Nicki miraba las calles florentinas, aunque lo intentara negar, se sentía sumamente nerviosa, hacer bromas tontas, mentir para hacer un chiste era una cosa, pero contar una historia romántica, ideal y totalmente falsa, eso era una mentira a toda regla. Sin embargo, había algo que la dejaba un poco contenta: sus tíos. Ellos estarían felices al saber que tenía pareja y que se trataba de una relación seria, sólida. Que ella estuviese sola, que no se comprometiera a largo plazo con los hombres los tenía tristes, según ellos ella evitaba las relaciones serias como un modo de castigo, por lo que sucedió años atrás con André. Odiaba que tuviesen razón, pero era mas fuerte que ella. Estropeaba o los dejaba cuando comenzaba a sentir algo mas profundo. Si, estaba segura de que sus tíos estarían por demás alegres. —¿Tú serás quien se encargue de contar la historia si? tenemos que ser lo más creíbles posible— comentó, interrumpiendo sus propias cavilaciones.—Exacto, así que cuando me acerque a
Nicki y Dylan iban hacia la casa de los tíos de ella. En esta oportunidad, Dylan pudo observar que ella estaba aún más nerviosa, si eso era posible. No se la imaginaba así de insegura y desconfiada con lo que pudiera pasar, podría apostar que no le temía a nada ni a nadie. Que ella solita se bastaba. Pero no, allí estaba ella, a segundos de temblar.—¡Hey! Tranquila… ¿tus tíos no son ogros verdad? —No, pero harán muchas preguntas. No sé si quiero ir, ¿qué te parece si regresamos a mi casa y ordenamos nuestras ideas? — dijo ella en una súplica.—Vamos Nicki… no me digas que quieres ir por la salida fácil… no te imaginaba una cobarde.—¿Disculpa? — se envaró ella — ¿yo? ¿cobarde? ¡ja! Ya quisieras…—¿Entonces? — la desafió el, deteniendo el coche a un costado— ¿qué haremos?—Pues continúa— dijo entre dientes, removiéndose incómoda en el asiento.—Claro…— se jactó el de su estrategia.Dylan le hizo preguntas a Nicki sobre sus tíos, ella le explicó que si con su tío hablaba de vinos o al
—Eso mismo— la miró de reojo— me quedaré en tu casa. Mañana nos mudaremos a una casa mas grande. Lo tengo cubierto.—¡Oye! ¿de qué estás hablando? ¡no te quedarás en mi casa! ¡y mucho menos nos mudaremos juntos! — rebatió ella mirándolo anonadada—Estuviste de acuerdo en hacerte pasar como mi fiel y enamorada novia. ¿Cómo alguien se creerá lo nuestro si mientras estamos en el mismo país, en la misma ciudad, vivimos cada uno en un lugar diferente?—Pues— si lo decía así, parecía lógico— podrías preguntar, en lugar de dar por hecho que aceptaré todo lo que digas. ¿Nunca se te negó nada verdad? — lo miró inquisitiva—Estoy acostumbrado a tomar decisiones. Tal vez debí comentarte lo que haríamos— medió el, para darle un poco de gusto.—¿Tal vez? No pienses que porque dije que actuaría como tu novia, tu serás mi jefe. Somos socios en esto, compréndelo— golpeó el puño en su muslo—¿Y por qué me atacas? ¿estás nerviosa porque dormiremos juntos?.—No te ataco, solo ... debato. Y ja, ja...— se
Nicki sentía pequeños besos en la mejilla, en el cuello. Intentó abrir los ojos, pero estaba tan relajada que solo quería disfrutar del calor y placer que le estaban dando. Aspiró y sintió un aroma masculino, se acurrucó, atraída por su toque. Quería disfrutar de ese maravilloso sueño, aunque solo fuera eso, un sueño.Escuchó que ese delicioso espécimen le murmuraba algo en el oído, y le mordía, dicho sea de paso. No entendió, ni quiso hacerlo. Solo sonrió y a tientas, se encontró besando y deleitándose del sabor de Dylan. Si era un sueño, podía hacer lo que deseara. Comenzó a gemir, ansiosa por el. Segundos después, la luz que entraba por la ventana le obligó a abrir los ojos y se dio cuenta de algo. No era un sueño. Estaba en su habitación y Dylan estaba a su lado, sosteniendo su cintura y hundiendo el rostro en su cuello. Jadeó, sorprendida y asustada por encontrarse allí, arrimada y anhelante por el.—Mmm italiana… estas bonita hasta cuando despiertas— continuó el con su acometid
