Al culminar su jornada laboral, Ross se dispone a buscar a sus hijos, en ese momento, todavía no sabe qué hacer o cómo actuar. Lo único que se le viene a la mente es a su marido teniendo intimidad con otra mujer. «Debo pensar bien las cosas, mis hijos están de por medio, no puedo permitir que por esta situación ellos salgan lastimados», pensó.
Después de dar unas cuantas vueltas en el carro alrededor de la ciudad, decide ir a donde un abogado. En ese instante, tomó la decisión de separarse de Alex, por el hecho de que ya no tenía ningún tipo de respeto por ella o por su hogar.
Ross se dirigió a un bufete de abogados donde trabaja una conocida, de esa forma, se le hará fácil explicarle la situación y agilizar los trámites, después de todo, entre ellos ya no exista amor, todo su relación es costumbre. Por desgracia, para ese día no le tenían el documento preparado, pero, en cambio, le dieron una citación para que acuda al despacho a firmar el divorcio al día siguiente.
Para poder solucionar sus asuntos maritales, decide dejar a loe pequeños un rato más con la niñera. Ella necesita confrontar a su esposo y dejarle en claro que ya no va a continuar en esa relación, «se tiene que ir hoy mismo, el solo verlo me da asco, no puedo creer lo engañada que he vivido todo este tiempo, ¿desde cuándo me estará viendo la cara?», pensó Ross mientras manejaba hacia la casa. Antes de entrar, llama a la niñera, para informarle que va por los niños más tarde.
— Aló, te estoy llamando para avisarte que voy a pasar por los niños a eso de las ocho de la noche, es que se me presentó un inconveniente que debes solucionar.
— Está bien, señora Ross, ellos se están portando bien, así que no se preocupe, venga cuando se desocupe. Robert tiene la fiebre controlada hasta los momentos, cualquier novedad, se la estaré informando.
— Gracias, tu siempre tan incondicional —musito y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
Después de colgar, Ross, no se pudo contener, por lo que tuvo que esperar un rato en el auto, «Maldición, ¿por qué nos tuviste que hacer esto, Alex?, nosotros éramos una familia, había cariño, nos comprendíamos bien, ¿por qué lo tenía que arruinar de esta forma?» dijo gritando en el carro. Por fortuna, no se escuchaba hacia afuera por qué tenía los vidrios arriba y el aire acondicionado del vehículo encendido. Se mantuvo un rato allí, en el carro, esperando calmarse para poder enfrentar a su marido, necesitaba ser fuerte y no sabía cómo hacerlo.
Al tranquilizarse, se baja del auto y se dirige hacia la casa, en el fondo esperaba que no estuviera, por el hecho de estar sensible todavía y no quiere llorar delante de él. Al entrar, lo primero que ve es a su marido, está en la cocina preparando algo. Ella se acerca muy despacio, con la frente en alto.
Cuando él se percata de que ella se encuentra en la casa, sale a recibirla y se porta de una manera cariñosa, eso provocó una frustración mayor en la mujer, al ver la hipocresía de su pareja.
— Hola, mi amor, no me di cuenta de que habías llegado, ¿dónde están Robert y Andrea? —preguntó mientras miraba detrás de ella, esperando ver a sus hijos y dándole un abrazo y posterior a eso le dio un beso en los labios.
— No vinieron conmigo. Es que necesito hablar algo contigo y no quiero que los nuestros pequeños estén presentes.
— ¿Qué será lo que quieres hablar, que los niños no deben de estar presentes?, eso es algo nuevo en ti, o ¿es algo especial para nosotros? —musito y se le acercó de una forma muy sensual e intentó besarla.
— No me toques, no es precisamente algo lindo lo que vamos a hablar —gritó con rabia, luego se tranquilizó, no quiere perder el control.
Alex se separó con sorpresa al ver la actitud de Ross, puesto que no entendía qué era lo que estaba pasando a su esposa. En ese momento, llega un mensaje.
Mensaje recibido
Señora, a Robert, le subió mucho la fiebre y no se le quiere bajar. Ya le he dado el remedio y puesto pañitos húmedos, y continua igual.
Ross, ve el mensaje y vuelve a guardar el teléfono, por el hecho de que quiere solventar el problema que tiene con su esposo.
— Te estuve llamando, ¿dónde estabas?
— Sí, amor, yo sé que estabas llamando, vi las llamadas pérdidas, pero me encontraba en una reunión importante, por lo que no puede atender, me disculpas —y se aceleró un poco, en ese momento los nervios comenzaron a traicionarlo, por lo que decidió cambiar la conversación— ¿cómo te fue en el trabajo?
