—Te voy a hablar en modo sacerdote. Si eres creyente tú y Patricia siguen casados, no te puedes casar por la iglesia con ninguna otra persona a menos que seas viudo y no es solo en la iglesia católica, es una regla en todo el ámbito religioso. Tú te casas ante Dios una sola vez, así la sociedad dictamine lo que quiera dictaminar. Esa es la razón por la cual ya el matrimonio se ha convertido en una utopía, cada vez las personas le huyen al compromiso y por ende estamos generando una sociedad débil.» Mira tu convicción, te carcome el alma al pensar en tu divorcio y tienes hijos que en tu mente solo se concebían bajo el matrimonio, sea religioso o civil, todo eso es por el ejemplo recibido. Tus padres llevan treinta y tantos años casados. El ejemplo vale mil veces más que mil palabras, ahora eres padre, debes de tenerlo presente, así tú les dices a tus hijos «a tu pareja no se le pega», pero te ven pegándole… ¿Qué harán ellos al crecer?» Tú sigues casado por la iglesia, ahora debes es
El corazón me latía a mil desde que iba de copiloto en la camioneta, las niñas se durmieron al igual que Eduardo, les puse su manta de princesas, quien iba despierto y mirando todo era Emmanuel, pareciera estar grabándose el lugar. Todo esto era nuevo en su mundo. Si había viajado a las fincas con sus abuelos en Melgar, había disfrutado de la piscina, la primera vez casi no lo saco de ella.Julián y Samuel le estuvieron enseñando todos los días y practicaba hasta tarde. José Eduardo no dejaba de mirarme, lo hizo de manera constante, anhelante, parecía sublime el momento, era tangible la sensación. No hemos vuelto a hablar desde el ingreso al auto. Mi mente no dejaba de enviarme maneras para romper el silencio, pero me acobardaba en el último instante. El que me haya dicho que volvería a conquistarme me tenía en la atmósfera y con el pulso a mil por hora. —Hijo, ¿conoces el mar? —habló.Su voz me encantaba, tenía un tono grueso, jodidamente varonil, estábamos saliendo de Bogotá, paga
Solté una sonora carcajada al verlo afectado porque no comían como se debía, además fue permisivo y ellas se la montaron.—Dicen que las madres son magas, ahora comprendo el origen de eso. —cargué a Eduardo para cambiarlo, tomé su pañalera—. Cuidado con los niños, voy a cambiar al bebé.Se acercó al niño y lo besó. Quedamos tan cerca, nuestro aliento se chocó y al mirarnos, me sonrojé, di un paso atrás y fui al área de bebé, mi gordito estaba muy orinado. Lo dejé reluciente, salí a mirar cómo iba José Eduardo.Verlo detrás de una y luego de la otra me hizo reír. Las niñas corrían una persiguiendo a la otra, Emmanuel riendo como pocas veces lo había visto, ¿será por qué veía una figura paterna o por lo que habló con él? Tal vez sean ideas mías, sin embargo, debía prestar atención para comentarle a Maju quièn era una de su psicóloga. Le dejé a Eduardo.Sentía el amor entre nosotros, eso no se había perdido, de hecho, creía que había aumentado. —Calma, Patricia, calma. Deja que todo fluy
Tomé de manera rápida una toalla y lo ayudé a secar, escuchaba a José en el baño.—El señor José dijo que debíamos bañarnos, tú ya te bañaste, él está bañando a mi hermanito. —Lo ayudé a vestir, le di un beso en la mejilla.—Emmanuel ve a cuidar a tus hermanitas, toma la llave.—Si señora.—Yo arreglo el cuarto. —salió, arreglé el cuarto, luego toqué la puerta.—¡Emmanuel se me quedó la toalla! —ahí estaba pintado.—Soy Patricia. —tenía la toalla en la mano.—Estoy en paños menores.Me reí. Una obscena imagen realizándole sexo oral llegó a mi mente, ¡contrólate! Deja de pensar en tu exmarido de esa manera, lo había bloqueado para evitar que el deseo me invadiera, pero con solo verlo, sentía un deseo por mi marido, más no era ese desespero que sufría antes.—¿Qué quieres que haga entonces? —dije.—Si no te da pena, ingresa.Me reta, no me iba a amedrentar, pero… al ingresar no pude evitar no repararlo de pies a cabeza, al hacerlo él se percató, estaba con esa sonrisita llena de lujuria
