—Sabía que contigo no iba ser así de fácil, fue un error venir aquí.
—Tu más que nadie sabías que no iba a firmar eso. Si creíste que al venir aquí con esa mierda de documentos, iba a permitir que te salieras con la tuya, estás equivocada, corderito. Si viniste aquí fue porque deseabas verme, ¿No es así?—Contigo no hay forma de hablar, Akira. Será mejor dejar el tema hasta aquí— intenté salir, pero se cruzó en la puerta.—¿Y tú crees que ahora que llegaste aquí, te dejaré ir así de fácil?—No te atrevas hacer nada. No hagas esto más difícil.—No me importa lo que digas. De aquí no vas a salir — cerró la puerta con seguro y retrocedí—. ¿Por qué no llamas a Mr. JefferSalí de su despacho, ya no había vuelta atrás. Sé que nada iba a cambiar luego de haber dicho eso. Herir a la persona que más amas es muy doloroso. ¿Por qué tiene que doler tanto?—¿Está todo bien, lisa?—No, Mr. Jefferson. Como era de esperarse, él no va a firmar.—Podemos seguir haciendo los trámites si quieres.—No, lo dejaré así por un tiempo. Akira no va aceptar el divorcio.—Hay maneras de divorciarse sin necesidad de su firma.—Dejaré las cosas así por un tiempo, será lo mejor para los dos. ¿Nos vamos?—Sí, vámonos.Recogí a los niños y me fuí a la casa. Quise que me acompañaran al compartir que tendría con mi compañera de trabajo. No sentía ganas de ir,
—Te recuerdo que hacías lo mismo, no sé porque te sorprende.—Te recuerdo que lo hacía para ayudarlos, en cambio estoy seguro que lo haces por otra razón.—¿Y qué con eso? Te advertí que no te metieras en mis asuntos y lo estás haciendo.—Y lo seguiré haciendo hasta averiguar tus verdaderas razones, porque está claro que no lo dirás.—No tengo que hacerlo. Deberías quedarte con tu familia en vez de estar pendiente a alguien que sacaste de tu vida como un perro. No te hagas el que te importa en lo que estoy metido, porque la realidad del caso, es que no te importa; así que te vuelvo a advertir, no te metas en mis asuntos.—Quiero que dejes ese negocio, Akira. Me he estado preocupando por ti, porque me importas. Eres un necio y un cabrón, pero sigues siendo mi sangre.—P
Al salir del trabajo, busqué a los niños a la escuela y nos fuimos a la casa. No sé a qué hora venga Akira y quiero estén listos cuando eso pase. Me pregunto ¿cómo van a reaccionar? Estoy algo nerviosa y ansiosa. Luego de ayudarlos a bañar y estudiar con ellos, me fui a bañar también. Ya había caído la noche y Akira no había llegado. Quizás se olvidó o le surgió algo en el trabajo. Dieron las ocho y fue cuando llegó. Escuché el toque en la puerta, pero fue Lin abrir.—¿Papá?—Tanto tiempo, campeón. ¿Cómo está todo?—lin se quedó frio, pero aún así lo saludó.—¿Te gusta?— vino con varios regalos para los niños. Kaori al verlo corrió hacia él.—¡Papá!— Akira la
—Me gusta tu actitud, ahora no tienes derecho de negarte.—Esto no arregla las cosas entre tu y yo, que te quede bien claro.—¿No crees que estás en una posición algo comprometedora para aclarar eso?—Tu me obligaste, dijiste todas esas cosas para provocarme.—Y lo logré. Estás siendo muy impulsiva últimamente, corderito. ¿Tanto me extrañas?—Será mejor dejar las cosas hasta aquí, no quiero ir más lejos.—¿Crees que ahora que tengo la oportunidad de destrozarte como quiero, voy a permitir que te niegues? Como se ve que aún no conoces a tu esposo, querida — me tiró a un lado de la cama y se subió sobre mí—. Tu provocaste esto, ahora tienes que hacerte cargo.—Como se ve que estos eran tus planes desde un principio, Akir
A la mañana siguiente, Akira dejó una nota sobre la mesa, indicando el lugar de la fiesta. Es una maldición tener que hacer lo que diga. Ya me estoy cansando de esto. En cualquier momento voy a explotar y mandaré todo a la mierda. Se fue a llevar a los niños, no sé si sea buena idea, pero no puedo poner objeción, ya que los niños piensan que estamos juntos. Esta situación se va complicando cada vez más. No debí acostarme con Akira, odio cuando no puedo controlar mis putos sentimientos hacia él. Odio tener que ser tan débil ante sus tentaciones. Algún día la paciencia se me va agotar, siento que cada segundo que pasa, me queda menos.Estuve pensando y si puedo llevar un acompañante puede ser mujer, ¿Cierto? Será mejor invitar a Laura y ver si podría venir conmigo. Es la única persona más cercana a mi. No sé cuále
Esto será una mala idea, pero estoy cansada de que siempre él pueda hacer las cosas y yo no. Estoy harta de tener que soportar verlo con otras. Kanji me acercó a él para bailar. Estaba demasiado cerca.—Tu cambio de parecer me parece muy adorable. Eres una chica muy inteligente.—¿Vas a dejar de buscarme luego de esto?—No puedo prometerte nada, ya te lo dije.—Esto me causará muchos problemas. Akira no se quedará quieto hasta saber quién es mi acompañante en este momento.—¿Te estás arrepintiendo?—Eres la persona con la que menos Akira desearía verme.—¿No les has dicho nada sobre mí?—No, aún no he tenido el momento, pero lo haré.—¿Te estás preocupado por mi?—Claro qu
Estas actitudes me tienen cansada, me tienen cansada sus malos tratos, estoy harta de que lo único que quiera hacer es controlarme, yo no soy de su maldita propiedad. Estoy cansada de ser tan débil, de solo aguantar sus mierdas y sus malditos impulsos. Dicen que todo tiene un límite y creo que ya he llegado al mío.Akira me llevó a la casa donde vivíamos y se bajó del auto para abrirme la puerta. No puse resistencia, dejé que hiciera lo que le diera la gana en ese momento. Me llevó dentro de la casa, ya imaginaba la forma que usará de calmar su rabia y molestia. Tengo que atacar por ahí. Antes de que subieramos las escaleras me detuve, y él miró fijamente queriendo mostrar control sobre mí.—¿Si mi querido ex esposo quería tener sexo conmigo, no hubiera sido mejor hacerlo en la fiesta?—Cállate, y camina.
—No puedo creer que no sientas nada.—No tengo que sentir nada, princesa.—No tienes corazón, Akira.—Ese solo lo uso con mi familia, los demás me importan una mierda.—Esta bien. No me ayudes, gracias— traté de levantarla.—Eres demasiado buena con todos. Hace un momento provocaste que se cayera y ahora te arrepientes.—Yo no quería eso.—Todo indica que si. ¿Quién en su lugar no hubiera hecho lo mismo? De la forma que le estabas hablando y que la golpeaste, fue para provocar eso. No te quieras hacer pasar por la santa, lisa.—No fue mi culpa. Si no me hubiera apuntado no me hubiera visto amenazada.—No importa la razón que sea, no quita el hecho de que casi la matas. Si no te deshaces del problema ahora, luego será uno mayor. Sé porque te