Escuchaba murmullos, no entendía bien que decían aunque si reconocí las voces Alos, Andros, Ender y Giovanni, al parecer discutían sobre algo pero no sabía sobre qué.Traté de prestar un poco más de atención—¡Si no lo hacemos va a morir!—Alos sonaba molestó.—Estas loco, no puedes llevarla hay, tal vez sea un resfriado.Escuché un golpe secó sabía que era Alos—Maldita sea Andros no entiendes no es ningún resfriado ella es mitad demonio, o es que aún no lo entiendes—No la vas a poner en peligro—otro golpe cómo pude me puse de pie, pero me sentía demasiado débil, mareada, agotada, como sí estuviese enfermar.Traté de agarrarme de la mesita de noche para no caerme pero fue en vano caí al suelo juntó a la pequeña mesa de madera la puerta se abrió y Ender fue el primero en pasar me ayudó a ponerme de pie y me miró con cara de preocupación.—¿Qué sucede Ender?—Apenas pude hablar porque sentía la garganta seca—Alos tiene razón Miroslava no está bien, su cuerpo se está debilitando.Andr
Andros entró a la habitación y Alos se apartó un poco en sus manos tenía un plato de vidrio blanco con unos panes de jamón había algo extrañó en su mirada se veía triste.—Gracias—dije al tomarloÉl sonríe sin ganas, Alos le cuenta lo que sucedió en mi pesadilla pero cuando le iba a mostrar la quemadura del pie ya había desaparecido.—Te recuperas rápido, eso es bueno—Andros mira a Alos pero no dice nada y se sale de la habitación.—Andros está raro.Alos me ve con ceño fruncido—Esta enamorado de tí, entrar y ver que estamos abrazados le dolió—se encoge de hombros—.Pero a mí me da igual, no lo he matado porque está ayudándote.—¡Alos!—lo regañoLe doy un mordisco al pan cuándo escuchamos varios ruidos abajo, Alos me mira —¡¿Qué?!, ¡¿Cómo mierda entraron?!Me toma de la mano y el plato impacta contra el piso.Bajamos las escaleras y en la sala habían pequeños demonios con garras, sus bocas estaban cocidas, sus miradas eran vacías, de sus pequeños cuerpos desprendía un olor a podrido.
Solo había una tenue luz de pequeñas velas que estaban en candelabros pegados a la pared, miré a mi alrededor las paredes eran de cementos, olía a azufre, y hacia un poco de calor, me miré y llevaba puesto un vestido negro que me llegaba a los tobillos se ajustaba un poco a mi cuerpo, caminé despacio el eco de mis pisadas torturaba mis oídos, sentía un escalofrío recorrer mi espalda.Sentí un pequeño calor en mis pies, miré al suelo y estaba inundado de una sustancia extraña, me incliné y la toqué con la yema de mis dedos, era roja carmesí la reconocí rápidamente sangre era sangre y literalmente había un río de sangre por el pasillos, corrí desesperadamente y resbale mis manos se llenaron de sangre, me puse de pie y seguí corriendo ¡Gritos, lamentos, sollozos!, Corrí más rápido en dirección a ese sonido me encontré con una gran puerta de color rojo la abrí y detrás de esa puerta estaba el infierno.—¡No!...¡No!...¡No! ¡puede ser!—Di un paso adelante enfrenté de mí el cuerpo de Alo
Me desperté, pestañeé varias veces, Alos me tiene rodeada con sus brazos, mi cuerpo está tan pegado al de él que siento su erección en mi trasero, me echó un poquito más para atrás, para poder sentirla mejor.—No pierdes la costumbre—Su voz es roncaLo miró por el rabillo de mi ojo—¿De qué hablas?—Sonrió —De que siempre quieres abusar de mí cuando duermo.Río de carcajadas y me doy la vuelta para quedar cara a cara, su cabello castaño está todo alborotado, se pasa la mano por la cara, incluso recién despertado, despeinado y con los ojos hinchados se ve sexy.Me pongo de pie —Debo bañarme, Valentina debe estar que llega.Él se tapa la cara con la almohada y yo voy al baño me ducho y cepillo mis dientes cuando salgo Alos está sentado en la orilla de la cama con su teléfono en la mano —Escucha esto ñiña.“Tu Dormida encima de mi, la brisa viene del mar, no te dejo de mirar eres mi niña de cristal juro que yo mató por tí aunque sé que sabés cuidarte sola, quisiera detener las horas pero
