Las manos me temblaban mientras sostenía mi teléfono tenía miedo de abrir el mensaje, pero lo hice. "Hola, Mónica. Espero que estés bien, estuve cerca de ti en el hospital, pero fue difícil de entrar. Christian nunca se fue, supongo que está haciendo muy bien su labor de esposo, pero me muero de ganas por verte, por favor veámonos. Sé que es complicado, pero me muero sin ti" Parecía que el collarín que cargaba me hacía más presión de la normal en el cuello y me faltaba el aire, miré a un lado y Christian estaba profundamente dormido, incluso roncando. "Max, tienes que entender que lo que está pasando es real, no puedo dejar a mi esposo, tengo que hacerme responsable de esta vida que crece dentro de mí, no puedo simplemente salir corriendo y tampoco puedo seguir dándole razones a Christian para que dude de mí, incluso llegó a pensar que el bebé podía hacer tuyo. No quiero que se confunda más, no quiero que se enoje más, él no se merece eso" Respondí "Entonces dile que es mío, dile
Cristian seguía sin responder y mi mano permanecía con la camisa apretada dentro del puño, arrugándola sin pensar en todas las razones anteriores que le había dado para cuidarla. ¿Irónico no? —Respóndeme. — le grité. — ¿te estás acostando con esa mujer? Él volteó, miró la cocina y la apagó. Apoyó sus manos del mesón y se quedó en esa posición un buen rato, estaba pensando, pero a la vez estaba asustado, como si no pudiera ordenar sus ideas en la mente. —Claro que te estás acostando con esa mujer. — dije tirando la camisa al suelo con rabia, con tanta rabia como no había sentido antes. Y luego la pisé y la escupí. Traté de controlar mi respiración e intenté subir por las escaleras, pero tuve que sostenerme de los barrotes de las escaleras porque las piernas me temblaban. —¿Crees que tienes derecho de insultarme o de reclamarme algo? — me gritó desde la cocina, venía caminando hacia mí, estaba frustrado y molesto. —¿Qué? ¿De qué estás hablando? —Dije con cara de confusión, porque
Lloré tanto, como no había llorado jamás en mi vida, por fin había tenido la oportunidad de tener una familia, esa familia que soñé tantas veces mientras era una niña y estaba sola en el orfanato. Mi oportunidad de tener padres se había desvanecido, pero la de dar vida no, y aunque tenía muchísimo miedo, desde el día en el que supe que un bebé crecía dentro de mí, sabía que me atrevería a cualquier cosa por él, daría todo para ser la mejor madre que pudiera existir. Me siento tan culpable, tantas decisiones que tome que me llevaron a esto, pasar la noche junto a Max, tener el accidente que provocó que el embarazo fuera de alto riesgo, quitarle la camisa Christian y descubrir que me estaba engañando, alterarme por todo lo que pasó. Si hubiera evitado alguna de esas cosas, mi bebé no se habría ido al cielo. Y qué procede ahora, qué tengo que hacer, podría hacerle una tumba a la cual llevarle flores y recordar que algún día, aunque no por mucho tiempo fui madre —Amiga. — escuché deci
—Mónica, Mónica por Dios, despierta. — escuchaba la voz de Christian, estaba estremeciendo mi cuerpo.Durante el tiempo en el que me quedé dormida, soñé que estaba caminando por un lugar muy oscuro, parecía que todo era negro. Pero había un poco de agua en el suelo, no mucha pero lo suficiente para cubrir mis dedos de los pies, me sentía curiosa, así que camine por todo el espacio tratando de buscar a alguien o algo pero no había nada, camine, camine y camine hasta que encontré un gran espejo, en él podía verme tal cual era sentí que de un momento a otro el suelo se estremeció, mire abajo y efectivamente en el agua parecía que habían ondas, si se había movido, cuando levante la mirada en el espejo había una pequeña niña, era yo en mi época de orfanato, la peor, aquella en la que entendí que todos los niños serían adoptados menos yo, fue muy difícil de asimilar.Cada noche me preguntaba porque nadie me quería, que era lo que estaba haciendo mal, cuál era mi defecto, que debía hacer, po
