Alexa regresó con Alejandro, él se encontraba con su padre intentando estar calmado, pero estaba que iba a esa sala a traer a su prometida así fuera a rastras. Se quedó mirando a su hermana con una dura expresión en el rostro.
—¿Qué espera Mariana para venir y acabar ya con esta m*****a ceremonia? ya estoy perdiendo la paciencia.—Mariana se ha ido. —El padre de Alejandro dijo:—¡¿Cómo que se ha ido?! —Alejandro negó con la cabeza.—Esto debe ser una broma, una m*****a broma de muy mal gusto. —Alexa con cara de preocupación respondió:—No es una broma Alberto y Daniel ya se fueron a buscarla a la casa. Alejandro fue a donde estaban los demás, Ignacio su padre y Alexa fueron con él. Cuando vio a Altagracia frunció los labios y mostró sus dientes antes de decir:—¿Dónde está? —Altagracia se sentía muy avergonzada.—No lo sé, fue al tocador y no regresó más, Renato y Daniel ya fueron a buscarla.—Mariana no puede hacerme esto.—Mejor calmate hijo. —Dijo Andrea. —Alejandro muy furioso respondió:—¿Cómo quieres que me calme cuando esa atrevida me dejó plantado delante de todo el mundo?—Tiene qué haber una buena explicación para lo que hizo.—Por supuesto que Mariana me tiene que dar una explicación. —Dijo agresivamente y salió a la calle, Ignacio lo siguió.—¿Alejandro a dónde vas?—A buscarla.—No deberías hacerlo, estás fuera de control, es mejor que esperes a que se calmen las cosas.—No me importa, si tengo que matarla lo haré. —Llegaron a donde se encontraban los autos, se acercó al de su hermana, Ignacio insistió.—Alejandro no puedes salirte de control.—Ya estoy fuera de control. Los demás también llegaron.—Alexa dame las llaves de tu auto.—No, no puedes marcharte así como estás.—Damelas.—No, en este momento no puedes ir a buscarla. —Alejandro dejó que la ira lo dominara y le dio una fuerte palmada al auto de su hermana y gritó:—¿Qué se supone que debo hacer ahora? —Le dio puntapiés al auto.—¡Debes calmarte —gritó su padre!—. Ya lo que fue, fue, y no se puede cambiar.—¡La mataré, lo juro! De Alejandro Alcázar nadie se burla.Mariana llegó a la casa, subió la escaleras y se metió a su habitación. Cerró la puerta y se recostó detrás de esta, seguidamente se soltó a llorar, tenía miedo de Alejandro y de lo que él fuera capaz de hacer. Tenía en mente huir y desaparecer para que él no pudiera atraparla. Estaba casi paralizada por el miedo que sentía, sin embargo pensó con la cabeza. Rápidamente buscó una maleta pequeña, empacó algunas cosas y sus documentos para viajar fuera del país. De pronto llegaron Renato y Daniel.Renato tocó la puerta de la habitación.—¿Mariana estás ahí? abre. —Mariana escondió la maleta en el ropero mientras su padre continuó insistiendo. Ella abrió.—¿Qué sucedió? ¿Por qué huiste de la iglesia? —Mariana abrazó a su padre y se puso a llorar, Alberto sintió que su corazón se encogió, se consternó por dentro preguntándose qué estaba pasando con su hija—Dime qué sucede. —Altagracia llegó en ese momento, en tono de reproche le dijo:—¿Por qué dejaste plantado a tu prometido? ¿Acaso te has vuelto loca? —Mariana seguía llorando—. Responde mi pregunta.—No puedo casarme con Alejandro.—¿Por qué? —Dijo Renato. —Mariana se alejó de su padre y entró a su habitación, se arropó con sus propios brazos y lloró. Altagracia algo alterada le dijo:—Dinos de una vez por todas qué sucede contigo.—¡Estoy embarazada de otro hombre! —Gritó Mariana.—¿Qué estás diciendo? —Agregó Alberto mientras que Altagracia se tapó la boca horrorizada.—Dejé de amar a Alejandro hace mucho tiempo, pero cuando intenté dejarlo me amenazó con matarme si me rehusaba a casarme con él.—¿Por qué no nos lo había dicho? —Le dijo su madre.