No sé cómo sentirme, tenía una alegría interna porque Patricia no me había mandado a comer mierda. Sin embargo, hasta el momento solo era decencia, cada vez que ha tenido la oportunidad ha dejado en claro que no se quería acostar conmigo por ahora. Y estaba seguro de que tenía mucho que ver mi comportamiento para con ella en el baño de la discoteca de mi primo. Si de algo me arrepiento en la vida fue de haber cometido esa bajeza. Esa fue la razón principal por la cual hui. Nos habíamos cambiado de ropa, los niños querían ir a la playa, además necesitaba tomarme varias fotos, ¡quiero estar en esa pared con mis hijos!—Señor José, ya estoy listo.Emmanuel asomó su carita por mi habitación, cada uno tenía su cuarto y a mí me mandaron al cuarto de huéspedes. Patricia con una decencia me dijo: «¡Está amplio el cuarto donde dormirás estos días!, espero te guste». Y sin duda me lo merezco, cuando me quede solo sonreí ante su muy decente manera de decirme, ni sueñes con dormir conmigo. Por es
José Eduardo se veía precioso en el umbral de la puerta con ropa de estar en la casa, ¿habrá pensado lo mismo que yo?—Disculpa mis fachas, tengo dos razones, una las piernas me arden por la quemada y un jean me terminará irritando, sabes cómo me pongo, y la otra razón me la reservo. Veo que tú estás igual. ¿Qué pasa?—Quería estar cómoda y no quería que la situación se malinterpretara.—Ya veo por donde va tu resentimiento y lo comprendo.—Gracias por entenderme, ahora, referente a la otra pregunta. —Tenía que enterarse de la situación emocional de nuestro hijo.—Patricia…—Debemos darle mucho amor a Emmanuel.Se acercó, se arrodilló al lado de la cama y tomó el portarretrato que le había quitado al niño. Miró nuestra foto y lo observó a él.—Tiene cicatrices en su cuerpo.—Su madre biológica lo maltrataba. Pero hablar de ellos es lo último de nuestra conversación, sin embargo…—Voy a ser un padre presente, nos arreglemos como pareja o no. —mostró su mano—. Si seguimos casados bajo
Nos quedamos mirándonos, entre más hablaba con él, menos vergüenza tenía de mirarlo. Como me dijo el padre Castro, la verdad dignifica.—Miedo a que me llegara ese desespero por tener sexo y que tú te dieras cuenta.—¿Nunca sentiste miedo de serme infiel?—¡Jamás!, primero me introduciría un vibrador o yo misma me daba placer a serte infiel José Eduardo —nuestras miradas se volvieron a encontrar, afirmó y bebió de su copa de vino.—Pasé por muchos medicamentos, y mientras la doctora trataba de dar con la medicina correcta vi en internet la agencia de Rodrigo. No me preguntes las razones de porque me metí en ese lugar, solo me presenté, hice la entrevista, la prueba al día siguiente. —Me sonrojé, dicha prueba era tener sexo de todas las formas con él.» Me hablaron de las cláusulas de confiabilidad, yo podía aceptar con quién y mi tarifa básica era tal. —José se bebió la copa por completo, se sirvió otra—. Empecé a trabajar, firmé el contrato donde dejaba claro que sexo con mujeres no
—¿Penitencias? —preguntó con una leve sonrisa.—Sí. Una vez estaba desesperada por tener sexo, la masturbación no me ayudó y llegué muy temprano a la iglesia, al contarle me llevó a su jardín, el cual estaba perdido en la maleza, rastrojos y ese hermoso árbol se veía perdido por esa selva.—¿Eres la autoría de ese lindo lugar que ahora es el lugar favorito de César y Alejo? Ellos me han mandado a ese jardín.—Sí. Desde ese día comencé a trabajar en el jardín, a la hora ya no tenía desespero. El padre lo único que hizo fue darme instrucción de donde estaban las herramientas de la jardinería y créeme, usé hasta machete para quitar la hierba y luego usé guadañadora, me hubieras visto, soy una experta con ellas. Por dos meses trabajé en ese jardín y desde entonces se ha mantenido como lo conoces hasta ahora. —José se había quedado cerca. Se sentó a mi lado en el mueble.» El día en que terminé me senté en la banca, esa sé la regalé yo y la puse al lado de ese bello árbol, el cual es el ej