Habían pasado dos días en los cuales me trataban con amabilidad. La señora Mariel y Marko estaban pendientes de mí, mientras que el señor Emir rara vez estaba en casa. Elsa se dedicaba a sus compras constantes, y Ana, quien estaba terminando la carrera, se encontraba de viaje por Europa.Durante esos días, los empleados continuaban maltratándome cuando ni Marko ni su madre estaban presentes. Gloria, la ama de llaves, era especialmente despectiva, considerándome una intrusa en la casa que Elsa y ella manejaban con mano firme.En un esfuerzo por integrarme, ayudaba a la señora Mariel a ordenar ropa para la fiesta benéfica organizada por Marko. Mientras doblábamos prendas, noté la mirada amorosa de la señora Mariel y no pude evitar devolverle una sonrisa. Siempre había anhelado tener una madre como ella, alguien que me tratara con el mismo afecto con el que cuidaba de Marko y Ana.A pesar de la aparente armonía, la relación entre Marko y Mariel era sólida, mientras que con Ana se llevaba
La tarde de compras con la señora Mariel fue toda una experiencia. Me sorprendió al elegir un vestido plateado para mí, revelador y elegante, con la espalda descubierta y un atractivo corte en V que resaltaba mi escote. Mi cabello, suelto y ondeante, llegaba hasta la cintura, y mi maquillaje realzaba mis ojos azules con una sombra delicada y un labial rosa claro. Al descender las escaleras, me encontré con la señora Mariel, quien ya estaba lista en un vestido blanco que resaltaba su elegancia. Su cabello rubio estaba recogido en un chongo, completando su look impecable. —Te ves hermosa — expresa mientras deposita un beso en mi frente. La mirada de Marko recorría mi figura de arriba a abajo, como si estuviera escaneándome, y en sus ojos se reflejaba claramente el desagrado. No podía olvidar el incidente del día anterior cuando lo vi besándose con su asistente, y esa molestia seguía ardiendo dentro de mí. —¿Qué te ocurre, hijo? ¿Por qué la miras así? — inquiere Mariel. —¡Ya se nos h
Marko Ferrer. El último mes ha sido un torbellino emocional. Mi madre tomó la decisión de que Alma entrara a trabajar en la empresa, lo que implicaba enfrentarme a su presencia diaria en la oficina y en mi casa. La ironía de la vida resuena en el hecho de que, tras años de extrañarla, ahora deseo enviarla lejos de mí. Verla constantemente se ha vuelto una tortura: su sonrisa, su voz, sus ojos, cada aspecto suyo me enloquece. En aquella fiesta benéfica, la vi radiante, y observar cómo los invitados la miraban y susurraban entre ellos, especialmente mi cuñado, me resultó intolerable. Fue en ese instante que decidí tomar distancia, consciente de que ya no la veía como a una niña, sino como una mujer, un cambio que me atormenta. Últimamente, Alma se ha involucrado en la fundación y en la empresa, mostrando una eficiencia y belleza que hacen más difícil alejarla de mis pensamientos. La imagen de Alma se entrelaza en mis pensamientos de manera incesante: la imagino vestida, desnuda, desp
Alma Méndez.Había transcurrido un mes lleno de tensiones desde que logré infiltrarme en la empresa con la ayuda de la señora Mariel. A pesar de este avance, mi falta de acceso al sector contable impedía cualquier avance en la investigación.Mis sospechas sobre Emir eran sólidas, pero sabía que era astuto y no dejaría rastro alguno de sus delitos. Dudaba incluso de que Marko con conexión con información crucial, tuviera acceso a esos detalles.Mi relación con Marko era desastrosa; él me ignoraba por completo, como si me odiara. Su vida se centraba en el trabajo y sus amantes. A pesar de mis intentos de acercarme, era evidente que solo me veía como una hermana, incapaz de considerarme como mujer. Aunque ya no amaba a Elsa, no estaba dispuesta a ser simplemente otra amante.Caminé por los pasillos hacia la oficina del señor Ferrer, sin saber por qué quería verme. Temía ser descubierta y me sentía abandonada por el Cuervo y el Alacrán, quienes prometieron protegerme pero estaban desaparec