—Me da miedo, Alejandro está loco, actúa como un psicópata. —Alberto no salía de asombro aun así tenía una incógnita.—¿Cómo es eso que estás esperando un hijo de otro hombre?—Sí… estoy embarazada, y no es de él.—Pero debiste romper ese compromiso, ¿qué pretendías hacer casándote cuando esperas al hijo de otro hombre?—No quiero que Alejandro me mate, por eso intenté casarme. —Altagracia agregó:—¿Alejandro piensa que él es el padre?—No sabe nada, pensaba hacerle creer que había quedado embarazada en la luna de miel.—Pero…—Debo desaparecer, si no lo hago él va a matarme. —Daniel le dijo:—Debes tranquilizarte, Alejandro no podrá tocarte ni hacerte daño, para eso estamos nosotros, para protegerte.—Tiene un revólver, es un hombre peligroso, me golpeó muchas veces y me amenazó de muerte. —Altagracia abismada agregó:—¡No puedo creer que mi hija haya estado a punto de casarse con un monstruo!—De todos modos debes aclarar las cosas con Alejandro. —Le dijo Renato.—No quiero volverlo a verlo papá, me iré ahora mismo.—¿Qué estás diciendo? —No puedo quedarme aquí papá, Alejandro vendrá a matarme.—Eso no va a suceder, nosotros te vamos a proteger, debiste decirnos la verdad desde el principio, así nos habríamos evitado todo este desastre.—Me quiero ir. —¿A dónde pretendes irte sola así como estás embarazada? —Agregó Altagracia.—Lejos donde él no me pueda encontrar.—No irás a ninguna parte —Dijo Renato—. Yo me haré cargo de poner a Alejandro en su lugar, ahora mismo voy a hablar con sus padres. —¿Quién es el padre? —Preguntó Altagracia, Mariana agachó el rostro y se quedó muda.—No te quedes callada, el padre debe hacerse responsable de esa criatura. —Ella negó con la cabeza.—Contéstale a tu madre, debemos saber quién es para saber a qué atenernos. Este problema con Alejandro nos traerá consecuencias para la empresa, Ignacio debe estar más indignado que su propio hijo, y cuando todos se enteren que estás embarazada de otro hombre, tanto nosotros como los Alcázar seremos el hazme qué hablar de todo Miami y medio México.—Por eso lo mejor es que me vaya… lejos.—¿Quién es el padre? ese hombre debe responder casándose contigo.—No me voy a casar con él.—Por qué, si fuiste capaz de embarazarte de él es porque te gustó. Ahora mira todo este lío. ¿Quién es?—No creo que él esté preparado para casarse conmigo, ni siquiera nos conocemos bien. —Alberto le miró el vientre.—Me parece que ya se conocieron demasiado.Mariana se rehusó a revelar a su familia la identidad del padre de su hijo, Altagracia intervino por ella y se llevó a Renato y a Daniel para la sala, luego mandó a la mucama a subirle un té a Mariana.En la sala se sentaron, Renato se veía molesto, tenía el ceño fruncido. Altagracia le dijo:—No debes presionarla tanto, está desesperada.—Me da indignación pensar que ese tipo que la preño no está aquí con ella asumiendo su responsabilidad, a mi hija le tocará sola enfrentar a Alejandro y a toda su familia. Él debería estar con ella dándole apoyo. —Daniel agregó:—Si ella no le ha dicho nada acerca del embarazo, ¿cómo va a estar aquí ese hombre?—Daniel tiene razón. —Agregó Altagracia. Renato se puso de pie.—Me voy a hablar con los Alcázar.Renato dejó a Daniel en la casa y se fue a la casa de la familia Alcázar a hablar con los padres de Alejandro y ponerlos al tanto de la situación.Cuando llegó Alejándro estaba con ellos y otros miembros de la familia en la sala. Con una actitud desesperada se acercó a él.—¿Dónde está Mariana? Necesito hablar con ella.Renato lo miró con reproche.—Quiero hablar contigo y con tus padres a solas. —La sala estaba llena de gente, Andrea le dijo:—Podemos ir al estudio.Se metieron al estadio, Alejandro le dijo:—¿Mariana por qué huyó de la iglesia? —Renato puso una dura mirada sobre Alejandro.—¿Aún tienes la desfachatez de preguntar? Mariana ya me contó todo, que la amenazaste con un revólver prometiendo matarla si no se casaba contigo; también me contó que la golpeabas. —Andrea asombrada se tapó la boca. Ignacio miró a Alejandro:—¿Es eso cierto?—No papá, yo la amo, jamás le haría daño; eso es mentira.—Mi hija no es una mentirosa, te tiene miedo, está en la casa temblando diciendo q
