—Desde que llegamos a casa has estado muy triste, y sé a qué pueda deberse, pero como no quiero arruinar lo que hemos logrado tú y yo, no insistiré en que lo conversemos. Baje a la cocina para ir por algo que pueda despertar tus ánimos de nuevo, así que estuve buscando en congelador y encontré helado de yogur con fresa, tu favorito. —ella levantó su vista en dirección a Brent.—Gracias. —lo aceptó sin ningún problema, no tenía intenciones de discutir con él ni con nadie.—¿Vemos una película antes de irnos a dormir? —Sally mantenía su mente ocupada en la posibilidad de que Carlota y Bruce tuvieran más encuentros, aquello la perturbaba—. Sally. —Brent le volvió a hablar.—Sí, está bien. —aceptó al momento de abrir el pote de helado y comenzar a comerlo, Brent la miró comer sin energías, su mirada se mantuvo vacía, perdida en la oscuridad, eso lo preocupó al punto de llevarlo a considerar que no estaba haciendo lo suficiente para hacerla olvidar a Bruce.Él sabía de aquella visita d
Por la mañana Sally, despertó antes que Brent y salió sin esperarlo, iría a visitar a su hermana para afrontarla cara a cara y pedirle por las buenas no acercarse a Bruce. Comprendió que estaba actuando, egoísta, pero no iba a dejar que ella enredara al único hombre que le ha sido fiel en todos los sentidos.Tocó el timbre de la puerta de la casa de su hermana y ella le abrió sorprendiéndose de verla allí con esa expresión molesta.—Voy a ir directo al grano, aléjate de Bruce. —Carlota enarcó su ceja.—Me alejaré cuando él mismo me lo pida. No sé por qué quieres siempre tener todo para ti. Brent, Bruce, todos los hombres los quieres para ti sola. Ya estás con Brent, porque mejor no dejas tú a Bruce tranquilo y qué él decida qué hacer conmigo. No lo amas, no te importa, estás con él porque es el único que te escucha y te protegerá a toda costa de cualquiera, pero no porque en ti exista amor hacia él. Mírate, hermanita, eres tan idéntica ahora a nosotros, volviste para vengarte porqu
Sally sé desapareció por dos días y sin querer escuchar la versión de cada uno de los dos, estuvo pensando en los cambios de su vida y en qué cada día todo en ella empeoraba mucho más. Pensó en las palabras que se dijo con su hermana y algunas de las que Carlota soltó eran muy ciertas, como por ejemplo eso de que no podía tenerlos a los dos, solo uno podía estar al su lado y ese hombre, debía ser el indicado que la acompañe para toda la vida.La decisión era fácil, pero ella lo complicaba por tonta, insistía en seguir reviviendo recuerdos con Brent en vez de enfocarse en su plan inicial de hacerlo pagar. Haberlo visto visitando a Carlota la hizo imaginar que los dos se continuaban viendo, y que para su desgracia, Bruce también le hacía visitas, no borró de su cabeza la imagen de esos dos hombres detrás de Carlota, odiaba la idea de que su hermana siempre captara la atención de quien ella se proponía tener en su cama.Sally con quién decidió hablar primero fue con Brent, volvió
—¿Entonces mi hermano llegó a casa de Carlota justo cuando tú estabas allá?. Mmm, eso es muy raro, Bruce no tendría razones para ir allá.—Bueno, al parecer si tenía razones. Él tiene que entender que ella solo quiere enredarlo. Carlota me confesó que está dispuesta a conquistarlo, ahora resulta que Bruce es el hombre correcto para ella, ¿puedes creerlo?. Está loca. Él… jamás podría fijarse en mi hermana. —su mirada desbordaba celos. —Bueno, está tan decepcionado y tan falta de cariño que lo creo capaz de caer en los juegos de Carlota. Ella se ha mostrado con él, amigable. —Sally empuñó sus manos.—Es que ya puedo imaginar sus planes. Intenta llevarlo a la cama. —se levantó desesperada de su asiento. —Sally, ¿qué es lo que te molesta? ¿Qué ella y mi hermano lleguen a algo? ¿O que en realidad Carlota lo quiera lastimar? —tartamudeó. Consideró que ambas cosas le afectaba y le preocupaba.—No quiero que él me falle de la misma manera que Brent lo hizo. —respondió cabizbaja.—No te va a