Nicki salió de la casa, dejó mas o menos organizado lo que quería que los de la mudanza se llevasen. Era raro mudarse, hace tan poco había comenzado a vivir allí, a acostumbrarse al lugar, que ahora nuevamente debería adaptarse a otro. Bueno, solo serían tres meses, pero ya era algo. Sería un cambio, tanto para ella como para Lapita. Dylan le convenció al decirle que había un gran patio para Lapita. Lapita era como un hijo para ella. Lo adoraba, en el poco tiempo que estaban juntos no podía imaginarse una vida sin él. Por eso mismo, cada vez le costaba mas salir de la casa y dejarlo solo. Tendría que ir a algún refugio y adoptar un hermanito para Lapita. Es más, en ese mismo instante, lo llevaba en el coche, mientras los de la mudanza llevaban todo. Tal vez, sin querer podrían dejarlo salir. No resistiría si algo le pasase. Lo primero que hizo fue ir con su moto al garaje donde tenía su auto y luego volver y buscar a Lapita. Llegaron a la casa de Alina. Tocó el timbre y una vez que
Ya habían pasado unos días, en tan solo unas horas sería la boda de Gina y Ryan.Dylan estaba con su hermana, en la habitación de ella. Gina se veía hermosa, sus ojos brillaban de la emoción. El también lo estaba, su hermana pequeña se casaría, y con su mejor amigo, no la confiaría a ningún otro hombre. Ryan la amaba a ella y a los niños por sobre todas las cosas. Maia dormía plácidamente en la habitación de al lado, Marco, por otro lado, seguía a su madre, mirándolo embobado. Ese niño era una bendición para la pareja.El se levantó y agarró al pequeño, le hizo carantoñas en la barriguita y disfrutó su melodiosa risa.—¡Tío! ¡tío! ¡no más! ¡pipí! ¡me hago pipí! — se revolvió en sus brazos Marco—No queremos que suceda eso. Estás hecho un galán como para que estropeemos tu ropa— dijo el, alagando lo formal que vestía. Llevaba un smoking que le quedaba precioso. Sería él quien llevaría los anillos. Marco le sonrió y lo abrazó fuerte. Ese niño era la dulzura personificada. Había perdido
Dylan se tocó el labio, este sangraba debido al puñetazo recibido. Miró furioso al hombre que se atrevió a golpearlo. Con una vez era suficiente, no esperó y le devolvió el golpe. Cayeron al piso enzarzados en una pelea, solo se oían gruñidos y maldiciones.Nicki y Lío quedaron mirando estupefactos al par de hombres. Por mas que Nicki trató de separarlos, Lío la detuvo y la arrastró hacia atrás. Quitandola del camino de los otros y evitando así un posible daño.—Déjalos, ambos necesitaban eso. Tenían ganas de golpearse desde que se vieron en la boda— parecía tranquilo. Ella no tanto. No aguantó y se acercó mueble bar y agarró lo primero que encontró. Le quitó la tapa a una botella y vertió el contenido sobre ambos hombres. Éstos se dispersaron y se levantaron, sacudiéndose la bebida. Ahora apestaban a whisky, tanto que a Nicki le dio arcadas, el olor era demasiado fuerte. —¿Qué te pasa Nicki? ¿por qué lo hiciste? — le barbotó Lucca a su amiga, aproximándose con prisa a ella.—No te a
Nicki se estaba preparando, en unas horas sería la cena de beneficencia. Habían pasado ya tres días de la boda de sus amigos. Buscó en su joyero unos pendientes y el collar a juego. Se los colocó y se miró al espejo. Ella era fanática de las joyas, tenía varios estuches con diferentes diseños y uno más llamativo y delicado que otro. El que llevaría puesto ese día se lo había regalado Alina y Dante cuando ella cumplió veintiuno. Era precioso, estaba engarzado con amatistas y turquesas, y un delicado broche de plata.Sintió mas que vio el aroma masculino y electrizante de Dylan. Se estaba colocando los gemelos y de paso se la comía con la mirada. Estaba enamorándose de el, eso le daba un poco de miedo, pero prefería disfrutar del momento y dejarse llevar. Nicki le sonrió y se sentó en la cama para colocarse los zapatos. Eran de color plateado y combinaba con su vestido, el cual abrazaba perfectamente sus curvas. Se aplicó un poco de perfume y se acercó a Dylan. Le toqueteó la corbata, e