Capítulo quince

Arturo hacía todo lo posible para curar la herida de Bartolomé. Claramente, debería atenderlo un profesional, pero Bartolomé se negaba a que así fuera. Prefería que su colega lo atendiera de la forma más eficaz posible.

Sacó lo que parecía una manta de tela para poder colocársela sobre la herida de su brazo.

-Pará gallego –Bartolomé lo frenó-. Limpiame la herida antes.

-No tengo alcohol.

Bartolomé puso los ojos en blancos a modo de queja.

-Usa eso –señaló la bebida alcohólica que Arturo tenía en la barra.

Arturo no estaba muy seguro de lo que iba a hacer, pero no había más opciones. La bebida era Hesperidina. La tomó, mojó la tela con eso y comenzó a limpiarle la herida a su compañero. Bartolomé lanzaba algún que otro chillido por el dolor pero se la aguantaba.

Bartolomé, mientras estaba recibiendo la ayuda de a quién podría considerar su amigo a pesar de los momentos en dónde lo quería bien lejos, com
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