Alma.Aún no puedo creer todo lo que me ocurrió en México. Nunca me había sentido tan humillada en mi vida y jamás me imaginé que tal humillación vendría del hombre que más he amado en mi vida.Marko era tan dulce y tan amoroso conmigo. Durante toda nuestra infancia siempre me protegió de mi padre y ahora me humilló. Nunca le perdonaré lo que me acaba de hacer.Al aterrizar en la ciudad encendí mi celular y me percaté de que tenía varias llamadas de Miguel. Él me pide que nos veamos para cenar, pero lo último que deseo es verlo. En este momento estoy convertida en un mar de lágrimas y no deseo ver a nadie, solo a mi hijo, pero debo lavarme el rostro. No quiero que mi pequeño se de cuenta de que he llorado.Conduje varios minutos hasta llegar a mi departamento. Tomé una ducha muy larga y luego me cambié de ropa y sequé mi cabello.Nunca me imaginé que el único hombre que he amado podría tratarme de esta forma. Es evidente que nunca me quiso, nunca nadie me ha querido.Me siento la muje
Ayer Gabriel se despidió de su curso y de sus compañeros. En este momento estamos en el avión privado de Miguel. Estoy concentrada en mi computadora mientras el pequeño charla con Miguel y su abuela. Les está contando sobre la sorpresa que preparamos para el cumpleaños de Brian. Deseo que todo sea felicidad para mi Gabriel, pero ayer se puso muy triste porque todos los padres acompañaban a sus hijos y sus compañeros nunca han dejado de preguntarle sobre su padre.Sé que él resiente la ausencia de su padre, sobre todo ahora que está creciendo y comienza a formular preguntas que yo no puedo responder. No sé cuánto tiempo más podré sostener la mentira de que su padre está en la selva salvando a niños indefensos.La señora Mariel se durmió en una de las habitaciones; así es, el avión tiene dos cuartos principales. Aún no me hago a la idea de que regresaremos a vivir a México, el lugar que más odio en el planeta, pero intento pensar de manera positiva. Tal vez en México encuentre un buen
MarkoRecién me han informado que Alma ha llegado a la Ciudad de México, y según parece, ha venido acompañada por mi madre y el miserable de Miguel Cervantes.Si ya logré obstaculizar que consiguiera trabajo y comprar su departamento estando yo en México y ella en Estados Unidos, ahora que la tengo cerca, será mucho más fácil. No descansaré hasta convertir su vida en un completo infierno.Esa mujer me pagará por su traición. No tiene idea de lo que le tengo preparado.Su llegada a la ciudad de México ha avivado el dolor que siento por su traición. Alma fue la única mujer que amé de verdad, y verla ahora cerca, acompañada por otro, me llena de ira y amargura.Recuerdo cada momento compartido, cada risa, cada gesto de cariño, y ahora todo eso se convierte en cenizas en mi mente. ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo pudo darle la espalda a todo lo que tuvimos juntos?El dolor que siento es profundo, como si un pedazo de mi corazón se hubiera desgarrado. Pero no mostraré debilidad. Haré que pag
AlmaDescendí las escaleras con paso firme, consciente de su presencia antes incluso de posar mis ojos en él. A pesar de la tensión palpable en el ambiente, mantuve mi mirada altiva, sin permitir que ninguna emoción traicionara mi semblante. Sentí su escrutinio mientras me observaba de arriba a abajo, y aunque intentaba mantenerme imperturbable, no podía ignorar la intensidad de su mirada, cargada de frialdad y resentimiento.No podía creer que una vez más nos encontráramos frente a frente. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, pero me odiaba por ello. Me esforcé por controlar mis emociones, por mantener la compostura ante su presencia, pero la tormenta de sentimientos en mi interior amenazaba con desbordarse en cualquier momento.— ¿Qué mierda haces en la casa de mi madre, desvergonzada? — Espetó Marko, visiblemente irritado.— Estoy viviendo aquí porque un desgraciado me echó de mi departamento, y ese desgraciado eres tú. ¿Acaso no te cansas de arruinarme la vida? — Expresé con
