Aidan pasó la mano por la cabeza de Lucian hasta la nuca, como una caricia tranquilizadora. Era extraño hacerlo físicamente. Prefería usar su mente y lo que su madre le había enseñado. Pero el contacto físico con ese lobo era agradable. Lo sintió removerse contra él y poco a poco se fue alzando. Los ojos del alfa ya habían vuelto a su color azul natural.-¿Ya volviste?- él sonrió suavemente acariciando su mejilla.-Hmm- el alfa respondió con un sonido proveniente de su garganta, algo confundido.-Tu lobo es lindo, pero es momento que estés en todos tus sentidos- le besó la mejilla. Lucian estaba inusualmente tranquilo.-¿Qué me haces? ¿Por qué pierdo el control de mí mismo? - era consiente que había estado besando y lo que eso conllevaba. No había querido hacerlo en primer momento, pero al final cedió a su instinto.Aidan se escurrió de sus brazos y al pasar por el costado de él le palmeó la nalga sobresaltándolo.-No te hago nada, tus instintos son más sinceros que esa cabeza dura qu
Todos se quedaron estupefactos. Algunos de ellos habían sido testigos de la capacidad de Aidan de controlar el hielo y el destrozo del cuarto, pero como siempre, lo terrorífico del fuego no se lo quitaba nadie. Y menos como las llamas ligeramente creaban un halo que se movía alrededor de Aidan como protegiéndolo.A pesar de todo, no hubo movimiento por ninguno de los dos lados. Aidan no tenía intenciones de matar a ese lobo, sino de lo que estaba en su cabeza. Como supuso, estaba siendo controlado. Eso nadie lo sabía y no tenía tiempo de explicárselo. Respiró profundo manteniendo una concentración tal que era dolorosa, debía expulsar a Ryan de ese cuerpo. Era él, no había duda. Debía hacerlo antes de que perdiera el control escaso que tenía sobre su poder.-Te estás divirtiendo hermoso- una voz en su cabeza y antes de que todo se volviera negro Aidan cerró su mente atrapando dentro de él a Ryan.***Lo había logrado... o eso creía.El cuerpo del lobo se proyectó en un espacio completa
El calor era abrasador. Las llamas estaban lejanas, pero desde su posición Lucian podía percibir el poder saliendo de estas y del pequeño y delgado cuerpo del lobo, que hasta el momento había subestimado. Aidan, después de todo había heredado tanto sus sangres como la fuerza de todos los alfas y hacía honor a su reconocimiento.La escena que se desarrollaba delante de todos era algo sin precedentes y ocurría tan rápido y a la vez tan lento. El corazón de Lucian palpitaba con fuerza. Sentía el lazo temporal sobre el lobo vacilante. Como si hubiera algo que estuviera forzándolo a romperse y eso hizo que sus colmillos salieran. Nadie podía romper ese lazo. Solo él.Pero ahora eso no era lo más importante. El lobo dentro el halo de fuego gruñía e intentaba con agresividad cruzar las llamas hasta que de pronto su cuerpo se detuvo en seco. Sus ojos se cerraron y cayó de lado con un sonido seco. Como si hubiera perdido la conciencia o algo peor.El alfa se levantó al notar que las llamas des
Los ojos del beta se abrieron.-¿Entonces?--Entonces nada. Llama al doctor de la manada. Puedo curar heridas, pero no hacer milagros- se levantó y comenzó a recorrer el cuarto de un lado a otro. Parecía una fiera enjaulada.-Alfa cálmense, puede que no sea tan grave-Lucian no estaba tan seguro. La vida de Aidan podía estar en peligro y él no era capaz de hacer nada. Primero la muerte de aquel lobo, después el otro que lo atacó y por último esto. Si hubiera estado más atento el lobo no hubiera tenido que usar su poder y no estar en aquella cama.Dos días. Pasaron dos días y Aidan aún no había despertado. Lucian se estaba atacando de los nervios. El doctor tampoco encontró nada y para la noche del tercer día la respiración de Aidan era cada vez más pesada, apenas un hilo audible.Lucian quería romper el lazo, pero cuando la realidad le cayó y notó que sí se rompería el lazo solo quedaría un vacío atormentador, y sin alguien como la cabeza dura de Aidan a su lado, no pudo evitar desesp
