Maru era la dama de honor principal, el día de la boda acompañó a Mariana en los preparativos. Después que ya se había puesto el vestido y los zapatos, solo faltaba el velo. Altagracia la madre de Mariana llegó a la habitación y sonrió al ver a su hija.—¡Que linda estás hijita! —Extendió los brazos para abrazarla, Mariana más que abrazar a su madre se refugió en su pecho, Altagracia la oyó sollozar, se separó de ella y la observó.—¿Hija por qué lloras? —Mariana intentó calmarse, Maru le dijo:—Mariana ha estado muy nerviosa.—Es normal —Le agarró las manos—. Yo también estuve muy nerviosa cuando me casé con tu padre, pero ya después se te pasará. —Mariana agachó el rostro y asentó.—Bueno, voy abajo a acompañar a tu padre, está muy ansioso.—Está bien mamá, dile a papá que bajo en cinco minutos.Cuando quedaron solas Maru tomó el velo.—Siéntate para acomodarte el velo. —Mariana se sentó en la silla de la cómoda, Maru agregó:—Tienes que calmarte, ya llegaste hasta aquí, ya no hay
La novia llegó a la iglesia, mientras los violines echaban a andar su preciosa y romántica melodía nupcial, Mariana se quedó parada en la entrada. Los invitados estaban de pie expectantes queriendo ver a la hermosa joven dirigiéndose al altar. La iglesia estaba extravagantemente adornada con flores de distintas especies color blanco. Nadie podría imaginar el infierno que Mariana estaba experimentando en secreto; no solo por ese embarazo ni por lo sucedido con José Ignacio en la cabaña; la verdad era que había tenido con Alejandro un tormentoso noviazgo, caracterizado por el maltrato, celopatía y hasta golpes que le infringió en distintas ocasiones. Él tenía el control sobre ella y había mermado casi en su totalidad su fuerza de voluntad y su capacidad de tomar decisiones.A pesar de todo, y con su disminuida fuerza de voluntad, ella decidió dejarlo meses atrás y se marchó por unos días a una cabaña a esconderse de Alejandro mientras él aceptaba el rompimiento.En esos días él insisti
Alguien llamó a la puerta, Mariana supuso que Maru había llegado antes de la hora pautada. Cuando abrió su rostro se llenó de asombro, Alejandro se quedó mirándola fijo como un halcón cazando su presa. Llevaba puesto un traje color gris con una corbata finamente combinada, Mariana reconoció el traje, era el que ella misma le había regalado para su cumpleaños el año anterior. Con los hombros erguidos camino adentrándose en la cabaña.—Ya que no me invitas a pasar pues me invito yo solo.Ella dejó la puerta abierta.—¿Qué haces Alejandro?—Sabes la respuesta, pero te lo voy a decir; vine por ti, para llevarte conmigo.—No iré contigo, lo nuestro ya se acabó. —Alejandro puso una dura expresión y le habló con una voz fuerte.—Lo muestro acabará cuando a mi se me dé la gana. —Mariana se afligió.—Alejandro esto no puede continuar así, tenemos demasiados problemas. —Él se metió la mano debajo de la chaqueta y sacó un revólver, rápidamente se acercó a ella y lo puso sobre su frente, Marina c
Alexa regresó con Alejandro, él se encontraba con su padre intentando estar calmado, pero estaba que iba a esa sala a traer a su prometida así fuera a rastras. Se quedó mirando a su hermana con una dura expresión en el rostro.—¿Qué espera Mariana para venir y acabar ya con esta maldita ceremonia? ya estoy perdiendo la paciencia. —Mariana se ha ido. —El padre de Alejandro dijo:—¡¿Cómo que se ha ido?! —Alejandro negó con la cabeza.—Esto debe ser una broma, una maldita broma de muy mal gusto. —Alexa con cara de preocupación respondió:—No es una broma Alberto y Daniel ya se fueron a buscarla a la casa. Alejandro fue a donde estaban los demás, Ignacio su padre y Alexa fueron con él. Cuando vio a Altagracia frunció los labios y mostró sus dientes antes de decir:—¿Dónde está? —Altagracia se sentía muy avergonzada.—No lo sé, fue al tocador y no regresó más, Renato y Daniel ya fueron a buscarla.—Mariana no puede hacerme esto.—Mejor calmate hijo. —Dijo Andrea. —Alejandro muy furioso
