Fue un fin de semana terrible para Elliot. No sabía que había sido peor, si la visita acosadora de su exesposa o las reuniones sin sentido a las que estuvo asistiendo. Se sentía enojado y solo quería retornar a casa.—Estás hecho una fiera, amigo. Este lugar es maravilloso, solo olvídate de todo y disfruta.—No le veo ningún sentido a este viaje.—Al parecer el único que no lo ha hecho ha sido tú, pues te cuento que Elías desde que sale de las reuniones se marcha y no regresa hasta el siguiente día.—Cada quien es libre de hacer con su vida lo que le parezca más conveniente, yo no deseo estar aquí.Elliot estaba ansioso por regresar y solo respiro una vez que estaba abordando en su jet privado.—¡Hijo, voy a regresar contigo! —se presentó Elías a la hora de salir.—No tengo problemas ¿Has venido en vuelo comercial?—Sí. Estuve aquí desde el martes haciendo que todo fuera más fácil para las reuniones.David miró a su amigo con una ceja elevada, pues el comportamiento tan agradable de E
Con la cabeza llena de frustraciones regresó a casa y todo acabó en cuanto observó aquella hermosa joven que se acercaba a él con un brillo en sus ojos que parecía mágico, solo ella podía calmar el caudal de energía negativa que inundaba su cuerpo.Él la tomó en sus brazos y uniendo sus labios, sintió el motivo que lo instaba a regresar a casa, el único lugar que tenía sentido para él.—¿Me has extrañado?—Cada hora del día era un reto para mí en tu ausencia.—No lo creo así, pues te invité a que me acompañaras y te negaste.—No quiero lamentarme por lo que no pude hacer, ahora entremos a casa para que descanse.—Es lo que estoy necesitando, pues ha sido el viaje más pesado que he tenido.Después de un reconfortante baño, cenaron juntos y Elliot quedó dormido como una roca. Él no sabía si necesitaba su cama para descansar, pero en cuanto colocó la cabeza en la almohada salió del universo.Al día siguiente, al mirar el reloj, casi saltó de la cama, pues estaba retrasado y a primera hor
Elliot estaba sentado en su silla mirando los pedazos de papel en el suelo mientras sentía que habían roto su corazón junto al documento.—Afuera hay alguien que desea reunirse contigo.—No quiero ver a nadie. En este momento no sé explicar lo que siento.—¿Qué dices? Ahora que no existe contrato y estás casado con la mujer que amas ¿Por qué la tribulación?Elliot miró a su amigo con rabia, pues sentía que lo sucedido no era tan importante para él como en realidad lo era.—¿No ves que estoy a punto de perder a mi esposa? No solo siento tribulación, siento que el amor se escapa de mis manos como el agua del mar cuando intentas tenerla segura y disfrutar de ella, pero solo se esfuma.—Creo que no estás entendiendo. Ya no hay un contrato, ahora que ese documento fue roto, lo único legítimo es tu matrimonio y los sentimientos que han crecido entré ustedes. ¡Se acabó el contrato!—Eso no me da paz, pues estoy seguro de que su padre la sacará de mi lado, ya lo escuchaste.—Pues te cuento qu
«Ring, Ring, Ring»—Espero que está llamada sea para darme buenas noticias.Manuel escuchó esas palabras en cuanto tomaron la llamada y al ver a su hija inconsciente en la parte de atrás de su auto sintió tranquilidad.—¿Ahora piensas quedarte en silencio?Él, rápido, aclaró su garganta evitando hacer enojar al jefe. —Todo sigue en pie, mañana será el gran día.—¿Se acabó la espera?—¡Se acabó la espera!Héctor Rinaldi estaba sentado en la mesa de su comedor y en cuanto escuchó esas palabras observó la silla que le quedaba al frente, donde todo el tiempo repetía que se sentaría su reina y con esa confirmación sentía que estaba muy cerca de suceder.Cerrando la llamada mandó a buscar a su hombre de confianza y este de inmediato se presentó.—Aquí estoy señor.—¿Continuaste con los preparativos como te lo había ordenado?—Sí, señor. En este momento se está llevando a cabo la decoración del interior del salón de eventos. ¿Le puedo hacer una pregunta?De inmediato su mirada se dirigió hac
