No sé en qué momento me dormí, Christian movió un poco mi brazo y me levantó. —No has comido nada. Tienes que comer algo. — dijo haciendo referencia a la bandeja que había junto a él, tenía unos hermosos hot cakes con miel, jugo de naranja y fresas picadas en un bold. —¿De dónde sacaste esas fresas? —dije riendo, hace mucho que no voy de compras. —Las coseché. — Respondió con picardía y amabilidad. —¡Ja! mentiroso. —Dije riendo y tomando un trozo. —Tienes razón, las pedí a domicilio, no me culpes. Cómelas todas, también pedí otras frutas, necesitas alimentarte mejor, en la nevera hay pescados y también conseguí fritos secos, aumentar la variedad. —Dijo preocupado y con amor. —Cuidaré de mí, no te preocupes. ¿Qué hora es? — dije mientras masticaba. —Ya estamos en la tarde, no te quise levantar antes porque estabas dormida muy profundamente. —Gracias. —Respondí. Me sentía muy descansada. —Mi vuelo sale esta noche, pero necesito saber que estarás bien, que vas a descansar y que
Los ladridos de Sol detuvieron nuestro beso, Christian se movió rápido para observar por la ventana mientras yo lo veía, sentía como crecía un dolor en el pecho, porque sentía que se me iba, se me iba todo con él. —Es el taxi. —Dijo.—Hace poco hablé con la editorial, les dije que estaba aquí, y bueno, que me había venido en tu coche. Como el mío se quedó en la fundación tengo que ir a buscarlo. —Parecía un poco apenado —Tranquilo, te entiendo, tienes cosas que hacer, supongo que no nos veremos más hasta que regreses. —Respondí. Los ladridos de Sol nos recordaban que quedaba poco tiempo, el taxi comenzaba a sonar su claxon y nos apuraba también. —Sí, creo que esta es la despedida. — se acercó un poco a mí y quitó un mechón rebelde, siempre lo hace, así que solo sonreí con nostalgia y no pude evitar derramar una lágrima. —Todo estará bien, Mónica. Sé que todo va estar bien. —Dijo, yo solo asentí. —por favor cuídate y avísame cualquier cosa. —No tengo que decirte que esa mujer es m
—¡Qué! —quise gritar, pero a la hora de hablar, salió una voz muy baja. Maximiliano trago saliva y me respondió. —Así es doctora, presenté mi renuncia esta mañana. Si sigo en la oficina, es porque quería disculparme con usted delante del director del hospital, por faltarle el respeto a ambos, a usted y a su esposo, también quisiera aprovechar la oportunidad para agradecerle todo lo que me ha enseñado durante este tiempo, fue un honor y un placer trabajar con una mujer tan inteligente. —Dijo mirando al suelo. —Pero Maximiliano, eres demasiado talentoso como para dejar la residencia. —le dije —Doctor Thomás, usted sabe que lo que estoy diciendo es verdad, él puede ser una eminencia también, y no querrá perderse de algo así hospital, procurar ser la cuna de doctores extraordinarios, pierde la oportunidad de seguir con ese estatus si Maximiliano se va. —Dije tratando de hacerlos entrar en razón. —Lo siento, doctora, pero en vista de lo sucedido y de las constantes llamadas de atenció
Han pasado cuatro días desde que Maximiliano fue trasladado a otro departamento. No voy a negar que se siente un vacío nivel profesional dentro del equipo, porque influye muchísimo en la toma de decisiones sobre los pacientes y además era muy eficiente, la culpa me ha estado carcomiendo durante mucho tiempo, porque sé que su vocación al igual que la mía, estaba dirigida hacia la cardiología. Mis días se volvieron más monótonos y simples que incluso cuando estaba con Christian, lo extraño mucho, pero también reconozco que las cosas no eran igual, me ha estado escribiendo, diciendo que se encuentra muy bien, que las conferencias ha sido todo un éxito, me envío fotografías en lugares turísticos y muy reconocidos de China, siempre está alrededor de muchas personas, es increíble que esté cumpliendo su sueño y sus libros lleguen a todos los rincones, me hace sentir tan feliz por él. Y aunque no me hablado nada acerca del divorcio, también ha tratado de mantener la distancia entre nosotro
