Capítulo #3
El encuentro
Es viernes por la tarde, Ross, se encuentra en la casa con los pequeños. Ellos se están preparando a salir, es una costumbre que han adquirido desde que se fue su esposo. Se encuentran casi listo, cuando escucha el timbre, así que lo pospone para ir a ver quien esta tocando.
— ¿Quién es?, ¿ya abro la puerta? —dijo y se aproxima para ver quien está tocando, al abrir no sale de su asombro— ¡¿Alex?!, ¿qué está haciendo aquí?
En ese instante, pequeños salen corriendo a abrazar a su padre, este los recibe con los brazos abiertos. El hombre, estaba acostumbrado a compartir con ellos todos los días y les hacía falta.
— Hijos, ¡como los extraños!, —dijo y los carga con mucho cariño, es un cuadro amoroso muy tierno.
— ¿Qué haces aquí, Alex? -dijo Ross, con la voz entrecortada y un nudo en la garganta, al ver cómo sus hijos se emocionaron al ver a su padre, se nota que les hace falta.
— Te extrañé mucho papi, ¿por qué te fuiste?, ¡¿es que ya no nos quieres?! —dijo la pequeña con un tono de tristeza mientras lo abraza fuerte, porque no quiere que se vaya.
— Si los quiero hijo —dijo y los abrazo con más fuerza, quiere demostrarle lo mucho que les hace falta — y los extraño también, por eso vine a buscarlo, para pasar el fin de semana juntos.
— ¡¿Cómo?!, ¡¿el fin de semana completo?!, ¿te has vuelto loco, Alex? -dijo Ross gritándole de impotencia.
— Ross, son mis hijos y me los puedo llevar todo el fin de semana, tú no te puedes oponer…, después de todo, esta situación es tu culpa, podríamos estar juntos como familia; sin embargo, tú decidiste la separación.
— No me vengas con tu chantaje emocional, además, yo no me opongo a que salgas con ellos. Pero nosotros, ya teníamos planes de salir hoy, no puedes llegar si sin avisar y llevarte a nuestros hijos, así porque sí, tú no avisaste y ellos no han comido y… y… —intentó oponerse, sin embargo, no tenía argumentos sólidos para ello.
— Papi, ¿por qué te fuiste de la casa?, yo te extraño mucho -dijo la pequeña en un tono tierno.
— Pregúntale a tu madre, ella es la que no quiere que regrese a casa con ustedes —responde Alex, detallando la actitud que toma su exesposa antes esa situación.
— Por favor, Alex, no te hagas la víctima, tú sabes muy bien lo que pasó —dijo y se acercó a los infantes y con una voz dulce le explica— estas son cosas de adultos, cuando ustedes crezcan, lo comprenderán, por los momentos, vamos por su ropa, ya que van a salir con su padre —le da un beso y se va hacia las habitaciones a recogerles ropa.
Pasado un tiempo, Ross, regresa con un bolso para cada con ropa para cada uno, ella no pierde la oportunidad de preguntarle por su regreso.
— Llevan ropa suficiente para hoy y mañana, ¿a qué hora los vas a traer de regreso?
— Ross, me los voy a llevar todo el fin de semana, es decir, que te los traigo el domingo en la noche o el lunes bien temprano, de esa forma no pierden clases.
En ese instante, Ross, respira profundo. Ella no está de acuerdo, sin embargo, no puede hacer nada para evitarlo, Alex, es su padre y se encuentra en todo su derecho de compartir con ellos.
— Como quieras, Alex… quería preguntarte, ¿ya firmantes el divorcio?, necesitamos salir de eso lo antes posible.
— ¿Por qué tanto apuro?, ¿es que ya tienes otro, y te vas a casar con el?
— No seas idiota, Alex, tú sabes muy bien como se dieron las cosas, no te quieras hacer la víctima, ¡quiero el divorcio y ya!, no veo por qué te retrasas en firmarlo.
— No tengo dinero para un abogado y del tuyo no me fio, apenas lo consiga, te doy el divorcio, así ¿está bien?, ¿con eso eres feliz? —dijo y comenzó a caminar hacia la salida, dejando a Ross, hablando sola y sin despedirse de sus hijos.
Una vez que Alex se fue con los pequeños, Ross, comenzó a llorar, se sentía sola y sin nada que hacer, se paseaba de un cuarto para otro, confundida y con una sensación de soledad muy intensa.
«¿Qué voy a hacer?, son dos días sin mis hijos, que hago en ese tiempo», se acuesta en el cuarto de la hembra y se queda dormida entre sollozos.