Un dolor de cabeza fuerte junto a un gran amargo en su boca hicieron que de repente Amanda abriera los ojos, llevándose la siniestra sorpresa de que no había estado soñando y estaba en su realidad, una cruel, absurda, y dolorosa realidad.Con rostro de espanto se levantó de la cama y caminó directo al espejo. Llevaba un vestido en corte sirena en un color blanco hueso, imaginó que el color simbolizaba que ya no era pura.Luego miró a su alrededor y observó las montañas de flores y regalos. Todo le parecía absurdo, su mente le jugaba una pesada broma y su realidad era menos dolorosa que la muerte.—Qué bueno que ha despertado, señorita Amanda, ha llegado el momento y todos la esperan.—¡Espero que esto se trate de una broma! ¿Dónde está Manuel? —se dirigió a la persona que la acompañaba con gran ira y eso se podía notar en su mirada.—Él ha salido a terminar con los arreglos de la iglesia y muy pronto estará de regreso.En ese momento todo su cuerpo se encendió en llamas ¿Acaso ese hom
La impotencia, la rabia y el dolor, habían arropado por completo la vida de Amanda. Solo con 25 años de edad estaba experimentando el dolor de ser traicionada por segunda vez.—¿Qué clase de padres me regaló la vida? ¡Debí ser un aborto más! —fueron las palabras que salían de su boca con el alma hecha pedazos.—¡Te ves hermosa querida hija!Escuchó la voz alegre y fiestera de su padre, como si no estuviera pasando nada.—¿Qué haces allí sentada, todos te esperan en el altar? Vamos, termina de arreglarte afuera te espera una limusina.—¿Quién diablos te crees? ¿Piensas que por ser mi padre me debo convertir en tu marioneta o en tu títere? —reclamó mirándolo a los ojos bastante enojados y frustrados.—¿Qué, quién me creó? ¿Qué, quién creo que soy, preguntas? ¡Mírame! Soy el estúpido que se encargó de ti desde el momento en que tu madre salió huyendo de sus responsabilidades, el mismo que escuchó tus llantos, limpió los desechos de tu cuerpo y el mismo que estuvo a tu lado dándote cariño
El deseo de llorar, la impotencia y la decepción, adornaban la vida de Amanda, incluso más que el despampanante vestido que vestía en ese día. Ella salió de la limusina y dio pasos lentos, intentando retrasar lo que parecía inevitable frente a sus ojos.—¡Estás hermosa, hija! —expresó su padre al verla acercarse con todo el descaro del mundo.Ella no dijo una sola palabra y tampoco la miró a la cara. Él la tomó del brazo y juntos empezaron a caminar. Cada paso era como un cuchillo atravesando su corazón y dolía. ¿Qué más podía pasar? Ella no quería ser tocada por otro hombre y, de solo pensar en la posibilidad, su corazón se arrugaba. ¿Qué había más allá de la muerte? ¿Qué sucedería si solo dejara que llegará a su vida y no seguir impidiendo lo que debía suceder solo por cobardía?En ese momento ella se detuvo de golpe —¿Qué sucede, hija? ¡Vamos!—No —exclamó con decisión.—¿Estás preparada para lo que vendrá si me haces pasar una vergüenza en este momento?—No estoy preparada para mu
Buscando respuestas y sin saber por dónde comenzar, Sarah se quedó perdida en sus pensamientos mientras estaba en la habitación de Liam. Todo había pasado muy rápido y la dejó intranquila.—También te ha afectado mucho la partida de Amanda, ¿cierto?De inmediato sus ojos rodaron y llegaron a la dirección en donde se encontraba el pequeño Liam en su silla de ruedas, él miraba por la ventana y ella sintió un gran pesar por el niño, pues después de tantos años había empezado a sonreír, ya que cada mañana Amanda iba a su habitación dándole un nuevo motivo.—Así es, todo fue tan repentino que aún no puedo creer que se haya marchado.—¿Qué le habrán hecho esas mujeres, para lograr que se marchará?Sarah no entendía lo que él decía, pero los gestos y la manera en la que expresó aquellas palabras, llamaron mucho su atención, así que se acercó hacia donde él estaba y continuó indagando.—¿A qué mujeres te refieres?—Helen y la señora María. Yo estaba por salir al jardín y en cuánto vi que se a