Jefferson
—Señora, ¿qué ha pasado con Akira? — le pregunté a la madre de Lisa.—Tuvo un paro cardíaco, pero el médico pudo estabilizarlo.—Esta situación es cada vez mucho más difícil.—¿Pudo saber algo de mi hija? — preguntó preocupada.—Nada, pero le prometo que la encontraré.—¿Cómo estará mi hija? ¿Se estará alimentando bien? ¿Cómo estará el bebé?—Señora, no se aflija más. Le prometo que la encontraré.—Gracias por todo lo que ha hecho, señor.—Esto que les tocó no es justo, pero me encargaré de hacer pagar a quien les hizo este daño.—Usted hace lo mismo que el Sr. AkirAl ver a Mr. Jefferson sentí un gran alivio. —Por favor, dígame que sabe algo de Akira. —Vamos a otro lugar, por favor—me sujeté de Mr. Jefferson y caminamos a una de las oficinas. —Srta. Lisa, ¿Cómo llegaste aquí? —Es el único lugar que creí poder encontrarlo. —¿Estás con alguien más? —Sí, con un empleado de Akira y una amiga. —Es muy importante que me respondas varias preguntas antes de hablar sobre Akira. —¿Por qué? Pero ¿Sabe algo sobre Akira? — pregunté asustada. —No dudo de ti ni mucho menos, pero necesito saber todo lo que sepas sobre Akira, para poder saber quién lo traicionó. —Me está preocupando. —¿No te obligaron a venir aquí? ¿No tienes ningún dispositivo encima o algo? Lo hago por tu seguridad y la de Akira. —Claro que no, ¿Qué pregunta es esa? —Confío en usted, señorita. Akira está vivo, aunque muy delicado.
Lisa—Quisiera hacer algo por ti, me siento frustrada viéndote de esta manera y no poder hacer nada— besé su mejilla y le sujeté la mano, cuando sentí que la movió—. Akira, aquí estoy. ¿Me escuchas? —no hubo respuesta ni más ningún movimiento—. Akira, si me escuchas mueve tu mano —luego de un tiempo sentí un leve y débil movimiento en su mano—. Mi amor, tienes que recuperarte. Nuestro hijo y yo te estamos esperando —no podía soportar la tristeza al verlo tan débil.JeffersonAbrí la puerta de la oficina del doctor y vi a la madre de Lisa.—¿Qué hace aquí, señora?—Mr. Jefferson...—dijo el doctor.—¿Son pruebas de rutina, señora? —le pregunté.
Me divertí todo lo que pude con ella; al final de cuentas, debo matarla según averigüe sobre lisa. Me levanté del suelo para subirme el pantalón.—¡Eres un ser despreciable! — gritó en lágrimas.—Creo que he sido muy bueno contigo. ¿Ahora qué? ¿Vas a decir que no te gustó?—Eres lo peor, Keita— lágrimas bajaban por sus mejillas.—Eres muy aburrida, niña. Ni siquiera me excitas como ella.—¿De quién mierda hablas, maldito enfermo?—De lisa, por supuesto.—Acaso tú… ¿Le hiciste esto a lisa también? ¡Eres un enfermo!—No creo que me agrade escuchar algo así de una estúpida que se dejó violar tantas veces de su padrastro. Creo que le has tomado el gusto a esto, &iq
JeffersonA la mañana siguiente acompañé a la madre de lisa a la preparación de la cirugía.—Por favor, no permita que mi hija sepa que estoy aquí.—No se preocupe, señora, no lo haré. Estaré al pendiente de ella y de usted. Espero todo salga bien. Gracias por lo que está haciendo.—Gracias a usted. Ha sido una bendición para ellos.Lisa—Llegó el momento más esperado, mi amor. Por favor, sé fuerte. No veo la hora de que despiertes. Quiero escucharte, aunque sea para que digas cosas vergonzosas. Solo espero que todo salga bien. Te estaremos esperando con ansias. Te amo, mi amor — besé su frente y le sujeté la mano—. Doctor, ¿cuánto va a tardar esa cirugía? —pregunté.—Todo de
JeffersonMe presenté al lugar donde me citaron.—Mr. Jefferson, será mejor que entremos primero. No hay indicios de que haya ningún auto por aquí. Me da muy mala espina esto, señor.—Vayan ustedes y no maten a nadie.—Como ordene, señor.Minutos después, uno de mis hombres regresó. Todo se veía en calma.—Encontramos a los rehenes, señor. Hay un muerto y uno herido. ¿Qué hacemos?—¿Buscaron en todo el lugar?—Sí, señor.Entré al edificio y vi a un hombre amarrado, supuse que era el chófer de Akira.—Desátalo. Tú debes de ser el chófer de Akira, ¿No es así?—¿Quiénes son ustedes? ¿Me van a matar? — lu
LisaMe encontraba en la habitación de Akira, sujetando su mano y contemplándolo.—¿Escuchaste, mi amor? todo salió bien. Recupérate pronto, para que puedas estar con nosotros para poder compartir y crear nuevos recuerdos juntos. Muero por poder besarte, pero me conformo con tenerte así de cerquita.La puerta se abrió y Jefferson entró.—El doctor me dijo que todo salió bien. ¿Cómo está todo?—Esta todo bien. En cualquier momento debe despertar.—Debe descansar, ha estado mucho tiempo aquí y debe cuidarse por el bebé.—Estoy bien aquí, mientras esté a su lado.—Lo sé, eres una buena esposa, pero debes pensar en tu embarazo también. No ha descansado nada. Ese sillón debe ser muy incómodo para
Colgué la llamada y puse el teléfono en la cama.Eso es imposible, yo mismo vi cuando le dispararon. ¿Cómo puede estar ese maldito vivo? Claro, por eso lisa se fue con Jefferson. Ahora todo me cuadra.—¿Por qué, lisa? ¿Por qué lo defiendes? ¿Por qué me lo ocultaste? ¿Por qué me mentiste? ¡Ese Maldito debe morirse! No voy a dejar que se interponga entre nosotros otra vez. Tengo que salir de aquí antes de que lleguen a buscarte. Seguiremos después, lisa. Te juro que serás libre de ese hombre, así sea lo último que haga— salí de la habitación.Lisa—Srta. Lisa, despierte— escuché la voz de la empleada.—¿Qué sucede? —mi cabeza daba muchas vueltas y me sentía muy cansada.—Señorita
Jefferson—¿Cómo se siente, señora?—Bien, ¿cómo salió Akira de todo? —preguntó la madre de lisa.—Todo bien. Ya ha despertado. Su hija está con él en este momento.—Como me alegra esa noticia. Valió la pena.—Gracias por lo que hizo por mi hijo.—Lo hice con mucho amor. Quiero que ambos sean felices. Aún están jóvenes y pueden tener una vida normal.—Ahora serán una familia. Estoy seguro de que van a poder sobrepasar todo esto juntos.—Gracias por su amabilidad y por hacer tanto por mi hija y por mí; en especial por su silencio.—No hay de qué. Estaré visitándola cada vez, espero no se moleste. No la dejaré aquí. La llevaré a mi casa, allá