†Narra Alos†Agitó mis alas para ganar velocidad, intentó golpear a Astra pero me esquiva, esos malditos vampiros son rápidos, siento mi cuerpo pesado y más lento era de esperarse tengo mucho tiempo sin visitar el infierno eso me debilita.Astra se vuelve hacia mí y golpea mí rostro.—El amor te hizo débil demonio— ríe de carcajada.—¡Cállate!—Gruño e invoco mi espada de fuego—.Solo estaba calentando—Vuelvo a dirigirme hacia ella con la espada cortó su costado, su cuerpo estalla contra el sueloUna simple cortada puede ser fatal, porque mi espada es una de las siete armas malditas del infierno.Sonrió y me acercó a ella para clavarle la espada justo en su pecho, cuándo de repente mi cuerpo deja de responder y me quedó paralizado como una estatua.Ella sonríe y deja ver sus colmillos—Te concentras tanto en mi que olvidaste a Marco—Se pone de pie——¡Maldita zorra!, ¡te mataré!Astra sigue caminando hacia mí, alza su mano, intento moverme desesperadamente pero el poder hignosis de Mar
“Pero hay un llanto en nuestro interior que todos intentamos ocultarNos aferramos demasiado pero no podemos negar que nos consume vivos”Sia-Bird set FreeBusqué los auriculares y cuando me los iba a colocar tocaron la puerta, lo primero que pensé es que sería Alos pero el hubiera entrado sin tocar.—¿Quién?—Señorita, el señor Demián necesita hablar con usted.Caminé a la puerta y la medio abrí del otro lado está Matilda con un vestido de flores largo que le llega a los tobillos su cabello blanco lo llevaba en una cola de cebolla, sonríe y sus arrugas resaltan más, termino de abrir y salgo al pasillo.—Esta en el estudió—en su voz se sentía el peso de sus años—.Sígame—Asentí con un movimiento de cabeza.Caminaba en silenció detrás de Matilda—El odio, el rencor, la irá, la amargura, todas esas cosas consumen el alma señorita.Me detuve —¡Eh! Disculpe Matilda pero ¿Por qué me dice eso?—Usted y el señor Alos son muy parecidos, ambos se ciega por la amargura y no piensan con claridad
Me quedé unos segundos pegada a la puerta, cerré los ojos y respiré hondo.—¿Puedo entrar?—La voz de Anabella me saco de mis pensamientos.Anabella era muy hermosa, llevaba el cabello en una cola alborotada, con una blusa rosa y unos vaqueros que se le ajustan a sus caderas.—Si claro— me apartó—Voy hablar con Andros ya vengó.—Tranquila cariño lo voy a cuidar bien—me enseña una bolsa con una hamburguesa—.Le traje esto crees que le guste.Asentí—Bryan es un gloton claro que le gustará—Sonrió.Ella entra y yo empiezo mi recorrido hasta llegar a la cafetería del hospital, es pequeña con solo cuatro mesas, veo a Andros sentado en la que está pegado al vidrio, tienes los hombros apoyados en la mesa y sus manos entrelazadas se ve pensativo.Caminó hacia él pero voy lento porque me siento débil, está tan absorto en sus pensamientos que no noto mi llegada solo cuando me senté y suspiré fue que volteó a verme.—¿Te sientes bien?Niego con la cabeza—Estoy debilitando de nuevo mis fuerza se
Alos no dice nada solo me mirá da un paso hacía mí, acaricia mi mejilla con sus dedos, y con su pulgar acaricia mi labio inferior, hay tensión, siento mi cuerpo estremecerse con su caricia, él se muerde el labio inferior.Sus ojos se clavan en mis labios su mano deja de acariciar mi rostro y baja hacía mi cuello, sigue bajando hasta que su pulgar roza mi pezón derecho, suelto un pequeño gemido.Mi respiración está muy agitada, el corazón me late tan fuerte que siento que en cualquier momento se me sale del pecho.De mí pezón derecho pasa a rozar el izquierdo, vuelvo a gemir y sin pensarlo dos veces rodeó su cuello con mis brazos.—Estas segura que quieres hacer ésto—Susurra con sus labios pegados a los míos.—Si, estoy segura—Alos me besa, su boca choca contra la mía en un beso desesperado lleno de pasión, nuestras lenguas se entrelazan el muerde mi labio inferior y jadeó mete sus manos por mi cabello humedecido haciendo presión en mi cabeza.—No te quiero lastimar—Dice con la respi