— ¿Qué estabas haciendo cuando yo te estaba llamando?, quiero que me digas la verdad.
— Ross, ¿qué te pasa?, en ese instante estaba en una reunión importante, por eso no te pude responder —se le acerca para hacerle cariño, se le nota que estaba enojada.
— ¿Por qué no me devolviste la llamada en cuanto te desocupaste?, ¿viste la cantidad de veces que te marque?, te estaba llamando para algo importante… pero ya no importa —dijo para hacer un breve silencio y respirar profundo, no quiere permitir que las emociones se adueñen de ella en ese momento y continuó- quiero el divorcio.
— ¿Qué dices?, ¿cómo está eso de que quieres el divorcio?, ¿te has vuelto loca?, ¿cómo me vas a pedir el divorcio por no responder una llamada? —grito con asombro y se distanció un poco, posterior a eso, se le acercó y señalándola de una forma amenazante le dijo— no te voy a dar el divorcio, me entiendes, primero muerta que separada de mí, me entendiste.
— A mí no me estés amenazando, me das el divorcio, o vamos a los tribunales, a ver si con esto no me lo concede rápido -expresó y le mostró el video que había hecho temprano.
— Ross, eso debe ser un montaje, yo sería incapaz de hacerte una cosa así —dijo con la voz temblorosa, el rostro se le puso pálido, parecía que había visto un fantasma, trataba de negar todo lo que había en ese video— te lo juro, yo no sería capaz de hacerte eso, a ti no, yo te amo, eres la madre de mis hijos.
— No jures en vano, yo misma te vi y te grabé, así que no digas que es mentira, ¿cómo es posible que ni un hotel puedes pagar? Alex, trajiste a una mujer, a nuestra casa, mejor dicho, a nuestra habitación, ¿qué clase de hombre eres?
— No, Ross, no es posible —trata de dar una explicación, sin embargo, las evidencias son sólidas, por lo que prefiere callar.
— Quiero que te vayas de la casa en este mismo instante, no hagas que proceda de una forma legal, donde los únicos perjudicados sean nuestros hijos.
— Está bien Ross, me voy a ir, solo espero que no te arrepientas de esta decisión en un futuro, todo esto es culpa tuya, siempre estás ocupada, trabajando o cansada, yo necesitaba un desahogo.
— Vete con ella y te desahogas todos los días, a mí me dejas tranquila, en paz, para rehacer mi vida como yo quiera y no al lado de un poco hombre como tú —grita indignada por lo que acaba de escuchar y aprovecha de sacar la citación— aquí tienes, para que vayas a firmar el divorcio y veas si estás de acuerdo con las condiciones, por favor, no lo hagas más difícil, por nuestro hijo.
— Ya te dije que si, ya me voy. Si eso es lo que quieres, eso es lo que haré, solo espero que no te arrepientas más adelante, antes todo yo te amo y a mis pequeños también, es solo que me sentía —hace un breve silencio y continúa— no sé ni cómo me siento en este momento, lo único que te puedo decir es que te amo —dijo y se acercó para besarla, pero Ross, lo separó de forma inmediata.
— Solo quiero que te vayas, tengo que ir a buscar a mis hijos y no quiero que te vean aquí —dijo segura de sí mientras lo ve fijamente a los ojos, su mirada estaba oscurecida, sin mostrar ningún tipo de emoción, eso hizo que Alex, se apresurara a irse.
Después que aceptó la separación, Alex, recogió todas sus cosas y se marchó de la casa. Por su parte, Ross, se mantuvo firme en su decisión, además, se mostró inexpresiva en todo momento, por lo que no le dio oportunidad a su esposo de acercarse.
Cuando terminó de recoger todas sus cosas, Alex, comienza a caminar hacia la salida, en un paso muy lento, con la esperanza de que su mujer se arrepintiera; sin embargo, eso no pasó, fue todo lo contrario, lo apresuro para que terminara de salir.
Una vez sola, Ross comienza a llorar de una forma desesperada, «¿por qué, Alex?, ¿Por qué tuviste que meter a otra mujer en nuestro matrimonio?, yo te amaba tanto, o por lo menos estaba muy acostumbrada a ti», decía mientras se encontraba tirada en el suelo, como si fuese un infante al que no complacieron.
Al calmarse, se dispone a buscar a Andrea y Robert, ella se encuentra preocupada por la reacción de ellos antes el divorcio. Ella, como madre, quiere lo mejor para sus hijos y no los quiere ver sufrir, así que su trabajo se va a incrementar tras la separación.
No pasó mucho tiempo cuando recibió otro mensaje.