En la mañana, al despertarse, continua con esa sensación de soledad, por lo que decide acomodar toda la casa y lavar toda la ropa. Ella procura mantenerse ocupada para que el tiempo pase rápido, sin embargo, no logra su objetivo,
Estar sola en la vivienda la tiene hecha un caos, así que decide salir un rato a distraerse. En ese instante ella ve a su hogar como un lugar solitario, carente de vida llena de silencio, un silencio que la ahogaba y no podía evitar esa sensación.
Después de mucho pensarlo, Ross, decidió vestirse para ir a tomarse unos tragos, «aquí sola me voy a volver loca, otra noche como la de ayer, me vuelvo loca, mejor salgo a distraerme y no me quedo aquí encerrada, solo pensando cosas absurdas», pensó ella. Así que subió a su habitación a buscar ropa que esté adecuada para la ocasión.
Ella buscó en el closet, una ropa adecuada para salir. Ese día quiere vestirse de una forma diferente a la que va a trabajar, solo que no sabe si tiene ese tipo de vestimenta. Después de mucho revisar, vio uno jean que tiene tiempo sin ponerse, ella lo pensó por unos minutos, «si me sirven estos pantalones me los pongo, después de todo, no soy tan vieja lo que tengo son veintiocho años» pensó.
Aprovecho de combinarlos con una camisa de trabillas que se ajusta al cuerpo y unas botas de tacón alto. Al verse al espejo no se reconoció, con esa ropa resaltaba las curvas y aparentaba menos edad. Se maquilló ligeramente, no quería algo llamativo por si le daba por llorar, después de todo, ella se siente deprimida. El cabello lo dejó suelto, como tenía mucho tiempo que no lo usaba.
Al estar lista, agarró su cartera, las llaves del auto y salió sin pensarlo mucho. Se encontraba nerviosa, por el hecho de salir sola, ella tiene muchos años que no lo hace, «ya no sé lo que es salir a divertirme, pero lo voy a hacer, en la casa me voy a volver loca» pensó y de esa forma se dio ánimos para irse de fiesta.Al llegar a la tasca, se sienta en la barra, allí comienza a pedir la bebida, estaba sola, por lo que de vez en cuando, algún hombre le mandaba un trago por su cuenta. Después de un tiempo, se comenzó a sentir incómoda por la forma en que los hombres de aquel lugar están actuando, es como si tuviera un letrero que dijera, “disponible” en la frente.
Ella veía a su alrededor y solo veía a hombres solos queriendo coquetear con ella o parejas de enamorados, «creo que fue mala idea salir de mi casa, aquí tampoco estoy cómoda», pensó.
Cuando se disponía a pararse, se le acerca un hombre alto y fornido, de piel blanca y ojos azules, tenía una mirada profunda que la hipnotizó casi de inmediato. Por más que lo intentó, ella no podía dejar de observar a aquel hombre que logró sacar un suspiro, sus cabellos castaños y su barba tipo candado la tenían completamente abombada.
— Buenas noches, señora Pons, ¿qué hace aquí tan sola?, para una mujer tan bella, ¡puede ser un peligro!
— Señora Pons, ya no más. De ahora en adelante señora Wolff. Me disculpa, ¿yo lo conozco? —dijo Ross de una forma seria y frunciendo el ceño, el hombre que tiene en frente se le hace familiar, sin embargo, no recuerda de donde, ya estaba un poco tomada, así que no le dio mayor importancia y continuó hablando con aquel apuesto caballero.
— Eso es algo interesante, mmm, eso quiere decir que está divorciada, ¿me imagino?, y espero no equivocarme.
— Todavía no estoy divorciada… espero pronto estarlo, ese matrimonio fue una falsa durante mucho tiempo —dijo mientras lo divisaba bien, por mucho que lo observaba, no lograba recordar dónde lo había visto, así que pregunto— ¿me puede decir, de donde nos conocemos?
— No puedo creerlo, usted no me recuerda, soy Elon Jobs, el dueño de la empresa en donde trabajas.
— Señor Jobs, ¿esta si es una verdadera sorpresa?, de verdad no lo reconocí, usted sin el traje y sin los lentes se ve diferente —dijo con timidez y el rubor en sus mejillas se hizo notar, con lo sucedido sintió que la borrachera se le fue un poco.
— Nos vamos a un lugar con mayor privacidad —musito el hombre sin titubear.
— ¿Cómo?, yo estoy bien aquí señor, porque usted sea mi jefe no le da derecho a ofenderme de esa forma.
— ¿De qué forma?, creo que no me explique bien. Solo le estoy pidiendo que me acompañe a la zona VIP, allí tendremos mayor privacidad. ¿No sé qué está pensando, señora Wolff?