Desde que me mudé, decidí escribir todo lo que me sucedía en un pequeño diario, dicen que es una manera muy efectiva de sacar todo lo que sentimos, y es una recomendación que dejó la señora Meredith a todos los pacientes y Susan como buena sucesora, lo sigue recomendando, es una manera de desahogarse sin tener la necesidad de contarle a nadie lo que nos sucede, además me hacía sentir libre acompañada, luego podía leerlo y entenderme mejor. Así que comencé a escribir un recuento del último tiempo, sentada en mi pequeño escritorio, el que me habían dejado en mi habitación, Susan lo trajo, pero sé que fue un detalle de Maximiliano. Comencé un nuevo cuaderno y por eso decidí hacer un resumen de lo que trató el último. Saqué mis plumas y escogí la de color azul. Han pasado dos meses desde que fui internada en la fundación, la verdad es que ya me siento mucho mejor, cada día tengo una sesión de terapia y los psicólogos me han ayudado mucho a superar la muerte de mi bebé, Christian me ha
Seguí acariciando a Sol un buen rato mientras Maximiliano nos veía sentado en el banco. —¿Te incomoda estar cerca de mí? —pregunto. —No, Mónica. —Empezó a reír. — Todo lo contrario, traté de no molestarte para no incomodarte. — dijo mirando el horizonte. Ya era de noche. Todo estaba muy oscuro, había luciérnagas rodeando el árbol, solo estaba cansada de tanto jugar y yo feliz de tenerla, junto a mí. —Discúlpame si te hice sentir eso. De verdad, tú no eres culpable de nada de lo que me pasó Maximiliano. —Tú no me hiciste sentir así. Creo que yo mismo me culpe. —Dijo suspirando. Lo miré, estiré mi mano y él la tomó. —Quedemos en paz, por favor, no quiero regresar al hospital y sentir que hay una tensión entre los dos. —Dije tratando de dejar todo el dolor atrás. Sonrió. —Está bien. Yo tampoco quiero que estemos mal. Así que gracias por hablar conmigo. —Dijo suspirando. —Gracias a ti. —Sonreí y volví a ver a Sol, acariciándola y lanzando una rama que había caído del árbol. Él
Max ha venido a visitarme todos los días, después de salir del hospital o antes de entrar, siempre viene, desde que hicimos el amor nos volvimos inseparables, por el amor y el deseo que parece que ni con agua fría puede ser apagado. Aunque la fundación está llena de personas, siempre encontramos un espacio en dónde entregarnos el uno al otro, es tan maravilloso, tan excitante y tan delicioso de sentir. Me siento joven, a veces un poco culpable por haber vivido con tantas reglas mi vida antes, pero decidí no castigarme y simplemente disfrutar el momento.Me quedan pocos días dentro de la fundación, aún no concreto con Christian sí regresaré a la casa mientras él permanece de viaje o si mejor la vendemos y repartimos el dinero, no hizo falta que le explicara que en este momento estoy con Maximiliano, la verdad es que creo que él lo planificó todo al pedirle que trajera Sol, me duele, pero también sé que lo hace de buena intención y que él también tratara de hacer feliz por su parte. Es
—Qué pasa? Te ves muy seria, me asustas, no estoy preparado para escuchar nada serio y al parecer es algo serio, ¿y si comemos primero? Así no dañamos la comida. —Dijo riendo. —Bueno la verdad es que sí es serio, por favor, no seas tonto, necesito tu ayuda en esto, creo que es importante para tu familia, pero siéntate por favor Le di palmadas al suelo junto a mí, ara que se sentara más cerca. Me hizo caso y se sentó en un espacio vacío entre tanto papeleo. —Encontré algunas cosas personales de tu mamá y también encontré estas bellas fotos— dije mostrándole el sobre que había visto antes. Se sorprendió y lo miró con tristeza. —El sobre es del lugar donde mi madre mandaba a revelar sus fotografías, creo que hicieron una fortuna con ella. —Dijo riendo. — estaba muy pequeño en estás fotos, pero lo recuerdo, papá le había regalado una cámara nueva y todo el tiempo me estaba tomando fotos, ese día hizo un delicioso pay de limón. — dijo con una sonrisa en su rostro. —la última fotografí