José Ignacio descubrió que estaba enamorado de Mariana. Necesitaba contárselo a alguien, miró hacia la ventana de la habitación de Juan Carlos, su hermano gemelo, quien casi nunca salía, porque se valía de una silla de ruedas para poder movilizarse. Le pareció buena idea contarle lo que sucedía en su vida amorosa, y confiarle su secreto acerca de que había hecho el amor con Mariana.Juan Carlos no aplaudió a su hermano.—¡Por Dios José Ignacio! ella es la novia de Alejandro, no debiste llevarla a la cama.—No tenía intenciones de hacerlo, las cosas se fueron dando solas y terminamos haciendo el amor —Puso una mirada soñadora—. Fue la noche más feliz de mi vida, todo lo que había alrededor desapareció; éramos Mariana y yo solos en una nube de amor, de pasión desenfrenada. Me volví loco por ella; su piel, sus labios, su aliento —Meneó la cabeza—. Deseo que se repita una y otra vez.—Ya está casada con Alejandro, tu mejor amigo.—No se casó con él, huyó de la iglesia.—Pobre Alejandro, p
Braulio intentó hacer que su hijo cambiará de parecer y desistiera de viajar a Miami a buscar a Mariana.—Esto que vas a hacer es una locura; piensa en Alejandro, en nosotros, en tus padrinos Ignacio y Andrea, hasta Annie.—No importa nada, amo a Mariana, y no te preocupes papá, no pienso regresar a México con ella, me la llevaré a Europa, si ella está dispuesta a irse conmigo nos iremos los dos y comenzaremos nuestras vidas lejos de las habladurías de la gente y de los reproches de mi familia y de los Alcázar.No logró convencerlo, por encima de la voluntad de su familia se marchó a Miami a buscar a Mariana.Los Salvatierra se quedaron en la sala de su casa hablando del asunto.—Ese muchacho se vivió loco. —Comentó Braulio, Blanca les dijo:—Pobre Annie cuando se entere que su novio la cambió por otra.—Y por una desvergonzada. —Agregó Inés.—Creo que voy a llamar a Altagracia y le diré lo que sucede con la sinvergüenza de su hija, estoy segura que ellos tampoco querrán que los Alcáza
Mariana llegó a la cafetería donde citó a Alejandro, él ya la estaba esperando; se puso de pie y sacó la silla para que ella se sentara.—Gracias. —Dijo ella con un tono de voz apaciguada; él se sentó.—Ordené que te preparen el café como te gusta.—Gracias, pero no tomaré café.—Está bien, solo intentaba…—Lo sé. —Alejandro se quedó mirándola, observó su cabello largo y ondulado con destellos de color chocolate y dorado.—Te he extrañado mucho, todos estos días separado de ti han sido un tormento. Dime, ¿estás enojada conmigo? ¿te hice algo sin saberlo? —Mariana agachó el rostro.—No hiciste nada. —Él acongojado agregó:—Entonces es por algo que descuidé —Le agarró la mano —. He intentado cambiar, sabes que me he esmerado en no ser celoso y he tratado de dejar que tengas espacio, ¿qué más me faltó hacer?—Los últimos meses has sido muy bueno, demostraste mucho que querías cambiar, pero yo… ya no te amo, lo que sentía por ti no sé en qué momento se acabó.—Pero las cosas iban bien ent