Perdí la cuenta de las veces que hemos estado juntos, tan cerca y nos hemos convertidos en un solo ser, así como también perdí la noción del tiempo, solo sé que las brasas que se encuentran en la chimenea, se han vuelto tan poco que deben haber pasado mínimo unas 4 horas, todo este oscuro y silencioso, Max dibuja líneas en mi rostro y en mi pecho, creo que tampoco se lo creo, desde hace un rato estamos callados, descansando de las emociones y los revolcones, entendiendo todo lo que había pasado esta noche y entregándonos a la sensación. —Estoy enamorado de ti, Mónica, incluso antes de tenerte. — dijo bordeando mis costillas con sus dedos. —Yo también. —Dije mirándolo, me puse de lado y coloqué mi cabeza encima de mi brazo. —Fue muy difícil asimilarlo y aceptarlo, pero yo también estoy enamorada de ti, no sé en qué momento sucedió, pero así es. — dije sonriendo. Me volví a poner boca arriba, mirando el techo, pero él movió mi cara para que lo viera fijamente. —No tienes que avergonz
Max quitó cuidadosamente su mano de la mía, me duele tanto, pero también lo entiendo. Lo había escogido a él, quería quedarme con él, pero qué pasará con mi familia, con un hijo de por medio las cosas se complican mucho más y él también lo sabe. Christian se sintió cohibido por un momento, pero luego se acercó a mí preocupado, me tocó el rostro y observó cuidadosamente el par de rasguños que tenía en la cara. También inspeccionó mi pierna, habían detenido el sangrado, pero aun así las manchas de sangre en las vendas eran evidentes. —¿Qué fue lo que pasó? Mónica, ¿estás bien? ¿cómo te sientes? ¿te duele algo? —Estoy bien, gracias. No te preocupes y tú ¿estás bien? ¿cómo pudiste llegar de China tan rápido? ¿Qué pasó con la gira, la detuviste? —Decidí venir por navidad, me enteré del accidente cuando ya estaba en España, así que por eso no tarde tanto. —Me explicó. —Me llamaron del hospital y también de parte de la aseguradora, el carro quedó prácticamente inservible, cuando vi las f
Las manos me temblaban mientras sostenía mi teléfono tenía miedo de abrir el mensaje, pero lo hice. "Hola, Mónica. Espero que estés bien, estuve cerca de ti en el hospital, pero fue difícil de entrar. Christian nunca se fue, supongo que está haciendo muy bien su labor de esposo, pero me muero de ganas por verte, por favor veámonos. Sé que es complicado, pero me muero sin ti" Parecía que el collarín que cargaba me hacía más presión de la normal en el cuello y me faltaba el aire, miré a un lado y Christian estaba profundamente dormido, incluso roncando. "Max, tienes que entender que lo que está pasando es real, no puedo dejar a mi esposo, tengo que hacerme responsable de esta vida que crece dentro de mí, no puedo simplemente salir corriendo y tampoco puedo seguir dándole razones a Christian para que dude de mí, incluso llegó a pensar que el bebé podía hacer tuyo. No quiero que se confunda más, no quiero que se enoje más, él no se merece eso" Respondí "Entonces dile que es mío, dile
Cristian seguía sin responder y mi mano permanecía con la camisa apretada dentro del puño, arrugándola sin pensar en todas las razones anteriores que le había dado para cuidarla. ¿Irónico no? —Respóndeme. — le grité. — ¿te estás acostando con esa mujer? Él volteó, miró la cocina y la apagó. Apoyó sus manos del mesón y se quedó en esa posición un buen rato, estaba pensando, pero a la vez estaba asustado, como si no pudiera ordenar sus ideas en la mente. —Claro que te estás acostando con esa mujer. — dije tirando la camisa al suelo con rabia, con tanta rabia como no había sentido antes. Y luego la pisé y la escupí. Traté de controlar mi respiración e intenté subir por las escaleras, pero tuve que sostenerme de los barrotes de las escaleras porque las piernas me temblaban. —¿Crees que tienes derecho de insultarme o de reclamarme algo? — me gritó desde la cocina, venía caminando hacia mí, estaba frustrado y molesto. —¿Qué? ¿De qué estás hablando? —Dije con cara de confusión, porque