Mensaje recibido
Señora Ross, Robert se encuentra muy decaído, me estoy preocupando, por favor, venga pronto que no sé qué hacer.
Mensaje enviado
Tranquila ya voy para allá, por favor ten a los niños listos, en cinco minutos llego.
Seguido de mandar el mensaje, Ross, se levanta del suelo y se dirige a lavarse la cara. Ya lista, se prepara para ir a buscar a sus pequeños, se encuentra preocupada por el malestar de su hijo, por lo que llega al hogar de su niñera, monta a los menores en el auto y se dirige al hospital.
Sin importar los problemas que ella tenga, debe velar por el bienestar de sus hijos, después de todo, ella es la madre por lo que debe ser fuerte.
Capítulo #3 El encuentro Es viernes por la tarde, Ross, se encuentra en la casa con los pequeños. Ellos se están preparando a salir, es una costumbre que han adquirido desde que se fue su esposo. Se encuentran casi listo, cuando escucha el timbre, así que lo pospone para ir a ver quien esta tocando. — ¿Quién es?, ¿ya abro la puerta? —dijo y se aproxima para ver quien está tocando, al abrir no sale de su asombro— ¡¿Alex?!, ¿qué está haciendo aquí? En ese instante, pequeños salen corriendo a abrazar a su padre, este los recibe con los brazos abiertos. El hombre, estaba acostumbrado a compartir con ellos todos los días y les hacía falta. — Hijos, ¡como los extraños!, —dijo y los carga con mucho cariño, es un cuadro amoroso muy tierno. — ¿Qué haces aquí, Alex? -dijo Ross, con la voz entrecortada y un nudo en la garganta, al ver cómo sus hijos se emocionaron al ver a su padre, se nota que les hace falta. — Te extrañé mucho papi, ¿por qué te fuiste?, ¡¿es que ya no nos quieres?! —di
¿Qué hago? En la mañana, Ross se despierta muy temprano, le duele la cabeza y esta muy confundida, ella ve hacia todos lados y no logra recordar donde esta. Además, se encuentra mareada y muy desconcertada, se pone las manos en la cabeza y se pregunta «¿dónde me encuentro?, ¿qué estoy haciendo aquí?, no recuerdo, lo último es que estaba muy divertida con mi jefe» Al escuchar la ducha, ella se tapa la boca con las manos, «¿qué hice?, no creo que haya hecho lo que creo», pensó y se levanta poco a poco y se asoma a ver con quien paso la noche, ella se sorprende al ver que es Elon Jobs, quién se esta aseando, al notar su presencia, la saluda con amabilidad y le sonríe. — Buenos días, ¿cómo amaneciste, Ross?, ¿Espero que hayas dormido bien? —expresión hombres mientras salía de la ducha para permitirle el paso a ella. — Señor Jobs, espero no vaya a pensar mal de mí por lo ocurrido, es la primera vez que me pasa —expresa Ross, con la cara roja de vergüenza y su mirada hacia el suelo. En e
Al escuchar aquella voz, a Ross se le erizó toda la piel, se puso muy nerviosa y la respiración se le aceleró, «¿esto no me puede estar pasando?, ¿por qué tenía que aparecer?», pensó mientras ve de re ojos. Enseguida el hombre repite sus palabras.— ¿Algún problema, Ross? —dijo el hombre casi al oído de ella, ella se voltea drásticamente, chocando la cabeza contra la mejilla del sujeto.— Discúlpeme, sé… señor Jobs —dijo y bajó la cara de vergüenza por lo que había sucedido. Aunque él le dijo que no pasó nada aquella noche, ella sabe que si. — No se preocupe, fue mi culpa por haberme acercado de esa forma. Lo que si no le permito es que, me vuelva a llamar señor, entre nosotros hay una relación más cercana, y espero que nos acerquemos aún más —dijo y le sonrió con picardía.— Discúlpeme, es que no me acostumbro, después de todo, usted es mi jefe y siento como si fuese una falta de respeto el llamarlo por su nombre —expresó sin dejar de verlo a la cara, después de aquella noche el
Alex, se encontraba compartiendo con sus hijos, cuando suena el timbre. De forma espontánea, se levanta para abrir la puerta, es allí donde puede notar a un hombre alto de buena apariencia preguntando por Ross.— Buenas noches, con la señora Wolff —dijo el hombre en la puerta.— Señora Pons, no se equivoque, ella todavía está casada conmigo, ¿qué desea? —expresó Alex con una mirada sombría y un tono áspero.— Señor, el auto de la señora Ross, quedó accidentado en la empresa y lo dejó revisando. La condición fue que se lo trajera cuando estuviera listo y aquí me tiene, ya el carro se encuentra funcional y puede ser usado el día de mañana —explicó el hombre sin inmutarse por la actitud de Alex. Para ese entonces, Ross, se asoma para saber quién estaba tocando el timbre, a no lograr ver nada, pregunta de forma apresurada.— Alex, ¿quién vino a esta hora? —grito desde la parte superior de la casa, se estaba terminando de arreglar.— Es un sujeto que desconozco, te trae las llaves del