— Disculpe, señor Jobs, no sé en qué estaba pensando, es usted un hombre caballeroso, para proponer algo indecente —dijo con la cara roja como la sangre, la vergüenza que acaba de pasar por estar pensando lo que no es, así que aceptó la propuesta— vamos, usted tiene razón, allá estaremos más cómodos.
De allí se dirigieron a la zona VIP, donde el ambiente es reservado y solo pueden ingresar las personas dispuestas a pagar grandes cantidades de dinero. En poco tiempo entraron en confianza, entre la conversación y los tragos pasaron el rato.
El tiempo marchó de prisa, ellos se encontraban a gusto conversando. Los tragos se le subieron a la cabeza y decidieron ir a un lugar donde tuviesen mayor privacidad. Todo aquello pasó tan rápido que no les dio tiempo de reaccionar, cuando menos pensaba, se encontraban en la casa de Elon, de una forma muy íntima.
¿Qué hago? En la mañana, Ross se despierta muy temprano, le duele la cabeza y esta muy confundida, ella ve hacia todos lados y no logra recordar donde esta. Además, se encuentra mareada y muy desconcertada, se pone las manos en la cabeza y se pregunta «¿dónde me encuentro?, ¿qué estoy haciendo aquí?, no recuerdo, lo último es que estaba muy divertida con mi jefe» Al escuchar la ducha, ella se tapa la boca con las manos, «¿qué hice?, no creo que haya hecho lo que creo», pensó y se levanta poco a poco y se asoma a ver con quien paso la noche, ella se sorprende al ver que es Elon Jobs, quién se esta aseando, al notar su presencia, la saluda con amabilidad y le sonríe. — Buenos días, ¿cómo amaneciste, Ross?, ¿Espero que hayas dormido bien? —expresión hombres mientras salía de la ducha para permitirle el paso a ella. — Señor Jobs, espero no vaya a pensar mal de mí por lo ocurrido, es la primera vez que me pasa —expresa Ross, con la cara roja de vergüenza y su mirada hacia el suelo. En e
Al escuchar aquella voz, a Ross se le erizó toda la piel, se puso muy nerviosa y la respiración se le aceleró, «¿esto no me puede estar pasando?, ¿por qué tenía que aparecer?», pensó mientras ve de re ojos. Enseguida el hombre repite sus palabras.— ¿Algún problema, Ross? —dijo el hombre casi al oído de ella, ella se voltea drásticamente, chocando la cabeza contra la mejilla del sujeto.— Discúlpeme, sé… señor Jobs —dijo y bajó la cara de vergüenza por lo que había sucedido. Aunque él le dijo que no pasó nada aquella noche, ella sabe que si. — No se preocupe, fue mi culpa por haberme acercado de esa forma. Lo que si no le permito es que, me vuelva a llamar señor, entre nosotros hay una relación más cercana, y espero que nos acerquemos aún más —dijo y le sonrió con picardía.— Discúlpeme, es que no me acostumbro, después de todo, usted es mi jefe y siento como si fuese una falta de respeto el llamarlo por su nombre —expresó sin dejar de verlo a la cara, después de aquella noche el
Alex, se encontraba compartiendo con sus hijos, cuando suena el timbre. De forma espontánea, se levanta para abrir la puerta, es allí donde puede notar a un hombre alto de buena apariencia preguntando por Ross.— Buenas noches, con la señora Wolff —dijo el hombre en la puerta.— Señora Pons, no se equivoque, ella todavía está casada conmigo, ¿qué desea? —expresó Alex con una mirada sombría y un tono áspero.— Señor, el auto de la señora Ross, quedó accidentado en la empresa y lo dejó revisando. La condición fue que se lo trajera cuando estuviera listo y aquí me tiene, ya el carro se encuentra funcional y puede ser usado el día de mañana —explicó el hombre sin inmutarse por la actitud de Alex. Para ese entonces, Ross, se asoma para saber quién estaba tocando el timbre, a no lograr ver nada, pregunta de forma apresurada.— Alex, ¿quién vino a esta hora? —grito desde la parte superior de la casa, se estaba terminando de arreglar.— Es un sujeto que desconozco, te trae las llaves del
A medida que los días pasan, a Ross, se le hace el trabajo más pesado. Todo gracias a que Antoni se ha encargado de asignarle una gran cantidad de deberes, para que compense las horas que tiene menos. Para ese momento, ella se siente ofuscada. «Me sale mejor cumplir con mi horario de oficina. Si no fuera por el hecho de no llegar a tiempo a buscar a mis hijos al colegio, habría renunciado a este privilegio», pensó, mientras se ahogaba en el trabajo que tenía que realizar. Con el transcurrir del tiempo, el trabajo que se le asignaba, se le iba acumulando. Es por ello, que sentía que no podía más. Solo quería renunciar y que sus obligaciones volvieran a la normalidad. «¿Será que nunca voy a terminar con todos estos diseños y arreglos?» musito, «debo continuar, por mis hijos, debo buscarlos a tiempo». Esa tarde, Antoni le lleva más diseños que arreglar. — Señora Pons, espero me tengas listo todos los diseños que le di para mejorar, deben estar listo a más tardar esta tarde. Esos s