Marko.Odio admitirlo, pero me jodió. Me jodió demasiado ver a ese niño llorar de esa forma. Tuve que contenerme para no ceder a la tentación de seguirle la mentira y hacerle creer que yo soy su padre. Después de todo, él no tiene la culpa de la mujer que tiene por madre. De esa traidora.No puedo evitar pensar que él podría haber sido mi hijo. Tal vez por eso sentí esa extraña sensación en el pecho cuando lo vi. Tiene sus ojos, los malditos ojos de esa traidora de Alma.En este momento estamos en el sepelio de mi padre. Es una reunión corta con pocas personas, y me hierve la sangre ver a Alma en los brazos del miserable de Miguel. Ni siquiera ha sido capaz de mirarme ni una sola vez; la desdichada está actuando como si yo no existiera.Quisiera arrancarla de los brazos de ese hijo de puta, pero debo mantener las apariencias.Siento un nudo en la garganta mientras observo la escena frente a mí. Mi mente está llena de ira y resentimiento hacia Alma, pero sé que debo mantener la compost
Alma Aún me resulta difícil asimilar la realidad de que mi padre haya fallecido. Aunque nuestra relación fue terrible, y nunca realmente sentí que fuera un padre para mí, el peso de su ausencia me golpea con fuerza. El dolor que siento es abrumador, casi insoportable.En el sepelio, mientras veía su ataúd descendiendo lentamente hacia la tierra, sentí que mi alma se quebraba en pedazos. Las lágrimas brotaban de mis ojos sin control, mezclando el dolor con la confusión y la ira. A pesar de todas las veces que me lastimó, de todas las heridas emocionales que me infligió, no puedo evitar sentir un vacío en lo más profundo de mi ser. Quizás sea porque, a pesar de todo, siempre esperé en secreto que algún día pudiera redimirse, que pudiéramos encontrar alguna forma de reconciliación,que me amará como yo merecía, para curar las heridas que él mismo me causo cuando era una niña.Pero ahora, esa posibilidad se desvanece junto con su presencia física.Aunque él nunca fue el padre que necesita
Marko Romano.Me siento completamente molesto porque esa miserable no quiso venderme las acciones. En menos de dos días se presentó en la empresa y exigió una oficina. No la soporto y ahora la tengo en la empresa. Incluso ha traído al niño con ella.Me costaba entender cómo podía ser tan desagradable y obstinada podía tener la audacia de imponerse de esa manera. Y para empeorar las cosas, no solo tenía que tolerar su presencia, sino que también tenía que soportar a su niño y los gritos.Desde mi oficina, que quedaba cerca de la suya, podía escuchar los gritos de Gabriel resonando por los pasillos. Cada grito suyo era como un martillo.No había escapatoria; su voz penetraba en mis pensamientos. Intentaba concentrarme en el trabajo, pero no podía hacerlo.Ya estaba completamente molesto, así que decidí dirigirme a su oficina para expresarle mi frustración en persona. Sin embargo, cuando llegué, me di cuenta de que ella no estaba allí. En su lugar, encontré al pequeño Gabriel, sentado e
Alma Méndez.Me encuentro sumida en un torbellino de pensamientos desde que mi padre me legó parte de su legado en acciones. Nunca esperé tal responsabilidad, pero tampoco tengo intenciones de rechazarla. Estoy harta de ser la mujer buena y sumisa de siempre.Hoy, recibí una invitación de Miguel para asistir a una subasta benéfica de gran renombre, organizada por uno de sus cercanos amigos. Desde el momento en que acepté, mi mente se llenó de expectativas sobre lo que el evento tendría para ofrecer.Las modelos desfilarán elegantes vestidos mientras los empresarios los adquieren en una subasta, todo en beneficio de obras de caridad, me emocionó profundamente.Para la ocasión, elegí un deslumbrante vestido plateado con un escote pronunciado en V y la espalda al descubierto. Pía se encargó de mi maquillaje, resaltando mis ojos con una sombra azul y añadiendo un labial rojo vibrante. Opté por dejar mi cabello suelto y lacio, danzando con el viento.Miguel nos recogió en su camioneta, ya