Lucian había sentido miedo en su vida varias veces, como cuando fue partícipe de la Gran Guerra y perdió a sus padres, cuando asumió el mandato de su manada sin apenas experiencias, como cuando su hermano entró en la locura, cuando Lukyan casi muere delante de sus ojos. Pero ninguna de esas veces se comparaba con ahora.Con el miedo de la impotencia.Si, impotencia, porque no podía hacer nada para consolar al lobo que lloraba abrazado a su cuello peludo. Había mantenido su forma lobuna y al parecer a Aidan no le molestaba porque lo sujetaba como si su vida dependiera de él. No sabía que había ocurrido, pero debía haber sido algo lo bastante malo durante esos dos días como para que despertara llorando.Nunca se imaginó que algún día como esos llegara. Aidan se veía tan fuerte, tan decidido de sí mismo que era difícil asimilar la imagen que se desarrollaba delante de él. El cachorro grande no tenía emociones, aunque en los últimos tiempos estaba dando atisbo de ligeros cambios en su car
Se mordió el labio inferior y restregó su rostro el gran torso. Los brazos del alfa se movieron abrazándolo aún más.-¿Despertaste?- la voz de Lucian apenas fue un susurró contra su cabeza antes de besarla- Déjame dormir un poco más, estoy cansado- lo acurrucó más contra él antes de que su respiración se volviera otra vez constante.¿En qué momento Lucian se había vuelto tan... cariñoso?Eso fue algo que Aidan se preguntó. Cuando dormían él era el que solía abrazarlo, él no lo alejaba, pero pocas veces correspondía. Pero ahora lo estaba abrazando de tal forma que recordó cuando dormía con sus hermanos y se sentía tan protegido y querido.Un latido en su pecho y esta vez no fue de dolor. Era algo más. Diferente. Un agradable sentimiento.Oh, sentimiento. Acaso estos estaban queriendo volver.Quizás, era lo más probable. Y sabía una cosa. Los necesitaría. Para luchar contra Ryan debía fortalecerse y sus emociones eran la clave para que sus poderes fueran más potentes. Por lo tanto, en c
##Sangre de omegaLukyan estaba sentado en su cama completamente sumido en sus pensamientos, mientras una caja que contenía diferentes piedras descansaba en sus muslos. No eran piedras cualesquiera, era el último legado que le había dejado su familia y que él se la había heredado a Aidan cuando cumplió cinco años.A simple vista eran simples piedras, pero nada más lejos de la realidad. En el interior de cada una se escondía un poder de protección enorme. Pensaba al principio que eran simples cuentos de generaciones, pero su madre le había dicho que cada piedra estaba conformada por la sangre cristalizada de cada omega al morir.Recordó que había llorado cuando le había dicho aquello pensando que él también se convertiría en una roca cuando muriera. Su madre lo había abrazado intentando explicarle que no era tan asi esa conclusión que no era del todo falsa. Solo la sangre que se derramaba de los ojos de los cuerpos fallecidos se convertía en un trozo de cuarzo rojo como los que tenía d
El mundo era una caja de sorpresas o eso era al menos lo que creía Dante, porque, aunque sus sospechas solo quedaban en sospechas, nunca pensó que estuviera tan acertado esta vez. Y su propio hermano era el protagonista.-¿Y bien? ¿Quién de los dos empieza?- Dante estaba mortalmente serio.Matías bajó la cabeza y apretó los puños tensando su cuerpo como todo lobo joven ante un alfa que parecía molesto. Una mano que se posó en su hombro lo reconfortó a pesar de que el dueño de esta no lo estuviera mirando. Dmitri lo envolvió con su olor sin importarle su estaba delante de su alfa y la madre del lobo joven. Si debía defenderlo lo haría, pero no permitiría que este fuera regañado o golpeado. Ya había pasado por mucho de eso sin que nadie interfiriera por su bien en el pasado.Matías era suyoLukyan ante la densa escena suspiró y agarró a Dante de la muñeca. Así no llegarían a ningún lado y lo menos que él quería era una pelea familiar.-Amor, ven un momento conmigo- y antes de que Dante