A medida que los días pasan, a Ross, se le hace el trabajo más pesado. Todo gracias a que Antoni se ha encargado de asignarle una gran cantidad de deberes, para que compense las horas que tiene menos. Para ese momento, ella se siente ofuscada. «Me sale mejor cumplir con mi horario de oficina. Si no fuera por el hecho de no llegar a tiempo a buscar a mis hijos al colegio, habría renunciado a este privilegio», pensó, mientras se ahogaba en el trabajo que tenía que realizar. Con el transcurrir del tiempo, el trabajo que se le asignaba, se le iba acumulando. Es por ello, que sentía que no podía más. Solo quería renunciar y que sus obligaciones volvieran a la normalidad. «¿Será que nunca voy a terminar con todos estos diseños y arreglos?» musito, «debo continuar, por mis hijos, debo buscarlos a tiempo». Esa tarde, Antoni le lleva más diseños que arreglar. — Señora Pons, espero me tengas listo todos los diseños que le di para mejorar, deben estar listo a más tardar esta tarde. Esos s
Los días que siguieron, fueron un poco extraños para Ross. Durante un tiempo, ella recibía presentes en la mañana y su trabajo disminuyó considerablemente. Para ella, todas esas consideraciones eran favorables, a Ross, no le estaba gustando, debido a que, le estaba ocasionando enemistades con los compañeros de trabajo. Después de mucho analizar la situación, Ross, se encuentra decidida a hablar con Elon, no quiere que sigan corriendo esos comentarios acerca de ellos y la forma de manejar las cosas. Después de lo que ocurrió en la oficina de Antoni, nada volvió a ser lo mismo.Al ver que no tenía noticias de Elon, decide llamarlo, pero no respondía, por lo que decide dejarle una nota de voz, «espero me responda en cualquier momento, lo que está ocurriendo aquí, no me gusta para nada», pensó. Durante el resto de la faena no tuvo más inconveniente, salió a su hora privilegiada y se dispuso a buscar a sus hijos en el colegio. A pesar de que no estaba presentando inconvenientes, tenía
A pesar de que ya Alex no se encontraba en el restaurante, la situación de Ross, no era nada fácil, puesto que sus hijos le estaban reclamando el hecho de que su padre se había ido y ella se encontraba con ese señor, que ellos no conocían.— Voy a pagar mi cuenta y me voy —dijo Ross en medio de su desesperación, solo quiere que esa noche termine y todo vuelva a la normalidad.— Permíteme que te lleve, así puedo compartir un poco con los pequeños, esta es una gran oportunidad — está comentando Elon, cuando Andrea interrumpe casi a gritos.— Yo no quiero que este señor vaya con nosotros, quiero a mi papá, por eso es que no quiere regresar con él, porque estás saliendo con este señor.— Andrea, por favor, deja los gritos que estamos en un lugar público —dijo Ross con seriedad. Luego se voltea a ver a Elon con tristeza en sus ojos— no es buen momento, esto es algo que debe ir poco a poco, mira cómo se ponen mis hijos, no les quiero hacer daño. Dicho esas palabras, agarra a cada uno de lo
Al estar con sus hijos, Ross siente una tranquilidad única por lo que vuelve a sonreír. Los días siguientes pasaron con normalidad, por lo que ella bajó la guardia y comenzó a hacer su vida de forma habitual. No pasan muchos días cuando le llegan dos sobres a la oficina, «¿qué es esto?, espero que sean buenas noticias, es de los tribunales, ¿será que Alex, aceptó el divorcio?, por lo menos ya está claro que no vamos a volver», pensó a medida que abría el paquete, y al leer el contenido estaba en lo cierto. Se percata que había otro sobre, que también abrió, al ver lo que decía, Ross, se preocupó, «ese desgraciado va a pelear la custodia de mis hijos, no se lo voy a permitir, los pequeños siempre están mejor con su madre, ¿quién mejor que yo para cuidarlos?, son MIS HIJOS», se dijo y enseguida agarró el teléfono.— Aló, amiga, ya recibí la sentencia de divorcio firmada por Alex, y con ella una citación de los tribunales, él quiere pelear la custodia de mis hijos—dijo Ross, mientras