Esperanza

Andros entró a la habitación y Alos se apartó un poco en sus manos tenía un plato de vidrio blanco con unos panes de jamón había algo extrañó en su mirada se veía triste.

—Gracias—dije al tomarlo

Él sonríe sin ganas, Alos le cuenta lo que sucedió en mi pesadilla pero cuando le iba a mostrar la quemadura del pie ya había desaparecido.

—Te recuperas rápido, eso es bueno—Andros mira a Alos pero no dice nada y se sale de la habitación.

—Andros está raro.

Alos me ve con ceño fruncido

—Esta enamorado de tí, entrar y ver que estamos abrazados le dolió—se encoge de hombros—.Pero a mí me da igual, no lo he matado porque está ayudándote.

—¡Alos!—lo regaño

Le doy un mordisco al pan cuándo escuchamos varios ruidos abajo, Alos me mira —¡¿Qué?!, ¡¿Cómo mierda entraron?!

Me toma de la mano y el plato impacta contra el piso.

Bajamos las escaleras y en la sala habían pequeños demonios con garras, sus bocas estaban cocidas, sus miradas eran vacías, de sus pequeños cuerpos desprendía un olor a podrido.

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