Brian Murat.Me di cuenta desde temprano de la expresión radiante que Marko llevaba en su rostro durante todo el día. No podía ignorar que esa sonrisa tenía un nombre: Alma Méndez, el objeto del profundo amor de mi jefe, y no era el único cautivado por ella.La presencia de Alma prometía desatar una guerra de emociones y lealtades. Incluso para mí, su regreso marcaba una revolución en la mansión Ferrer. Sin embargo, a pesar de las turbulencias, mantenía mis objetivos claros; ni siquiera Alma podría desviarme de mi camino trazado.Con habilidad cultivada a lo largo de mi vida, jugaba en tres bandos: el de Marko de los correctos, el del Alacrán y el de Emir. Cada uno pensaba que era su leal servidor, pero yo tejía mis propios planes en las sombras. Mi venganza personal estaba dirigida hacia aquel hombre que me arrebató lo que más amaba.En la majestuosa mansión Ferrer, me encontraba como un observador astuto, escuchando la acalorada discusión entre Marko y su esposa Elsa. Esa mujer, con
Caminé decidida hacia la oficina de Marko, sintiendo la tensión por la incertidumbre sobre el futuro de Brian. No podía permitir que se cometiera una injusticia.Antes de entrar, me topé con Karla, su sonrisa amable ante Marko contrastaba con la hostilidad que experimentaba cuando estábamos solas. Ignoré la fachada y continué hacia la oficina, decidida a abordar la situación con Marko; sin embargo, ella me detuvo del brazo.— ¡Alma, Marko está ocupado! — advirtió Karla, frunciendo el ceño —. No deberías molestarlo en este momento.— Para mí, nunca está ocupado cuando se trata de asuntos importantes — Respondí con determinación.— Siempre estás tratando de llamar su atención. Es obvio que quieres ser su amante — acotó Karla, cruzando los brazos.— No estoy interesada en quitarle tu lugar, Karla. Solo me preocupo por lo que está sucediendo con Brian — expliqué buscando comprensión.— Tus intenciones son claras. No te hagas la inocente. No permitiré que interfieras en nuestra relación lab
Mientras tarareaba una melodía, mis oídos captaron la creciente discusión entre Elsa y Marko. Mi risa amenazaba con brotar, pero con la señora Mariel presente, me esforcé por contenerla. En secreto, había enviado el video a Marko y lo compartí en línea. Mi pensamiento interior resonaba: "Una de cal por las que van de arena, querida Elsa." Finalmente, Marko expulsó a Elsa de la casa con firmeza, advirtiéndole que no quería volver a verla. A pesar de las evidencias en su contra, Elsa negaba vehementemente su participación, alegando un fotomontaje. Antes de partir, me lanzó una mirada asesina, dejando un rastro de tensión en el aire. —¿Estás bien, hijo? — le pregunta su madre, y él asiente con la cabeza. Conozco a Marko lo suficiente como para entender que la situación le duele profundamente. No sé si se trata de su orgullo herido o simplemente el dolor de una traición amorosa. A pesar de su tristeza, decidí cumplir con nuestras obligaciones y juntos visitamos uno de los orfanatos b
No he recibido más noticias del Alacrán, pero su llamada me hizo recordar que regresé a esta casa con un propósito claro, y debo seguir con el plan. He intentado investigar a la familia Arismendi, y todo lo dicho por el cuervo resulta verídico. Eran un matrimonio feliz; él, socio de Emir, y ella, con una bebé al momento de su asesinato. Sin embargo, no hay registros de que la niña haya sobrevivido. La falta de evidencia no significa nada; con el poder de Emir, pudo tejer cualquier historia o incluso adquirir el cadáver de un bebé. Creo que es capaz de todo. Me encuentro en la cocina, preparando un postre de chocolate para Ian. Ninguna de las empleadas quiere ayudarme, obedecen a Don Emir, quien me detesta. Además, la ama de llaves aún no me tolera. Siempre he sospechado que ella y Don Emir esconden un terrible secreto, lo cual explica su cercanía y su sentido de poder. —Al fin estás en el lugar que te corresponde, la cocina— ríe Ana mientras se acerca. Rodeé los ojos—Prefiero coc