Han pasado cuatro días desde que Maximiliano fue trasladado a otro departamento. No voy a negar que se siente un vacío nivel profesional dentro del equipo, porque influye muchísimo en la toma de decisiones sobre los pacientes y además era muy eficiente, la culpa me ha estado carcomiendo durante mucho tiempo, porque sé que su vocación al igual que la mía, estaba dirigida hacia la cardiología. Mis días se volvieron más monótonos y simples que incluso cuando estaba con Christian, lo extraño mucho, pero también reconozco que las cosas no eran igual, me ha estado escribiendo, diciendo que se encuentra muy bien, que las conferencias ha sido todo un éxito, me envío fotografías en lugares turísticos y muy reconocidos de China, siempre está alrededor de muchas personas, es increíble que esté cumpliendo su sueño y sus libros lleguen a todos los rincones, me hace sentir tan feliz por él. Y aunque no me hablado nada acerca del divorcio, también ha tratado de mantener la distancia entre nosotro
Perdí la cuenta de las veces que hemos estado juntos, tan cerca y nos hemos convertidos en un solo ser, así como también perdí la noción del tiempo, solo sé que las brasas que se encuentran en la chimenea, se han vuelto tan poco que deben haber pasado mínimo unas 4 horas, todo este oscuro y silencioso, Max dibuja líneas en mi rostro y en mi pecho, creo que tampoco se lo creo, desde hace un rato estamos callados, descansando de las emociones y los revolcones, entendiendo todo lo que había pasado esta noche y entregándonos a la sensación. —Estoy enamorado de ti, Mónica, incluso antes de tenerte. — dijo bordeando mis costillas con sus dedos. —Yo también. —Dije mirándolo, me puse de lado y coloqué mi cabeza encima de mi brazo. —Fue muy difícil asimilarlo y aceptarlo, pero yo también estoy enamorada de ti, no sé en qué momento sucedió, pero así es. — dije sonriendo. Me volví a poner boca arriba, mirando el techo, pero él movió mi cara para que lo viera fijamente. —No tienes que avergonz
Max quitó cuidadosamente su mano de la mía, me duele tanto, pero también lo entiendo. Lo había escogido a él, quería quedarme con él, pero qué pasará con mi familia, con un hijo de por medio las cosas se complican mucho más y él también lo sabe. Christian se sintió cohibido por un momento, pero luego se acercó a mí preocupado, me tocó el rostro y observó cuidadosamente el par de rasguños que tenía en la cara. También inspeccionó mi pierna, habían detenido el sangrado, pero aun así las manchas de sangre en las vendas eran evidentes. —¿Qué fue lo que pasó? Mónica, ¿estás bien? ¿cómo te sientes? ¿te duele algo? —Estoy bien, gracias. No te preocupes y tú ¿estás bien? ¿cómo pudiste llegar de China tan rápido? ¿Qué pasó con la gira, la detuviste? —Decidí venir por navidad, me enteré del accidente cuando ya estaba en España, así que por eso no tarde tanto. —Me explicó. —Me llamaron del hospital y también de parte de la aseguradora, el carro quedó prácticamente inservible, cuando vi las f
Las manos me temblaban mientras sostenía mi teléfono tenía miedo de abrir el mensaje, pero lo hice. "Hola, Mónica. Espero que estés bien, estuve cerca de ti en el hospital, pero fue difícil de entrar. Christian nunca se fue, supongo que está haciendo muy bien su labor de esposo, pero me muero de ganas por verte, por favor veámonos. Sé que es complicado, pero me muero sin ti" Parecía que el collarín que cargaba me hacía más presión de la normal en el cuello y me faltaba el aire, miré a un lado y Christian estaba profundamente dormido, incluso roncando. "Max, tienes que entender que lo que está pasando es real, no puedo dejar a mi esposo, tengo que hacerme responsable de esta vida que crece dentro de mí, no puedo simplemente salir corriendo y tampoco puedo seguir dándole razones a Christian para que dude de mí, incluso llegó a pensar que el bebé podía hacer tuyo. No quiero que se confunda más, no quiero que se enoje más, él no se merece eso" Respondí "Entonces dile que es mío, dile