Sally dejó su vaso sobre la encimera para servir otro trago más de whisky, volvió a beberlo todo sin arrugar su rostro por el fuerte sabor, limpió sus lágrimas repetidas veces porque se negaban a dejar de salir, gritó y golpeó las paredes con intensidad liberando toda su inquietud y molestia. Bruce al parecer iba muy en serio con su decisión de dejarla para siempre. Sintió que arruinó su vida de la forma más estúpida que pudiera existir, y que todo lo que había tenido planeado lo dejó atrás por compasión hacia un hombre que no lo tuvo con ella. —Me destroza mucho, verte así. —no se inmutó a voltear.—Entonces evita verme así. —se sirvió otro trago, algo inusual en ella porque nunca le gustó el alcohol. Sally podía usar cualquier otra cosa para ahogar sus penas, pero jamás sumergirse en el alcohol.—No seas arrogante, que no eres así —Brent le quitó la botella para guardarla en otra parte y alejarla de su alcance—. No puedo dejar que tú después de haber estado tranquila caigas en
Gracias por permitirme la entrada en la compañía. —Agradeció Carlota a su hermana, había asistido a la compañía para conversar con ella de manera pacífica y sin crear escándalo.—¿Qué es lo que quieres?. Dudo que vinieras aquí para tener una conservación como dos hermanas que se adoran y solo platicaran de cosas tontas. —Entrelazó sus dedos y se recostó con más comodidad del espaldar de su silla sin apartar su mirada de la de Carlota. —No, la verdad no he venido a eso. La hipocresía preferí dejarla atrás el día en que te traicioné.—Esto de admitir tus errores si se está volviendo algo práctico y cotidiano para ti, pero para mí, es… otra parte de tus mentiras más. No eres mujer de arrepentirte o de simplemente admitirlo. Eso sería perder y tú, no estás acostumbrada a perder. —Las personas cambian, yo estoy cambiando.—¿Cambiando, Carlota?, no puedes cambiar tu naturaleza. —Tú cambiaste, y lo hiciste para mal, yo puedo hacerlo para bien. —se removió Sally, en su asiento porque
—Supongo que tu expresión de molestia se debe porque tu hermana ha venido hoy, lo que no entiendo es porque razón la dejaste entrar en la compañía cuando no la querías ver por acá. Eso fue bastante raro. —Brent comentó al momento de sentarse en frente de ella y de dejar sobre su escritorio una carpeta.—Quería saber lo que iba a decirme. ¿Fue a verte?—Sí, y a decirme que ya no estará detrás de mí, porque ahora resulta que… se le metió en la cabeza la loca idea de enamorar a Bruce. ¿Qué tiene de especial ese hombre? —inquirió con recelo.—Que es todo un caballero en frente de otros hombres. Mi hermana está tan desesperada en ser amada que ya no piensa.—Nunca ha pensado.—No hables mal de ella cuando en su momento estuviste enredado en sus encantos. No es de hombres hablar mal de una mujer después de lo que vivió a su lado y todo lo que hizo para tenerla.—Lo siento, no era mi intención hablar mal de Carlota. ¿Y ahora desde cuando te preocupa que se hable mal de ella?—No me molesta n
—¡Brent, detente, no lo hagas! —le impidió subir al auto.—¿Por qué no hacerlo?, es lo que quieres, incluso hasta yo mismo. Ya estoy cansado Sally, de esperar a que esto vuelva a funcionar o a que tú decidas cuando sorprendernos con tu último golpe. Te amo demasiado, pero quiero ser yo mismo quien ponga un punto y final, hacer lo que no pude hacer por falta de pelotas en su momento. Fui un cobarde egoísta que pensó en sí mismo, que no pensó en ti y que prefirió callar y casarse con una mujer sin valor. Fue mi error, yo la dejé entrar en nuestras vidas.—Conversemos en otro lado.—Ese es el problema, ya estoy cansado de conversar lo mismo, quiero vivir libre de ese tema que ya de por sí me vive perturbando. No quiero sentarme a tu lado y escuchar lo mismo desde que has regresado. ¡Ya estoy harto del pasado, Sally, harto!. No puedo cambiar nada, nadie puede hacerlo —ella contuvo las ganas de llorar y se le abalanzó encima a Brent para abrazarlo. Él la recibió y el único sonido que se