Alejandro llegó al apartamento de Chaustre, su amigo ya sabía que él iba a verse con Mariana. La mucama abrió la puerta, Alejandro pasó a la sala y Chaustre salió a recibirlo.Con la expresión que él llevaba en el rostro supo que las cosas no andaban bien.—¿Cómo te fue con Mariana?—Me fue de la mierda.—¿Qué explicación te dio? ¿Por qué se fue de la iglesia?—Me dijo que está preñada, y no es mío. —Chaustre abrió su boca y puso cara de sorpresa.—¡O sea que Mariana te montó el cuerno! —Alejandro le dio una palmada a la pared.—¡Sí,malditâ sea! Pero si lo que ella me dijo es verdad, la voy a matar, no me importa si está preñada, y torturaré al desgraciado que se atrevió a acostarse con ella siendo mi prometida, mí mujer.***Después de los reproches de su padre, Mariana se encerró a llorar en su habitación. Se tocó el vientre, sollozando se dijo:—Sé que cometí un error al estar con José Ignacio, pero no me arrepiento de este hijo que ahora llevo en mi vientre. Lo mejor es desaparece
Altagracia y Alberto se quedaron mirando con Daniel, este les dijo:—Creo que mi hermana encontró una buena solución para evitar más problemas, pero no estoy seguro que eso sea lo correcto, José Ignacio merece saber que va a tener un hijo.—Tu hermana supo hacer las cosas, nada ganamos con decirle a José Ignacio de ha embrazo, él puede continuar con su vida, Mariana con la suya, en Europa puede conocer a otro hombre que no tenga nada que ver con Alejandro, así los Alcázar no estarán tan ofendidos y tanto los Salvatierra como nosotros no nos veremos afectados.Mariana no ocultó de sí misma la pena que sintió por dentro al mentirle a José Ignacio, desalentada de ánimo se sentó a un lado de la cama y se tocó el vientre. "Le mentí a tu padre, él no merece esta mentira, pero es la única manera de evitar que mi familia y la de tu padre se vean afectadas. Si hubiera conocido antes a tu papá las cosas serían diferentes; no sé por qué el destino puso a Alejandro en mi camino antes que a José
Llegaron al jardín y se sentaron en la mesa junto a la piscina, Alejandro pese a que estaba despechado, notó que algo sucedía con su amigo; José Ignacio parecía andar de mal humor, además estaba muy callado y pensativo con la mirada hacia la nada.—¿Qué te está pasando José Ignacio?—¿Por qué lo preguntas?—Tienes una cara, la misma que tenía yo cuando Mariana me dejó plantado en el altar. —Jose Ignacio se quedó callado, Alejandro se inclinó hacia él y con tono de complicidad de dijo:—Es por una hembra que estás así, lo sé porque escuché a Braulio referirse a ella. —José Ignacio volteó y lo miró a los ojos, deseó soltar de una que se trataba de Mariana.—¿Qué escuchaste exactamente?—Lo que dijo tu papá, se refirió a ella de forma despectiva, prefiero no repetir sus palabras. —Están equivocados, es una buena mujer, cometió un error conmigo, eso no la hace mala; pero mi familia no lo entiende.—Lo mismo me está pasando con mi familia, acusan a Mariana porque huyó de la iglesia; lo t
Inés y Braulio tras bastidores le hicieron seguimiento al embarazo de Mariana, ese niño que nacería tenía en sus venas sangre de los Salvatierra, ellos no podían evitar sentir culpa de que ese pequeño fuera a crecer sin conocer su verdadero origen.Inés conversó con Altagracia y le pidió que le enviara por fax fotos del bebé.Por la noche a la hora de la cena, en la mesa solo estaban Braulio e Inés. A solas Braulio le Preguntó a su hermana:—¿Hablaste con Altagracia?—Sí, me dijo que todo está bien, Mariana recibió los regalos que enviamos para el bebé.—¿Le pediste fotos del bebé?—Sí, más tarde las enviará por fax. —Inés notó que Braulio estaba cabizbajo, él no tenía casi apetito y dejó el plato. Ella algo compasiva le dijo:—¿Estás triste por el niño verdad?—Ya es tarde para sentirse triste, ya nació y está lejos de nosotros, pero no dejo de pensar que pudimos haber hecho algo diferente que enviar a esa pobre muchacha tan lejos, ella pasó sola su embarazo, ahora mi nieto, mi prime