualquiera que estuviera allí podría vomitar, incluso hasta desmayarse, la mayoría lo hacía, la cosa era que no todo el que entraba tenía la oportunidad de salir... Ziara no logró comer ni un poco, estaba tan nerviosa que el tenedor en su mano temblaba, su estómago se revolvía y la bilis amenazaba con llegar a su garganta. Intentaba calmarse respirando un poco suave y despacio, sintió que había una mirada fija en ella, levantó su cara para conseguirse unos ojos morados sobre ella mirándola burlones. La Vampiro tragó saliva, debía calmarse o tendría un ataque de pánico en la mesa, sería vergonzoso y aún más viendo a su padre que desayunaba taciturno cómo si no existiera nada en el mundo que pudiera perturbarlo. Miró el plato de Isan y notó que el vampiro comía con rapidez, Ziara decidió pedir permiso y levantarse para ir al baño, lo hizo s
La bruja Betzabet, o cómo algunos en el pueblo la llamaban la eterna amante del Rey, vivía retirada del resto y sólo se le veía cuando salía de compra al pequeño mercado del pueblo vampiro. Cada vez que salía llamaba la atención de todos, quizás era su ropa vestida de negro de pies a cabeza, con una mirada que causaba miedo, nunca se le había visto riendo. Nadie la había visto junto al Rey, pero sacaban conclusiones porque el Rey la visitaba casi a diario y podía pasar horas y horas dentro de su casa.Una casa que fue diseñada por el mismísimo Isan para ella, Betzabet amaba a Isan, lo amaba con locura. Si, con locura, sus sentimientos por el rey carecían de cualquier raciocinio. Tal vez cualquiera que supiera de ellos pensaría que el rey la ama y que está enamorado de ella. Pero no, Isan no amaba a nadie, quizás no a si mismo. Una sola mujer había provocado tales sentimientos, mismos que arrancó de raíz hace años.Ziara caminaba detrás de él, sentía que todos la observaban y de h
Infusión - Como sabés bien Betzabet, mi querida hija- El tono que uso para llamarla de esa forma fue sarcástico, ni él mismo creía que la quería. - Es mi, a ver a ver - Dijo poniendo una mano en su barbilla pensando. - Ahhh ya, es mi cómplice, mi espía, es mis ojos dentro de la manada de perros de al lado.Ziara cerró sus ojos, esas palabras dolían por el simple hecho de que eran ciertas.La bruja sonrió al ver la expresión dolida en el rostro de la joven vampiro.- Soy toda oídos- Le respondió con una sonrisa en el rostro.- Necesito que prepares dos cosas para mi, la primera es una infusión.La palabra infusión llamo la atención de Ziara, acaso quería envenenarla? Nooo, se regaño mentalmente, muerta no le servía de nada.- Una infusión para qué?- Bueno, cómo te podrás imaginar, Ziara vive teniendo sexo con su amado lobo, de hecho, aunque ella crea que no me doy cuenta está enamorada de él, está marcada. Así que yo cómo buen padre que soy, debo proteger a mi hija y sobre todo a mis
Gastón - No iremos ya te lo dijimos. - No les pregunté si querían, iremos y punto. - No podemos pisar ese castillo nuevamente, ese hombre nos va a matar, o se te olvidó cuando casi te mata ante mis ojos y los de su engreída reina? La sangre del vampiro hirvio pues los recuerdos le golpearon. Isan lo había humillado tantas veces y siempre lo trataba como a un vasallo, pero tenía un plan y no permitiría que nadie lo arruinara. Los vió a los dos y los ojos de Elena reflejaban miedo, si era cierto que casi los mataba, pero ese casi significaba mucho. Si Isan hubiera querido matarlos ya lo hubiese hecho. - Tienen una hora para estar listos, debemos volver pronto. - Ya te dijimos que no iremos. - Ya les dije que si, no les di opción, no pregunté si querían, les di una orden y deben obedecer. - Obedecer? Con quién carajos crees que estás hablando? Estás loco acaso? Somos tus padres.. - Si tienes razón, son mis padres. Pero fallaron en el intento de tener un giro, así que
* Silas Dos meses habían pasado, los días transcurrieron con normalidad y calma, una calma que para Silas fue algo abrumadora, pasó los primeros días preparado porque sentía que algo iba a suceder, pero con el pasar de los días se fue tranquilizando, aunque algo por dentro le decía que algo no andaba bien decidió confiar. *Eva Después de dos largas horas de entrenamiento, desayunaban a gusto todos en la mesa, Alana parecía mucho más tranquila, cosa que Eva agradeció, se veía con Gastón a diario, cada día su relación se afianzaba más. Los problemas poco a poco comenzaban a desaparecer y todo estaba tranquilo. *Gabriel Gabriel comía con los demás pero su mente permanecía en otro lugar, daba gracias a la luna por los entrenamientos, que hubieran comenzado era de mucha distracción para él, sobre todo para esos días donde su mente le recordaba cosas que quería olvidar. Estaba a cargo de los entrenamientos, pero lo que no le gustaba era que se estaban haciendo de la misma manera de