Los días que siguieron, fueron un poco extraños para Ross. Durante un tiempo, ella recibía presentes en la mañana y su trabajo disminuyó considerablemente. Para ella, todas esas consideraciones eran favorables, a Ross, no le estaba gustando, debido a que, le estaba ocasionando enemistades con los compañeros de trabajo. Después de mucho analizar la situación, Ross, se encuentra decidida a hablar con Elon, no quiere que sigan corriendo esos comentarios acerca de ellos y la forma de manejar las cosas. Después de lo que ocurrió en la oficina de Antoni, nada volvió a ser lo mismo.Al ver que no tenía noticias de Elon, decide llamarlo, pero no respondía, por lo que decide dejarle una nota de voz, «espero me responda en cualquier momento, lo que está ocurriendo aquí, no me gusta para nada», pensó. Durante el resto de la faena no tuvo más inconveniente, salió a su hora privilegiada y se dispuso a buscar a sus hijos en el colegio. A pesar de que no estaba presentando inconvenientes, tenía
A pesar de que ya Alex no se encontraba en el restaurante, la situación de Ross, no era nada fácil, puesto que sus hijos le estaban reclamando el hecho de que su padre se había ido y ella se encontraba con ese señor, que ellos no conocían.— Voy a pagar mi cuenta y me voy —dijo Ross en medio de su desesperación, solo quiere que esa noche termine y todo vuelva a la normalidad.— Permíteme que te lleve, así puedo compartir un poco con los pequeños, esta es una gran oportunidad — está comentando Elon, cuando Andrea interrumpe casi a gritos.— Yo no quiero que este señor vaya con nosotros, quiero a mi papá, por eso es que no quiere regresar con él, porque estás saliendo con este señor.— Andrea, por favor, deja los gritos que estamos en un lugar público —dijo Ross con seriedad. Luego se voltea a ver a Elon con tristeza en sus ojos— no es buen momento, esto es algo que debe ir poco a poco, mira cómo se ponen mis hijos, no les quiero hacer daño. Dicho esas palabras, agarra a cada uno de lo
Al estar con sus hijos, Ross siente una tranquilidad única por lo que vuelve a sonreír. Los días siguientes pasaron con normalidad, por lo que ella bajó la guardia y comenzó a hacer su vida de forma habitual. No pasan muchos días cuando le llegan dos sobres a la oficina, «¿qué es esto?, espero que sean buenas noticias, es de los tribunales, ¿será que Alex, aceptó el divorcio?, por lo menos ya está claro que no vamos a volver», pensó a medida que abría el paquete, y al leer el contenido estaba en lo cierto. Se percata que había otro sobre, que también abrió, al ver lo que decía, Ross, se preocupó, «ese desgraciado va a pelear la custodia de mis hijos, no se lo voy a permitir, los pequeños siempre están mejor con su madre, ¿quién mejor que yo para cuidarlos?, son MIS HIJOS», se dijo y enseguida agarró el teléfono.— Aló, amiga, ya recibí la sentencia de divorcio firmada por Alex, y con ella una citación de los tribunales, él quiere pelear la custodia de mis hijos—dijo Ross, mientras
Una vez que están de acuerdo en casarse, Ross y Elon, comenzaron a compartir un poco más y a preparar el matrimonio. Este evento se va a celebrar dentro de quince días. Los comentarios que comenzaron a surgir fueron fuertes, sin embargo, a Ross no le importa el qué dirán, lo único que quiere es estar de nuevo con sus hijos.La chica estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, contar estar de nuevo con sus hijos, ella no soporta la idea de no verlos a diario y compartir con ellos. De igual forma, a ella le encanta ese hombre, por lo que no va a resultar un sacrificio muy grande.Llegó la fecha planificada, todos se encuentran ocupados en los preparativos. La decoración del matrimonio es sencilla, puesto que tenían poco tiempo para los preparativos. Así mismo, son pocos los que tuvieron el privilegio de ser invitados, algo que incómodo a Elon, por el hecho de que a él le gusta sobresalir en las redes sociales. Esto causó una controversia en la pareja.— Nuestro matrimonio tenía que ser