Renato dejó a Daniel en la casa y se fue a la casa de la familia Alcázar a hablar con los padres de Alejandro y ponerlos al tanto de la situación.Cuando llegó Alejándro estaba con ellos y otros miembros de la familia en la sala. Con una actitud desesperada se acercó a él.—¿Dónde está Mariana? Necesito hablar con ella.Renato lo miró con reproche.—Quiero hablar contigo y con tus padres a solas. —La sala estaba llena de gente, Andrea le dijo:—Podemos ir al estudio.Se metieron al estadio, Alejandro le dijo:—¿Mariana por qué huyó de la iglesia? —Renato puso una dura mirada sobre Alejandro.—¿Aún tienes la desfachatez de preguntar? Mariana ya me contó todo, que la amenazaste con un revólver prometiendo matarla si no se casaba contigo; también me contó que la golpeabas. —Andrea asombrada se tapó la boca. Ignacio miró a Alejandro:—¿Es eso cierto?—No papá, yo la amo, jamás le haría daño; eso es mentira.—Mi hija no es una mentirosa, te tiene miedo, está en la casa temblando diciendo q
José Ignacio descubrió que estaba enamorado de Mariana. Necesitaba contárselo a alguien, miró hacia la ventana de la habitación de Juan Carlos, su hermano gemelo, quien casi nunca salía, porque se valía de una silla de ruedas para poder movilizarse. Le pareció buena idea contarle lo que sucedía en su vida amorosa, y confiarle su secreto acerca de que había hecho el amor con Mariana.Juan Carlos no aplaudió a su hermano.—¡Por Dios José Ignacio! ella es la novia de Alejandro, no debiste llevarla a la cama.—No tenía intenciones de hacerlo, las cosas se fueron dando solas y terminamos haciendo el amor —Puso una mirada soñadora—. Fue la noche más feliz de mi vida, todo lo que había alrededor desapareció; éramos Mariana y yo solos en una nube de amor, de pasión desenfrenada. Me volví loco por ella; su piel, sus labios, su aliento —Meneó la cabeza—. Deseo que se repita una y otra vez.—Ya está casada con Alejandro, tu mejor amigo.—No se casó con él, huyó de la iglesia.—Pobre Alejandro, p
Braulio intentó hacer que su hijo cambiará de parecer y desistiera de viajar a Miami a buscar a Mariana.—Esto que vas a hacer es una locura; piensa en Alejandro, en nosotros, en tus padrinos Ignacio y Andrea, hasta Annie.—No importa nada, amo a Mariana, y no te preocupes papá, no pienso regresar a México con ella, me la llevaré a Europa, si ella está dispuesta a irse conmigo nos iremos los dos y comenzaremos nuestras vidas lejos de las habladurías de la gente y de los reproches de mi familia y de los Alcázar.No logró convencerlo, por encima de la voluntad de su familia se marchó a Miami a buscar a Mariana.Los Salvatierra se quedaron en la sala de su casa hablando del asunto.—Ese muchacho se vivió loco. —Comentó Braulio, Blanca les dijo:—Pobre Annie cuando se entere que su novio la cambió por otra.—Y por una desvergonzada. —Agregó Inés.—Creo que voy a llamar a Altagracia y le diré lo que sucede con la sinvergüenza de su hija, estoy segura que ellos tampoco querrán que los Alcáza
Mariana llegó a la cafetería donde citó a Alejandro, él ya la estaba esperando; se puso de pie y sacó la silla para que ella se sentara.—Gracias. —Dijo ella con un tono de voz apaciguada; él se sentó.—Ordené que te preparen el café como te gusta.—Gracias, pero no tomaré café.—Está bien, solo intentaba…—Lo sé. —Alejandro se quedó mirándola, observó su cabello largo y ondulado con destellos de color chocolate y dorado.—Te he extrañado mucho, todos estos días separado de ti han sido un tormento. Dime, ¿estás enojada conmigo? ¿te hice algo sin saberlo? —Mariana agachó el rostro.—No hiciste nada. —Él acongojado agregó:—Entonces es por algo que descuidé —Le agarró la mano —. He intentado cambiar, sabes que me he esmerado en no ser celoso y he tratado de dejar que tengas espacio, ¿qué más me faltó hacer?—Los últimos meses has sido muy bueno, demostraste mucho que querías cambiar, pero yo… ya no te amo, lo que sentía por ti no sé en qué momento se acabó.—Pero las cosas iban bien ent