Cristian seguía sin responder y mi mano permanecía con la camisa apretada dentro del puño, arrugándola sin pensar en todas las razones anteriores que le había dado para cuidarla. ¿Irónico no? —Respóndeme. — le grité. — ¿te estás acostando con esa mujer? Él volteó, miró la cocina y la apagó. Apoyó sus manos del mesón y se quedó en esa posición un buen rato, estaba pensando, pero a la vez estaba asustado, como si no pudiera ordenar sus ideas en la mente. —Claro que te estás acostando con esa mujer. — dije tirando la camisa al suelo con rabia, con tanta rabia como no había sentido antes. Y luego la pisé y la escupí. Traté de controlar mi respiración e intenté subir por las escaleras, pero tuve que sostenerme de los barrotes de las escaleras porque las piernas me temblaban. —¿Crees que tienes derecho de insultarme o de reclamarme algo? — me gritó desde la cocina, venía caminando hacia mí, estaba frustrado y molesto. —¿Qué? ¿De qué estás hablando? —Dije con cara de confusión, porque
Lloré tanto, como no había llorado jamás en mi vida, por fin había tenido la oportunidad de tener una familia, esa familia que soñé tantas veces mientras era una niña y estaba sola en el orfanato. Mi oportunidad de tener padres se había desvanecido, pero la de dar vida no, y aunque tenía muchísimo miedo, desde el día en el que supe que un bebé crecía dentro de mí, sabía que me atrevería a cualquier cosa por él, daría todo para ser la mejor madre que pudiera existir. Me siento tan culpable, tantas decisiones que tome que me llevaron a esto, pasar la noche junto a Max, tener el accidente que provocó que el embarazo fuera de alto riesgo, quitarle la camisa Christian y descubrir que me estaba engañando, alterarme por todo lo que pasó. Si hubiera evitado alguna de esas cosas, mi bebé no se habría ido al cielo. Y qué procede ahora, qué tengo que hacer, podría hacerle una tumba a la cual llevarle flores y recordar que algún día, aunque no por mucho tiempo fui madre —Amiga. — escuché deci
—Mónica, Mónica por Dios, despierta. — escuchaba la voz de Christian, estaba estremeciendo mi cuerpo.Durante el tiempo en el que me quedé dormida, soñé que estaba caminando por un lugar muy oscuro, parecía que todo era negro. Pero había un poco de agua en el suelo, no mucha pero lo suficiente para cubrir mis dedos de los pies, me sentía curiosa, así que camine por todo el espacio tratando de buscar a alguien o algo pero no había nada, camine, camine y camine hasta que encontré un gran espejo, en él podía verme tal cual era sentí que de un momento a otro el suelo se estremeció, mire abajo y efectivamente en el agua parecía que habían ondas, si se había movido, cuando levante la mirada en el espejo había una pequeña niña, era yo en mi época de orfanato, la peor, aquella en la que entendí que todos los niños serían adoptados menos yo, fue muy difícil de asimilar.Cada noche me preguntaba porque nadie me quería, que era lo que estaba haciendo mal, cuál era mi defecto, que debía hacer, po
Desde que me mudé, decidí escribir todo lo que me sucedía en un pequeño diario, dicen que es una manera muy efectiva de sacar todo lo que sentimos, y es una recomendación que dejó la señora Meredith a todos los pacientes y Susan como buena sucesora, lo sigue recomendando, es una manera de desahogarse sin tener la necesidad de contarle a nadie lo que nos sucede, además me hacía sentir libre acompañada, luego podía leerlo y entenderme mejor. Así que comencé a escribir un recuento del último tiempo, sentada en mi pequeño escritorio, el que me habían dejado en mi habitación, Susan lo trajo, pero sé que fue un detalle de Maximiliano. Comencé un nuevo cuaderno y por eso decidí hacer un resumen de lo que trató el último. Saqué mis plumas y escogí la de color azul. Han pasado dos meses desde que fui internada en la fundación, la verdad es que ya me siento mucho mejor, cada día tengo una sesión de terapia y los psicólogos me han ayudado mucho a superar la muerte de mi bebé, Christian me ha